¿Cuánto influye la pobreza en el desarrollo educativo?
En Argentina, el vínculo entre pobreza y acceso a la educación sigue siendo un gran desafío en lo que refiere a igualdad de oportunidades y garantías en el desarrollo de los niños, niñas y adolescentes. Qué rol debe tener el Estado y cuáles son los mayores retos que enfrenta el país.
Una conocida frase del pedagogo brasileño Paulo Freire dice: “La educación no cambia al mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo”. Es que tener una formación de calidad es la base para poder acceder a otros derechos, conseguir mejores oportunidades laborales, un mayor desarrollo personal, mejorar la calidad de vida y comprometerse en la participación ciudadana.
En Argentina, el vínculo entre pobreza y acceso a la educación sigue siendo un gran desafío en lo que refiere a igualdad de oportunidades y garantías en el desarrollo educativo de los niños, niñas y adolescentes. "Nuestra región es la que presenta mayores niveles de inequidad, la pobreza es un gran condicionante no solo para el acceso de niños y niñas a la educación, sino también para su permanencia e incorporación de aprendizajes socialmente significativos que les permitan a estos grupos poblacionales desarrollar su proyecto de vida, acceder a estudios superiores e incorporarse al mercado laboral, en ese orden”, asegura Mariana Clucellas, coordinadora de Formación del IIPE UNESCO, Oficina para América Latina y el Caribe.
La referente del organismo señala que, en una coyuntura de alta inequidad, “la contracara más perversa de la concentración de la riqueza, desde recursos económicos y también simbólicos, es la concentración o duplicación y hasta triplicación de la vulneración de derechos en las mismas personas, en su mayoría niños y niñas”. Para Clucellas, el mayor desafío es hacer de la escuela “un lugar que potencie la creatividad, que presente el aprendizaje como algo tentador, estimule la curiosidad y dialogue con las realidades en las que viven sus estudiantes” más que un lugar de cuidado y de rutinización "que no dialoga con la realidad".
“La educación no solo es un derecho habilitante de otros derechos, como el de ingresar al mercado laboral y, por lo tanto, contribuir a la reducción de la pobreza. Mucho más importante que eso: constituye un derecho en sí mismo para que niños, niñas y jóvenes puedan desplegar su potencial artístico, deportivo, y contribuir al respeto de todas las personas así como al cuidado del medio ambiente. La educación además debe jugar un rol clave en estimular la curiosidad por conocer y comprender otras culturas para poder así abrazar la diversidad. Los prejuicios suele surgir del no conocimiento", sostiene
Desde el IIPE UNESCO vienen trabajando en lograr que todas las declaraciones (como los Objetivos del Milenio y luego los Objetivos de Desarrollo Sostenible) se concreten. Llevan adelante acciones de formación, cooperación técnica y gestión y movilización del conocimiento puestas al servicio del apoyo a los países.
“Los sistemas escolares son un espejo de la desigualdad social”
Para el ex ministro de Educación bonaerense, Mario Oporto, la situación socioeconómica de los estudiantes tiene incidencia en los aprendizajes ya que “los sistemas escolares son bastante un espejo de la desigualdad social”. Esto, asegura, se refleja en pruebas estandarizadas que son censales y dan cuenta que “los estudiantes que se encuentran en situación de pobreza obtienen resultados menos satisfactorios”.
Oporto menciona que trabajos como los realizados por el Observatorio de Argentinos por la Educación dan cuenta de esta situación. “Ahí puede uno ver que que las incidencias se pueden agrupar en problemas individuales, vinculados a actitudes o competencias por los propios recursos que tienen los estudiantes a situaciones hogareñas y las situaciones que se dan en la propia escuela. En la relación pobreza y educación hay características individuales, las del hogar, y las condiciones en las que se desarrolla el o la estudiante, y también las de la escuela que puede ser un lugar de contención, de desarrollo y también de riesgo para estudiantes pobres”.
Con respecto a la deserción, el ex ministro subraya que es notorio en secundaria el mayor abandono por parte de estudiantes con menores condiciones sociales. “Hay muchos factores que se pueden tener en cuenta como el máximo nivel educativo de la madre, la cantidad de libros que hay en esas casas, la situación de la mujer en ese hogar, el número de hijos, la diferencia entre los que trabajan fuera de la casa. Entonces es pensar cómo observan esos jóvenes que viven en situaciones de pobreza las características hogareñas, cuál es su relación con la escuela que asisten, cómo conviven conviven en ella y qué perspectivas de futuro encuentran en ese proceso de aprendizaje”.
El rol del Estado
Oporto considera que el papel del Estado en la Educación es fundamental y no duda en que cualquier eliminación de políticas públicas vinculadas a lo socio educativo va a perjudicar a aquellos jóvenes que estén en esa situación de pobreza.
“Las políticas públicas no sólo están vinculados a lo directamente escolar sino también a mejorar las situaciones sociales extraescolares. Hay peores resultados de aprendizaje cuando los estudiantes viven en hogares hacinados o sin tenencia del equipamiento informático como internet o celular, y si reciben o no la Asignación Universal por Hijo. Todas las políticas públicas que debiliten la presencia del Estado van a perjudicar, sin duda, el aprendizaje de los chicos”, afirma el ex ministro.
Por otra parte sostiene que Argentina se ubica entre los países con mayor desigualdad en los aprendizajes de lectura y escritura como los de matemáticas, y que en los últimos años ha crecido en desigualdad de ingresos y al mismo tiempo empeoró la desigualdad de los aprendizajes.
“Hay un objetivo incumplido que se destaca y es el no poder cumplir que los chicos y las chicas en el tercer grado, o alrededor de los 9 o 10 años, puedan leer y escribir con solvencia. El otro gran problema actual es educar en la extrema pobreza, fundamentalmente en la pobreza de los grandes aglomerados urbanos. Y por otra parte, un gran tema de la segunda mitad del Siglo XX en adelante, es la vinculación entre la educación y el trabajo”, resume.
Sobre este último punto plantea la necesidad de cómo proponer una formación profesional con una oferta de calidad que pueda servir para varios caminos como el de retorno a la escuela, para quienes la hayan abandonado, o una tercera opción post secundaria alternativa a la universitaria o la terciaria. “Ofertas secundarias que estén vinculadas a los oficios. Este tema nos trae también cómo educamos para los trabajos del futuro en una sociedad contemporánea de la revolución tecnológica que se da día a día”.
“Toda la comunidad a nivel de los gobiernos locales tiene que involucrarse. Por un lado, todos los chicos deben ir a la escuela, y aprender a leer y escribir adecuadamente antes del tercer grado, que sea un límite para poder seguir avanzando la primaria y, que no sea responsabilidad exclusivamente de la escuela, sino también de un liderazgo político y respuesta comunitaria a esa a meta que es la lectura y la escritura”, destaca.
Por otro lado, también apunta a que debe haber una interacción entre lo público y lo privado que promueva una educación para trabajar, producir, “y eso es un mandato que no solo tiene recibir la escuela, sino que es un mandato para las empresas, para las organizaciones obreras y es un mandato para todas las organizaciones comunitarias”.