La AGN confirmó el deterioro de las cuentas del Correo Argentino durante la gestión estatal
Es el cuarto informe desde que la empresa fue reestatizada, y corresponde a 2013. Según el trabajo, pese a que las elecciones de ese año le permitieron mayores ingresos, la firma gastó un 14% más de lo que recaudó, y terminó con pérdidas por $ 637 millones. Además, usó “canales informales” para pedir rebajas a sus proveedores. Y dividió licitaciones aunque estaba prohibido.
Mientras se esperan los resultados del examen de la Auditoría General de la Nación (AGN) sobre el acuerdo entre el Estado y el Grupo Socma por el Correo Argentino, el organismo de control aprobó un nuevo informe en el que analizó la gestión estatal de la empresa y confirmó un “deterioro en los estados contables correspondientes al ejercicio 2013”, con pérdidas que ascendieron a casi 637 millones de pesos.
Según esta investigación, la cuarta desde que la empresa fue reestatizada, en 2013 Correo Argentino tuvo un 25,3 por ciento más ingresos de los previstos gracias, en mayor medida, a su participación en las elecciones legislativas de aquel año.
Sin embargo, como “los gastos operativos se incrementaron un 37 por ciento”, impulsados por los rubros transporte y personal, la Auditoría detectó que la empresa desembolsó un 14 por ciento más de lo que recaudó; es decir que, por cada 100 pesos cobrados, terminó erogando $ 114.
“Una de las causas del deterioro de las cuentas de la empresa radicó en el atraso tarifario y los aumentos de costos y de personal”, concluyó la AGN, y detalló que “la pérdida del ejercicio 2013 alcanzó los $ 636,9 millones, lo que significó un incremento del 39% respecto (al déficit) del año anterior”.
Ante este panorama, el organismo de control recordó que el Estado nacional aportó unos 284 millones de pesos para “reducir el quebranto reflejado en los estados contables”, que terminaron arrojando un saldo negativo de $ 352,9 millones.
Este incremento de los pasivos provocó que “la solvencia de la empresa cayera en un 64 por ciento en 2013”, completó la AGN.
Sobre compras y contrataciones
Por otra parte, el informe detalló la manera en que Correo Argentino hacía sus compras y contrataciones durante el año analizado.
En ese sentido, se observó que “la normativa de la empresa no establece un mecanismo para las compras directas que se realizan sin competencia de precios”. Para tener una idea de la magnitud del hallazgo, los auditores examinaron una “muestra representativa de legajos” y notaron que el 42,6 por ciento de ese universo correspondía a compras directas y que, de ese total, el 23 por ciento de las operaciones fueron por montos superiores al millón de pesos.
Con respecto a los concursos de precios, la norma vigente en Correo Argentino establece que en el acto de aperturas de ofertas deben participar “el jefe de gestión de compras, el comprador, el responsable de mesa de entradas y cualquier otra persona convocada por el jefe de gestión de compras, más otro a criterio del Gerente de abastecimiento”.
No obstante, en el 44,7 por ciento de los legajos examinados por la AGN “los participantes siempre son el Responsable de mesa de entradas, el jefe de compras y el gerente de abastecimiento”. Esto llevó a pensar a los investigadores que, considerando que se trata de actos no públicos, “la repetición de los participantes determina un problema de transparencia que puede quitar incentivo a los proveedores más convenientes para la firma”. El informe añade que las operaciones de este tipo fueron por “montos superiores a los 150 mil pesos y sin tope”.
La Auditoría también apuntó que las normas de Correo Argentino no garantizan la transparencia en las negociaciones con los potenciales proveedores, cuando sus ofertas tienen diferencias menores al 10 por ciento de los presupuestos previstos.
Traducido: los técnicos descubrieron que, tras la apertura de concursos de precios, la empresa pide rebajas y espera respuestas de los oferentes “mediante canales informales, lo que no permite controlar el proceso de selección del proveedor”.
Para completar, la AGN enumera otras cuestiones sobre las operaciones de la empresa: “No se presenta dictamen por parte de Asuntos Jurídicos (de Correo Argentino) en los expedientes de compras mayores a 1 millón de pesos”; sobre 48 legajos de compras analizados, que incluyen la firma del Directorio, “26 son de fecha posterior a la entrada en vigencia del servicio prestado”; y el 97,9% de los expedientes no presenta fechas, o están “con cierto desorden cronológico de las etapas de contratación”.
Dos casos más
La Auditoría dedicó un tramo de su relevamiento a dos contrataciones puntuales de 2013. Por un lado, se trató del transporte fluvial en el Delta del Río Paraná. Para esta operación se presentaron cinco oferentes proponiendo recorridos diferentes. ¿Qué hizo Correo Argentino? Adjudicó a cada empresa según su itinerario y “dividió el monto total de la licitación en cinco”. La decisión, por una operación que superó los dos millones de pesos, está “expresamente prohibida por la normativa vigente de compras”, explica el informe.
Por otro lado, para la limpieza de oficinas en la provincia de Buenos Aires, Correo Argentino seleccionó una oferente que “no presentó la totalidad de la documentación solicitada en el pliego de bases y condiciones”.
Según la AGN, la firma postal debió haber exigido y archivado esos papeles “teniendo en cuenta que es solidariamente responsable por los problemas que pudiera tener el proveedor con el personal ocupado” en esa tarea.
Sobre el personal
Como ya se dijo, la Auditoría concluyó que parte del deterioro de los números de Correo Argentino se debió al aumento de personal.
En ese sentido, los técnicos detectaron que durante 2013 la empresa tomó 210 empleados, lo que significó un aumento en su planta del 1,3 por ciento con respecto al año anterior, hasta alcanzar las 16.113 personas.
Sin embargo, ese año no fue el único en que aumentó la plantilla de Correo Argentino. De hecho, el organismo de control observó que entre 2008 y el mismo 2013 la empresa tomó 1.970 empleados en su planta permanente y 504 trabajadores eventuales.
Y, durante ese lapso en que el plantel aumentó en casi 2.500 personas, la productividad de la empresa cayó un 4 por ciento. Esto se traduce en que cada empleado, en promedio, repartió 11.617 cartas simples menos en 2013 respecto de 2008.