Para sensibilizar sobre un tema que sigue siendo tabú y reflexionar sobre acciones colectivas de prevención en las que participe la sociedad, se desarrolló un conversatorio sobre bullying y suicidio. En el encuentro se planteó la necesidad de visibilizar el problema y conocer su alcance, además de promover el desarrollo de políticas efectivas para la prevención y cuidados de salud mental.

“El diálogo como herramienta de prevención” fue el nombre de la actividad que se desarrolló en El Obrador Centro Creativo. De la jornada participaron María Fernanda Azcoitia, presidenta del Centro de Asistencia al Suicida (CAS); Federico Cermelo, director del Observatorio de la Juventud de la Cámara de Diputados de la Nación; Marcela Lazzari, coordinadora y docente de Fundación Capa 8 y Policía Federal Argentina; y la moderación de Carla Pitiot, vicepresidenta de Fundación Éforo. 

Carla Pitiot, vicepresidenta de Éforo, durante el conversatorio.
Carla Pitiot, vicepresidenta de Éforo, durante el conversatorio.

“Hay mucho prejuicio en lo que refiere a suicidio por eso, con este conversatorio, lo que buscamos es hacer visible una realidad que si no estuviese tan oculta podría tratarse de otra manera”, indicó Pitiot en la apertura de la charla. “En estos casos hay una base patológica pero también pesa mucho la cuestión social”, afirmó.

Por su parte, el presidente de Éforo Federico Recagno destacó la importancia de la empatía. “Ignorar o ser indiferente con el otro es contribuir al vacío existencial y es una manera también de silenciarlo. Si una persona siente angustias debemos estar dispuestos a escuchar y acompañar, si no encuentra espacios para comunicar lo que le pasa las consecuencias pueden ser terribles”, indicó. 

En tanto, Federico Cermelo destacó los efectos que puede generar el bullying en los niños y adolescentes. “Es un tema que interpela a toda la sociedad y que es estructural. Siempre hubo lo que hoy conocemos como bullying pero a ese tipo de agresiones más tradicionales se ha sumado todo el acoso digital lo que complejiza la situación aun más”.

Para Cermelo, el bullying es un "acto de violencia y como tal no hay que banalizarlo. Ha perdurado a lo largo del tiempo porque se lo ignora y se lo trata como algo entre chicos pese a que el Estado intentó incorporar ciertas herramientas, como la ley 26892 de Convivencia Escolar que no se cumple”, indicó.

Fomentar la prevención

Sobre cómo lograr una mayor concientización sobre el tema, Cermelo propuso fomentar talleres convivenciales en las escuelas y generar espacios donde se trabaje la empatía y el ponerse en el lugar del otro. “La efectiva aplicación de la ley de Educación Sexual Integral también tiene incidencia en este tema porque abre todo un espacio para reflexionar sobre el respeto a las identidades y a los cuerpos, a la construcción de la tolerancia y que haya menos violencias. El bullying debe ser abordado porque se ha comprobado que puede llegar a ser un factor de suicidio”, indicó.

Marcela Lazzari destacó que en muchos casos cuando se habla de bullying se lo hace desde una subestimación del sentimiento de la víctima pese a que es un claro hecho de violencia. Además señaló la importancia de dialogar sobre sentimientos como la envidia o la vergüenza de los que generalmente no se habla y que pueden derivar en casos de bullying. “Hay que tomar conciencia y empezar a tener un rol más activo. Hay que desnaturalizar las violencias y trabajar en las dinámicas que propone cada grupo. Porque no solo el chico que es acosado está sufriendo, sino que generalmente el agresor está atravesando alguna crisis o vive en un contexto de violencia", indicó.

“Hay un gran deterioro de la salud mental en el país”, indicó la presidenta del CAS María Fernanda Azcoitía.

Para María Fernanda Azcoitía, el suicidio es resultado de un proceso y de todo un tránsito que hay que procurar detectar y atender a tiempo. “En el CAS trabajan voluntarios que ponen la voz y la escucha a todas las personas que llaman pidiendo ayuda. No suele haber una sola razón en la persona para suicidarse. Suele estar atravesado por lo psicológico, lo sociológico, el ambiente, lo educativo”, afirmó la especialista.

“Hay chicos de entre 12 y 14 años que atentan contra su vida. Las estadísticas hablan de un aumento pero no son del todo fidedignas. No son reales por un montón de razones, sobre todo por lo estigmatizante que suele ser para las familias y esto contribuye a que no se tome una real dimensión sobre el tema. Hay un gran deterioro de la salud mental en el país, mucho desborde emocional sobre todo en la adolescencia. El compromiso tiene que ser de todos”, consideró.

Dónde comunicarse

El Centro de Asistencia al Suicida atiende en la línea 135 o al 0800-3455-1435. 

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