Publicado: 06-02-2010
 
Instituto de la Vivienda. El hombre de Macri en el organismo, en la mira por gastos sin control y favores a familiares.

Ciudad de Buenos Aires.- Lo confesó un ministro porteño hace algunas semanas, en una reunión casual con dirigentes de la oposición: "No hay forma de justificar al Instituto de la Vivienda". Su honestidad brutal, lejos de la exageración, ni siquiera asombró a sus interlocutores. El ministro, uno de los más fieles a Mauricio Macri, se refería a los sucesivos escándalos dentro del IVC (Instituto de la Vivienda de la Ciudad), que al cierre de esta edición le habían costado el puesto al presidente Roberto Ape-lbaum, ex gerente de la constructora IRSA y del Banco Hipotecario. Aunque en los hechos, el instituto está dirigido por Eduardo Petrini, vicepresidente del organismo, sólo sostenido en el cargo por su estrecha cercanía a Macri. Fue mano derecha del jefe porteño en los negocios de Boca Juniors.

En los últimos meses, el IVC -responsable de ejecutar los lineamientos de la política habitacional del Gobierno porteño, con un presupuesto de 307 millones de pesos- fue testigo privilegiado de escándalos y polémicas, según documentos a los que accedió esta revista. Familiares contratados, manejos discrecionales de gastos, la contratación de un abogado mediático, el otorgamiento de créditos a dedo, un duro informe sobre la gestión y un masajista, en el ojo de la tormenta.

"El bocón". A Petrini le encanta alardear. Así como se presenta como "amigo de Mauricio", y en años anteriores se jactaba de manejar La 12 -la barra brava xeneize-, en su versión de funcionario suele pecar de "bocón", como algunos lo definen dentro del organismo. "Ojo con este muchacho, es el que le hace los masajes al 'uno'", advirtió en una reunión de directorio del organismo. "Este muchacho" es Mariano Orlando, un masajista contratado por Petrini que a los pocos meses de haber empezado a prestar tareas en el instituto adquirió un Mercedes-Benz valuado en 230.000 pesos. "El uno" es Macri. Así llama Petrini a su jefe.

Lo que llamó la atención de la Justicia, que allanó las oficinas del IVC, la casa del vicepresidente del organismo y abrió una causa judicial, es que la cédula azul del lujoso automóvil estaba a nombre de Petrini. El dato alertó a los Investigadores y derivó en un expediente. Lo que todavía no quedó claro es la procedencia del masajista. ¿Es Orlando quién masajea al jefe de Gobierno o es una exageración de Petrini? El vocero de Macri desmintió la información y al masajista se lo tragó la tierra: en el IVC dicen que "ya renunció" y en su domicilio fiscal juraron que no vivía más allí. Pero cerca del instituto aseguran que el masajista atiende a estrellas y jugadores de fútbol, entre ellos, del club Boca Juniors.

Lo evidente es que Orlando tenía su banca y que Petrinl es un hombre generoso. También está contratada la hermana del masajista, María Daniela Orlando, con un sueldo de 4.000 pesos como personal de planta.

A sus empleados más fieles, además, les dio automóviles Ford Ka -los que usan en forma oficial- para usar en forma particular. Después de un pedido de informes del ex legislador Facundo Di Filippo, el organismo respondió que nadie usaba autos en forma particular. La respuesta no convenció ni a los dirigentes del macrismo.

Familia, amigos, cash. El funcionario no sólo es generoso con los amigos. Tampoco se olvida de la familia. En el sector Auditoría Interna, contrató a su cuñado, Osear Santiago Garófalo, con un sueldo neto de 4.970 pesos, y en el sector Créditos a su concuñada, Silvia Graciela Garófalo, con un sueldo de 4.556 pesos. Hombre previsible, para cubrirse del acoso judicial -que increíblemente llama "persecución política"-, recurrió al mediático abogado Mariano Cúneo Libarona.

Así como hay contratos sospechados, también hay créditos en la mira. A través de la nota 9.399 del 2008, el funcionario le otorgó 120.000 pesos a una contratada de confianza, de apellido Osorío Niño, para la compra de un departamento que finalmente escrituró en febrero del año pasado. A Petrini, sin embargo, no le hizo falta un crédito: en noviembre pasado se habría comprado un confortable departamento en Mar del Plata, en la zona de Playa Grande.

Pero la última perla del polémico funcionario fue el mes pasado. A través de una resolución del 27 de enero, y firmada sólo por él -ni Apelbaum ni los otros dos directores del organismo, ninguneados por la dupla macrista, dieron el visto bueno-, el hombre resolvió, sin consultar, la asignación de 153.000 pesos en concepto de "caja chica". Lo llamativo es que en el artículo 2 de la resolución, el funcionario se faculta a sí mismo "a ampliar los montos establecidos precedentemente cuando existan causas que justifiquen su necesidad, previa conformidad de la Presidencia". Petrini es un hombre de suerte: con la renuncia de Apelbaum, el hombre de confianza de Macrí será ahora el mandarrias en el organismo.

Así como no hay control en los gastos y en los contratos, tampoco lo hay en la gestión diaria. Un informe de la Sindicatura General poteña, al que accedió esta revista, sobre la contratación de servicios de seguridad para custodiar los bienes del organismo, como obras de construcción pendientes de entrega a beneficiarios, arrojó una conclusión que provocó revuelo dentro del instituto. "El volumen del gasto incurrido en la contratación de servicios de seguridad debería haber tenido su correlato con el sistema de control interno, el cual, sin embargo, ha resultado ser casi inexistente", finaliza el informe. NOTICIAS llamó en reiteradas oportunidades a Petrini, pero nunca respondió.

En el 2008, Macrí prometió normalizar al IVC. Ya pasaron dos años.