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Publicado: 10-02-2014

CABA.- Por Atilio A. Boron. Uno de los rasgos más promisorios del crítico momento actual es que el gobierno ha reconocido ciertos problemas que antes se empecinaba en ignorar -por ejemplo la inflación, la fuga de divisas o la crisis energética- y que ahora  son motivo de intensa preocupación en los despachos oficiales.

Reconocimiento tardío, causado tanto por el empecinamiento de las autoridades como por la frontalidad y radicalidad de los ataques de la oposición. Si para las primeras la Argentina era un exitoso paradigma que hoy debían imitar las economías europeas agobiadas y devastadas por las políticas neoliberales, para los segundos la situación de nuestro país era similar a la de las economías más arruinadas del planeta. Como diría Aristóteles, la verdad se encontraba en algún punto equidistante entre ambas posturas extremas y, por eso mismo, equivocada.

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