Publicado: 08-04-2014

Tres ex directivos de Trenes de Buenos Aires (TBA) consolidaron ayer la estrategia de las defensas apuntada a responsabilizar sólo al maquinista Marcos Córdoba por la denominada "tragedia de Once". Y a reducir a una simple falla humana, desvinculada de cualquier otra irregularidad, al mayor siniestro ferroviario de la historia argentina.

El ex gerente de Operaciones y Siniestros de TBA Sergio Tempote, trazó a modo de hipótesis que "algo le pasó al conductor. Quizá ni él sepa qué fue. Pero el accidente (NdR: así lo llamó) se produjo porque no se aplicaron los frenos de la formación". Ante los integrantes del Tribunal Oral Federal Nº 2, Jorge Tassara, Jorge Gorini y Rodrigo Giménez Uriburu, Tempote introdujo por primera vez en el debate la teoría de una enfermedad de Córdoba como causante de la muerte de 51 personas y heridas a otras 800. "Todos los médicos han hecho menciones e hipótesis de lo que pudo haberle pasado. Tal vez sea prudente ahondar en esos temas", señaló. 

Un peritaje médico realizado durante la etapa de instrucción arrojó como conclusión que Córdoba pudo haber padecido un cuadro de epilepsia. Pero esa teoría quedó relativizada por informes complementarios e incluso por la declaración del propio motorman, quien negó haber sufrido jamás episodios de esa naturaleza e incluso aseguró que se había enterado de la patología que padece cuando trascendió el informe médico a propósito de la investigación.

La otra faceta que surgió como estrategia de defensa es el ataque contra la acusación sobre desvíos de subsidios estatales. Tempote, al igual que el ex presidente de TBA, Carlos Michele Ferrari, y el ex director Administrativo y de Finanzas, Daniel Rubio, desmintieron que hubieran existido irregularidades en torno al dinero recibido en concepto de subsidios. Intentaron fortalecerse en el peritaje revelado la semana pasada que parece apuntar en ese sentido. 

No obstante, la Oficina de Investigación Económica y Análisis Financiero (OFINEC), dependiente de la Procuración General de la Nación, realizó una lectura diferente de ese mismo trabajo. "El peritaje contable mencionado, así como en los previamente elaborados en la etapa de instrucción, fue realizado con diversas limitaciones debido a la actitud de la empresa a la hora de suministrar la información", aclaró el organismo. "Fue imposible discriminar en forma fehaciente en qué medida la empresa distribuyó los fondos obtenidos mediante subsidios entre las líneas Mitre y Sarmiento, porque en la contabilidad esto no estaba registrado en forma discriminada". 

Además, la evolución de los subsidios tuvo, entre 2003 y 2010, un incremento de 2001,16 por ciento. La semana pasada, una antropóloga estadounidense que está realizando un trabajo sobre cómo viajan los argentinos, se reunió con el fiscal de instrucción Federico Delgado. La conclusión fue que es imposible que con el flujo de fondos que recibió TBA la calidad del servicio sea tan baja.

El juicio continuará hoy, desde las 10hs, con una novedad. El tribunal dispuso la transmisión a través del Centro de Información Judicial, el portal informativo de la Corte Suprema, de todas las audiencias. Por lo general, en los juicios orales sólo se transmiten la etapa de lectura de acusación, alegatos y veredicto. Este juicio se iba a adaptar a esas pautas, pero los jueces resolvieron dar todo a publicidad "teniendo en consideración la trascendencia e interés social que han generado los hechos objeto de este proceso y la repercusión pública y mediática que han tenido las audiencias de juicio oral y público celebradas hasta el día de la fecha".

La pericia contable y financiera del Cuerpo de Peritos Contadores Oficiales de la Corte Suprema será un elemento más de prueba en el juicio por la tragedia de Once. Lejos de comprobar si existió o no un desvío de los subsidios aportados por el Estado Nacional a la TBA, el trabajo firmado por tres contadores oficiales y cinco por las partes echa luz sobre la forma en la que la concesionaria presentaba sus números ante los organismos de control. 

Las conclusiones preliminares no dejan bien parada a TBA, que, según la comparativa de ingresos y egresos, "generó un resultado positivo de explotación de $ 288.802.545", que había sido de alguna manera disimulado al contabilizar fondos por subsidios bajo otras categorías o denominaciones. Esto permitía inferir antes del análisis que los gastos por explotación eran más elevados que los montos percibidos por parte del Estado. 

TBA no aportó los balances correspondientes al ejercicio anterior a la fecha de choque del tren, por lo que la auditoría no contó con esa información ni con el desglose de los fondos recibidos entre las líneas Mitre y Sarmiento, cuya operación tenía a cargo. Los peritos descubrieron que "los gastos informados a los organismos de control por la empresa como gastos de explotación no eran tales, sino que se trataban de gastos de comercialización y de administración". 

Ninguna de las preguntas solicitadas a los peritos en el trabajo –que fue incorporado a la causa previo al inicio del juicio y recién ahora difundido– tuvo relación con el destino final de ese dinero, que no fue materia de cotejo. No se examinó tampoco que los estados contables presentados tuvieran información fidedigna y un correlato con la verdadera actividad de la empresa, algo que exigiría un estudio mucho más amplio. 

"Los resultados presentan un conjunto significativo de limitaciones a los efectos de su potencial utilización", fue la respuesta técnica de los peritos.