Las “buenas prácticas” en las auditorías de gestión gubernamental
Una funcionaria de la Auditoría porteña propuso un conjunto de acciones para mejorar los exámenes operacionales, que no tienen una metodología unificada en el país. Se destacan la formación de grupos interdisciplinarios, fijar parámetros de medición y establecer tanto las debilidades como las fortalezas de los entes fiscalizados. Especial El Auditor.info.
Desde la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires, una funcionaria propuso un conjunto de acciones, “buenas prácticas”, destinadas a mejorar los exámenes de gestión gubernamental.
Se trata de María Estela Moreno, y las ideas forman parte de la tesis que presentó ante la Maestría de Auditoría Gubernamental de Escuela de Política y Gobierno de la Universidad Nacional de San Martín, que fue aprobada con excelente calificación.
La autora señala que en nuestro país no existe una metodología unificada para la realización de las auditorías de gestión gubernamental y, a partir de esa idea, define las “buenas prácticas” a ser aplicadas en estos exámenes como un conjunto de acciones nacidas de la unión de dos criterios: por un lado, la generalización del conocimiento local y, por el otro, el reconocimiento -o validación técnica- de esas rutinas por parte de los principales expertos en la disciplina.
En su trabajo, Moreno destaca como buenas prácticas que las auditorías sean realizadas por equipos interdisciplinarios; la definición de un criterio para las evaluaciones; y planificar adecuadamente las tareas de control en base a la identificación de riesgos y áreas críticas de los entes analizados. En ese sentido, la funcionaria también recomienda la confección de cuadros FODA que establezcan fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas de la organización a auditar.
Por otra parte, la autora presentó un caso de estudio específico realizado en un Centro de Gestión y Participación Comunal de la Ciudad (CGPC). De esas observaciones, se resalta la inexistencia de manuales de auditoría operacional en el país, ya que lo poco escrito es un intento de la Auditoría General de la Nación (AGN) de describir algunas herramientas que son más aplicables al ámbito privado que en el análisis de la administración gubernamental; de ahí la insistencia en definir y enlistar las buenas prácticas que sistematicen el trabajo de los auditores de gestión.
Moreno concluye que la auditoría gubernamental debe escapar a la idea de que sus hallazgos no modifican los cuadros de situación descriptos, sino encarar la actividad en la convicción de poder trabajar junto a la gestión, con vocación de cooperación y colaboración técnica, para poder lograr un doble objetivo: controlar la labor de las dependencias públicas y asistirlas en lo que sea necesario.