Desde 2007 a 2010 fueron U$S 9 millones los invertidos para el Programa Nacional de Sangre. Entre sus objetivos se encontraba que para 2010 el 50% de las donaciones en Argentina sean voluntarias, porcentaje que sobre la marcha tuvo que reducirse al 30%. Sin embargo, la Auditoría General de la Nación (AGN) señaló que la meta no fue alcanzada, ya que “no se llegó ni al 20%”.

De todas formas, los auditores destacan que “Jujuy cumplió con lo propuesto” dado que alcanzó el 36% de donaciones voluntarias. Muy cerca y “con un rendimiento aceptable” estuvieron San Luis, que logró llegar al 28%, Buenos Aires y Tierra del Fuego, que consiguieron al 27%.

Según el informe, “no se ejecutó -el operativo de colecta de donantes voluntarios- en una de cada cuatro provincias, durante los dos primeros años”. Los siguientes dos años, no se llevó a cabo en el 14% de ellas.   

Desde 2006 el Programa está dentro del Proyecto Funciones Esenciales de Salud Pública (FESP) suscripto con el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) y bajo la órbita del Ministerio de Salud. Se firmó en base “al principio de igualdad de oportunidades de acceso a los servicios de salud para toda la población tendiente a eliminar las diferencias sociales”.

En la meta propuesta sobre los donantes voluntarios, el Programa fracasó ya que a nivel nacional no logró alcanzar el 30% estimado. Según la AGN, a partir de la incorporación del FESP, “se mantuvo la tendencia ascendente que había antes de la aparición del plan”, por lo que concluye que su aporte “no es significativo” y que “no contribuyó a mejorar los niveles provinciales”.

Al 2007, existían en el país 227 Bancos de Sangre. Uno de los objetivos del Programa es “reducir la cantidad y organizarlos en 28 centrales: uno por cada provincia, CABA y cuatro en Buenos Aires”. Sin embargo, en tres años bajaron solo a 137. En algunas provincias se logró tener solo un banco, como en Formosa Jujuy y La Rioja. En Tierra del Fuego aumentó la cantidad y pasó de tres a cuatro, mientras que en Mendoza y en Santiago del Estero se mantiene el número, 11 y siete respectivamente.

Más objetivos, más fracasos

La Auditoría detectó un bajo porcentaje de participación, pese a que todas las provincias se comprometieron a realizar las actividades relacionadas con el Programa Nacional de Sangre. Por ejemplo, en 2009, “solo el 10% de las jurisdicciones había incorporado al Registro Nacional el Servicio de Hemoterapia”. Para el año siguiente, “ese porcentaje subió al 30%”, pero continúa bajo.

En cuanto a la integración de organizaciones y empresas amigas de la donación de sangre al Registro, el organismo de control observó que “en 2009 solo una provincia llevó adelante esta actividad”. En 2010, “una de cada cuatro provincias la ejecutaron”.

Los datos volcados por los auditores en materia de concientización y formación de promotores comunitarios afirman que durante el 2009 sólo se llevó adelante en el 38% de las jurisdicciones, mientras que en 2010 el porcentaje subió a 47%.

En cuanto a la registración de datos, el hecho de que el programa esté enmarcado en el Proyecto de Funciones Esenciales de Salud Pública “no realizó ningún aporte significativo”. La AGN señala, en el informe aprobado en marzo de 2013, que “no todas las provincias remiten al Programa los datos sobre donaciones generales, voluntarias y bancos de sangre”. Para el 2009, por ejemplo, “tres provincias no enviaron datos sobre los bancos de sangre, pero ese número se elevó para el año siguiente a ocho”.