CABA.- Los montos por adjudicarse como saldos de crédito en favor de los usuarios en sus facturaciones sólo en contados casos serían significativos. Las multas apuntan a funcionar como advertencia.

En fecha inminente el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) que preside Mario De Casas dará a conocer los montos de las penas económicas por aplicarse a Edenor, Edesur y Edelap.

Esas multas son consecuencia de los cortes que sobrevinieron en ocasión de desatarse en diciembre último una ola de agobiantes jomadas de altas temperaturas que provocaron la interrupción del suministro en múltiples lugares de la Ciudad y el Gran Buenos Aires.

Las penalidades se aplicarán en correspondencia con las horas de falta del servicio que padecieron casi 100.000 usuarios de esas compañías eléctricas y su efectivización se materializará a través de saldos de crédito en la facturación.

Si bien los cortes fueron numerosos no tuvieron, en cambio, un carácter extendido sino más bien localizado.

En particular resultaron afectadas barriadas dónde presumiblemente existe un alto número de redes de media y baja tensión que están en el final de su vida útil bajo condiciones aceptables de confíabilidad.

En reacción a las quejas que en buena medida recayeron sobre Edesur el consejero delegado de Ende-sa-ENEL -controlante de esa distribuidora-, Andrea Brentan, reaccionó con la presentación de un reforzado plan de inversiones que incrementó un 30% el monto de $440 millones en un principio comprometido para este año a la renovación de redes y ampliación de equipamientos de transformación de energía.

Una de las principales críticas de las autoridades se fundó en que en vez de distribuir utilidades esas compañías deben centrarse en reforzar sus proyectos de inversión, situación que es observable en otros distintos ámbitos energéticos, como el sector refinador.

Frente a esa tesitura oficial el titular de Edenor, Alejandro Macfarlane, había explicitado que esa compañía asignó a sus planes de inversión la casi totalidad de los recursos a los que logró acceder con el manejo de esa concesión.

El sector de la distribución configura el mayor punto endeble del sistema eléctrico, especialmente por el fuerte aumento que acusó la demanda desde el 2004.

En el caso específico del segmento residencial en diciembre del 2010 se verificó un inusual crecimiento del 25% frente a igual mes del 2009, presión que muy pocos sistemas eléctricos pueden responder y menos bajo los niveles de facturación que se cobran desde el 2003 en el 90% de las conexiones domiciliarias, cuyos costos tarifarios no acusaron reajuste alguno.

Como los mayores problemas en el servicio acaecieron casi en un 60% sobre las redes de Edesur la respuesta de ese holding ítalo-español puede interpretarse como una señal de que ese inversor europeo está resuelto a mantener su posicionamiento de negocio en el largo plazo.

De cualquier forma debe recordarse que los presupuestos asignados a las extendidas redes de distribución que suman miles de kilómetros de cables no contaron desde la época de la ex SEGBA con los recursos que serían deseables de contar.

En el pasado la ex compañía estatal había acudido, ante la imposibilidad política y social de aplicar un ajuste tarifario de magnitud, a préstamos del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento como el denominado SEGBAV.

Luego en 1992 el gobierno de Carlos Menem acometió la idea de la privatización de la ex SEGBA cuyos parámetros de calidad de las prestatarias pasaron a evaluarse en función de las horas de cortes y por su re-currencia y no por el monto de las inversiones asignadas. Sobre la base de esas mediciones es que ahora el ente regulador se dispone a aplicar su esquema sancionatorio.

Los cortes se produjeron durante diciembre, cuando se registraron altas temperaturas.