Cuando la presidenta Cristina Kichner armó las listas porteñas y colocó, por decisión propia, a María Rachid en el cuarto lugar, un sitio con expectativa, los candidatos porteños Daniel Filmus y Carlos Tomada no imaginaron que iba a transformarse en un lastre para la campaña. Tampoco lo supuso la mandataria, quien en pocos días vio como le estalló otro escándalo que roza a su gobierno y tuvo que separar a Claudio Morgado y Rachid de la conducción como presidente y vice del INADI, organismo de lucha contra la discriminación, xenofobia y racismo. Pero la rápida reacción presidencial no alcanzó para calmar las aguas y ayer ambos funcionarios fueron citados por la Justicia para ratificar las denuncias cruzadas que se hicieron en las últimos días.

El juez Federal Ariel Lijo convocó a Morgado para que concurra mañana a las 10 a Comodoro Py, mientras que Rachid tendrá que ir a las 12.30. Así lo confirmaron fuentes judiciales, que informaron que el magistrado tomó la decisión de citar a los ex funcionarios kirchneristas con el objetivo de que ratifiquen las denuncias que hicieron cada uno hacia el otro producto del fuerte enfrentamiento que mantenían mientras compartían la conducción del INADI. Se trata de un trámite formal, tras el cual Lijo quedará habilitado para comenzar a investigar los hechos denunciados por Rachid y Morgado.

En un cruce de alta tensión, que estuvo lejos de cesar con el despido del INADI, ambos ex funcionario iniciaron una batalla en la que cruzan denuncias por hechos de corrupción. Rachid acusó a Morgado de nombrar "ñoquis" en el organismo y usar sus sueldos como "caja personal", de desviar fondos millonarios y utilizar fondos públicos para pagar almuerzos y la cuenta del celular de su esposa.
 
La respuesta no se hizo esperar y Morgado contraatacó en declaraciones radiales. Acusó a su ex vice de nombrar empleados con sueldos de entre 4.000 y 6.000 pesos y aseguró que tiene unas 14 denuncias por malos tratos en el INADI.

Morgado ya había denunciado a Rachid ante Lijo por supuestas amenazas y sustracción de documentos, mientras que la candidata K a legisladora porteña avisó que demandará a su ex jefe en el organismo ante la Justicia y ante la Oficina Anticorrupción por manejos injustificados de los fondos públicos.

El escándalo parece no enfriarse. Esto preocupa a la Casa de Gobierno, pero mucho más a la fórmula porteña del Frente para la Victoria.

Cristina Kirchner no ocultó su malestar por el conflicto y pidió a sus colaboradores encargados de la campaña que impartan la orden de no hablar del hecho y sacar a Rachid de las principales actividades proselitistas. Así buscaban tirar bajo la alfombra el polvo de un nuevo escándalo, que se sumó al "caso Schoklender", el otro gran tema que salpica al Gobierno.
El kirchnersimo esperaba bajar de la agenda pública y de los medios el enfrentamiento Rachid-Morgado, hasta que llegó la judicialización.

Mientras esperan los resultados de las encuestas para ver los efectos reales que causó, el kircherismo intenta contrarrestar sus efecto y sostener el segundo lugar detrás de Mauricio Macri para entrar en el ballottage. Para ello le darán otra impronta a la campaña y esperan que, además de los spots y afiches, Cristina se involucre cada vez más.