Publicado en el suplemento

 Acciones para la Participación Ciudadana del diario Perfil

El aislamiento social, preventivo y obligatorio empujó a gran parte de la población a modificar sus rutinas, actividades y hábitos. Pensado para disminuir el tiempo de contagio del Coronavirus, trajo consigo incertidumbre, ansiedad y, en muchos casos, angustia. Teniendo en cuenta que los cambios en el estado anímico pueden ser potenciales disparadores para el consumo, ¿qué sucede con los comportamientos sociales en relación al uso de determinadas sustancias psicoactivas?

Una encuesta elaborada por el Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la Defensoría del Pueblo bonaerense determinó que, desde que empezó la cuarentena, hubo un incremento en el consumo de algunas sustancias. El defensor adjunto, Walter Martello, aseguró que “el 40% de los encuestados manifestó haber aumentado el consumo de cigarrillos; un 37%, de alcohol; y un, 10%, de ansiolíticos y antidepresivos. Además, se dio una particularidad: un 5% admitió haber incorporado otro tipo de sustancia a sus consumos habituales”. Así, el informe muestra que el 21,1% agregó bebidas alcohólicas a su ingesta tradicional; un 15,5%, ansiolíticos y antidepresivos; y un 35,5%, tabaco. A su vez, un 2,6% se inició en el hábito del vapeo y un 1,3% recurrió a bebidas energizantes.

Ese mismo porcentaje se vinculó con drogas sintéticas y un 2,3%, con marihuana. Martello es diplomado en Abordajes contra el Narcotráfico y el Crimen Organizado por la Universidad de Belgrano (UB) y autor del libro “Salió Mal”, que propone un cambio de paradigma en las políticas de drogas.

Desde Sedronar, sostuvieron que crecieron las consultas en relación al manejo del síndrome de abstinencia y fugas de hogar, entre otras conductas.

¿Qué motivos pueden llevar a una persona a aumentar sus hábitos de consumo? “Parte del incremento tiene que ver con la ansiedad que genera esta situación. Cuando se profundiza, puede traer trastornos vinculados a la depresión”, expresó Martello a Acciones. En ese sentido, el 30% de los encuestados reconoció que su estado de ánimo se vio alterado, profunda o moderadamente, durante la cuarentena.

La ingesta de sustancias psicoactivas puede ser, en muchas oportunidades, una respuesta de adaptación del individuo para mitigar o superar la situación de estrés que genera el aislamiento social. Sin embargo, la mayoría de quienes recurrieron al uso de drogas reconoció que ese consumo impactó negativamente en sus relaciones interpersonales, en momentos donde resulta primordial mantener la tolerancia y la buena convivencia. “Lo que tiene como distintivo este informe es que quienes adujeron haber aumentado el consumo también reconocieron que, al término del aislamiento, podrían recuperar los niveles que tenían anteriormente. Esta cuestión es compleja, quienes trabajamos en adicciones sabemos que una vez que se sube un umbral en el consumo resulta muy difícil bajarlo”, agregó Martello.

Hay diferentes formas de vincularse con las sustancias y no todas entran en la categoría de adicción, por lo que es necesario poder diferenciar entre uso, abuso, consumo problemático y dependencia. Para la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación (Sedronar), el uso de alguna droga es un hecho que se puede dar en toda la población y no tiene que ver necesariamente con la legalidad o ilegalidad de las sustancias.

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