La transparencia gubernamental: ¿Inalcanzable?
Por Atilio A. Boron. El título de esta breve nota tiene una clara reminiscencia cervantina: en un pasaje de su magna obra el Quijote dice que su camino es Soñar el sueño imposible y luchar contra el enemigo imposible.
Al reflexionar sobre el tema no pude evitar que las palabras de Cervantes acudieran a mi mente. Porque, cualquier politólogo debe saber que los gobiernos, sin excepción, sienten una fuerte aversión por la transparencia, aunque la intensidad de este sentimiento varía según los países y períodos históricos. Esa preferencia por el secreto no necesariamente significa un premeditado encubrimiento de actividades o conductas reñidas con las leyes, como la corrupción. Refleja, más bien, el ethos y la dinámica propias de cualquier organismo burocrático, que desconfían grandemente de la apertura, la transparencia o el control ciudadano. Todo ello es visto como una molesta interferencia en la gestión tanto de la cosa pública como de la empresa privada, como la puerta por la cual penetran intereses privados de distinto tipo para torcer el rumbo de lo que debería ser un proceso decisorio exclusivamente técnico y supuestamente apolítico.