más que en el resto del país, tal cual se confirmó en un análisis hecho por especialistas en energía durante una audiencia realizada en el Senado.

El gas envasado en garrafa, que emplean las familias más humildes, es cuatro veces más caro que el gas natural, aún con el precio de la garrafa social a 16 pesos. Afirmaron que "para poder seguir importando gas a un precio seis veces mayor que el que se produce en Argentina, hubo una suba tarifaria discriminatoria, porque golpea con mayor dureza a los hogares del Norte Grande (NEA y NOA)".

Los ex secretarios de Energía, Enrique Devoto y Daniel Montamat, y otros tres expertos, criticaron la política energética oficial, al advertir que, por falta de exploración, las reservas de gas y petróleo cayeron a "niveles preocupantes", lo que obligaría en el futuro a su importación para cubrir la demanda interna.

Los expositores señalaron que los últimos aumentos de tarifas del gas tienen motivos fiscalistas y no redistributivos, y que las reservas de gas y petróleo en Argentina son preocupantes, ya que la actual política desalienta las inversiones. Sostuvieron que mientras el Estado paga 1,62 dólares el millón de BTU (unidades de energía), el gas que se produce en las cuencas de la Argentina lo compró durante el primer trimestre de este año seis veces más caro a Bolivia, a 7,84 dólares.