Repiten advertencias sobre el estado de un hogar de ancianos
Se trata del Raimondi, que está ubicado en la ciudad costera pero es administrado por la Capital Federal. Tras un informe de 2013, que reveló daños edilicios, falta de personal y problemas con las comidas que se les daba a los abuelos, la Auditoría porteña volvió al lugar y se encontró con las mismas “falencias”, pero “agravadas” por el paso del tiempo.
Tras una investigación de 2013, la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA) volvió a examinar el estado de un hogar de ancianos y concluyó que las “falencias” no solo se mantenían sino que hasta se encontraban “agravadas” por el paso del tiempo.
El complejo en cuestión es el Hogar Doctor Alejandro Raimondi, ubicado en la localidad de Necochea, pero administrado por el Estado porteño.
Para empezar, el organismo de control descubrió “múltiples falencias en las condiciones edilicias”. Por ejemplo, se destacó “humedades y filtraciones, corrosión en carpinterías metálicas, caída de revoques y daños en las uniones de las mamposterías”.
A eso, hubo que sumar “pérdidas de vapor en las cañerías de los radiadores que perjudican la calidad de la calefacción, produciendo un daño sensible teniendo en cuenta las bajas temperaturas invernales de la localidad”.
Frente a este panorama, los técnicos remarcaron que “las observaciones realizadas en 2013 -de las que este medio ya había dado cuenta- no han sido atendidas y presentan un deterioro mayor”.
Además de los problemas edilicios, se observaron fallas en las instalaciones eléctricas.
También se advirtieron “problemas en la instalación eléctrica, tanto en cañerías como en cajas, tomas, interruptores, tableros, luminarias y falta de plafones protectores”.
El Raimondi es una de las instituciones que ejecutan el programa Hogares de Residencia Permanente, y está destinado a adultos mayores en situación de indigencia y alto grado de vulnerabilidad. Al momento del informe de la AGCBA, se atendía a unas 200 personas.
Con respecto a la comida que se sirve, los técnicos compararon el gramaje, es decir la composición de los platos que reciben los alojados, con las proporciones acordadas con la empresa que presta el servicio.
En el caso del almuerzo, por ejemplo, se detectó que “los gramajes servidos de milanesa a la napolitana y milanesa de pollo con queso, respectivamente, son entre un 44,78% y un 56% menores a los acordados”.
Y en la cena, el gramaje servido de papa, cuarto de pollo y suprema “resultan, respectivamente, un 19,12%, 46,32%, 15,92% inferiores a lo acordado”.
También se encontraron gramajes inferiores en “acelga cocida guarnición, flan, gelatina y ensalada de lechuga y cebolla guarnición”.
La empresa de comida recibió un 50% de aumento en 2015, cuando la inflación fue del 24,5%.
En su informe, la Auditoría explicó que “un gramaje menor se traduce en un aporte de nutrientes menor, especialmente en relación a las carnes rojas y blancas y en verduras crudas”, es decir, los alimentos que brindan proteínas, vitaminas y minerales.
¿Quién presta este servicio? Una firma llamada Bagalay. Lo hace desde 1991 y, más allá del gramaje, en la investigación de 2013 ya se había objetado otra cuestión: la contratación de la compañía no fue decidida mediante una licitación. Al contrario; el Estado porteño viene apelando sucesivamente a un decreto, el 556 de 2010 (y su modificatorio, el 752 del mismo año) que se utiliza para gastos de imprescindible necesidad.
A partir de esto, el anterior relevamiento había concluido que “por tratarse de una actividad recurrente, que se repite todos los años desde 1991, no resulta razonable la necesidad de una celeridad tal que impida someter a la contratación de la prestación a los procedimientos previstos en los regímenes de compras y contrataciones vigentes; esto puede pasar eventualmente pero no de manera regular como ocurre”.
Pues en este último informe algo ha cambiado: la normativa. Es que los decretos 556 y 752 han sido sustituidos por el 433 de 2016 que también regula las competencias para pagar gastos de imprescindible necesidad.
La gestión de Bagalay también presenta otras particularidades: el organismo de control notó que la firma recibió un aumento del 25% a partir de octubre de 2014; del 30% en febrero de 2015 y del 20% en agosto del mismo año. “Se observa que no hay una justificación de dichos incrementos, y que no acompañan el nivel inflacionario de 2015, que fue del 24,5% para la Ciudad”, comparó la AGCBA.
Según los técnicos, faltan por lo menos 16 profesionales para los turnos de día.
Por otra parte, los auditores marcaron que el Raimondi tiene “falta de personal con funciones de atención directa a residentes en todos los turnos, especialmente durante la tarde, noche y fines de semana”.
Para tener magnitud de la conclusión, el informe apunta que “para los turnos de día sería necesario contar con 57 agentes (incluyendo personal de enfermería y cuidadores) mientras que se atiende a los 200 ancianos residentes con 41 personas”.
Y además, se remarcó que el Hogar incumple con el artículo 18 de la Ley 661 que obliga a realizar un mínimo de 20 horas de capacitación anual específica para el personal que se desempeña como asistente gerontológico.
Es que los investigadores vieron que de los 175 agentes, 75 realizaron cursos y que, de ese total, solo 29 tenían capacitación específica gerontológica.
“Estas observaciones ya habían sido señaladas en el informe de 2013”, completó la AGCBA.