Cuentas claras conservan la amistad por el Fiat 1500
Adrián Rosemberg trabaja en la Unidad de Auditoría Interna del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación y en su tiempo libre lleva las cuentas del Club del Fiat 1500 Coupe Argentina. Asados, viajes, compra y venta de repuestos originales y el autocontrol de una pasión que heredó de su padre.
Villa Martelli, provincia de Buenos Aires. Adrián Rosemberg nos recibe en la casa de su madre. Es viernes por la tarde y en las calles del barrio no se escuchan muchos ruidos. Todavía más tranquilo es todo en el fondo de la propiedad, donde Adrián tiene el taller de su pasión, que además es la sede principal del Club Fiat 1500 Coupe Argentina.
El decorado del lugar habla por sí solo. Parrilla, mesada, posters de Carlos Reutemann, trofeos, insignias, repuestos y herramientas debidamente inventariadas y guardadas. Es el búnker de una pasión heredada y de un grupo de amigos - y especialistas - que mantienen más vigente que nunca el recuerdo de un auto que, en 2023, cumplió 60 años: el Fiat 1500.
Adrián trabaja en el Ministerio de Ambiente de la Nación, es responsable de Auditorías Ambientales dentro de la Unidad de Auditoría Interna (UAI). Sin embargo, la planificación y el trabajo de campo que más le gusta y le apasiona es el de organizar y llevar las cuentas del Club del Fiat 1500 Coupe Argentina. Todo es planificación.
“Hay algunas cosas de mi trabajo que las aplico en el Club”, nos cuenta Adrián en su taller. “No soy contador, pero cuando nos reunimos me encargo de juntar el dinero y que cada uno ponga y recupere lo que corresponda. Cuando planificamos una salida identificamos el lugar, verificamos que nos puedan recibir a todos, luego coordinamos el punto de salida y tratamos de ir todos juntos, dónde vamos a dejar los autos y después hacemos la difusión de la actividad en nuestra página web”, agrega Adrián.
El Club de Amigos del Fiat 1500 Coupe Argentina se reúne el tercer viernes de cada mes en Villa Martelli. Asado e historias. Asado y repuestos. Organizan salidas, generalmente dentro de la provincia de Buenos Aires, pero también al resto del país. Para cada actividad hay que calcular no menos de 35 personas. “Anunciamos el evento en nuestro grupo, armamos la checklist y vamos tildando”. Todo muy práctico para Adrián.
Por si algo faltaba, también hay investigación. Adrián y el club de amigos del Fiat 1500 Coupe están buscando el primer ejemplar fabricado en Argentina en 1966, porque los de ese año tienen repuestos y carrocerías particulares, traídos directamente de Italia.
“Estoy haciendo un relevamiento hace siete años con las cupé en funcionamiento, las que están en reparación y las que murieron. A cada miembro que ingresa al club le pido datos personales y del auto, y llevo un registro en excel”, revela Adrián, que tiene en su radar a 225 ejemplares sobre un total de 5.228. Auditoría en su máxima expresión.
Más allá de organizar todo lo relacionado con el club, Adrián tiene que controlar su pasión. Antes de ser padre podía pasar un día entero en el taller de Villa Martelli para cualquier tipo de arreglo o incluso si no había que hacerle nada a ninguno de sus dos Fiat 1500.
“Tengo la suerte de que mi esposa y mis dos hijos, aunque no comparten mi pasión al extremo, les gusta y me acompañan y eso no es menor”. Adrián sonríe cada vez que menciona a su familia y recuerda incluso que, más de una vez, salieron juntos a la ruta por un evento, en busca de una historia o un repuesto.
“Tiene que haber un balance y a veces hay que resignar”, asegura Adrián en busca de ese equilibrio entre las cosas que más quiere. La cuenta le da bien; no insiste con los fierros, pero ya sabe que en el futuro, tanto el cuatro puertas como la cupe, seguirán el viaje familiar que inició su padre en manos de sus hijos.