Día Mundial del Sida: se reglamentó la nueva Ley
Cada 1 de diciembre, desde 1988, se celebra la jornada con la finalidad de visibilizar las problemáticas que enfrentan las personas que viven con VIH. Se estima que en Argentina son más de 140 mil con el virus.
Cada 1 de diciembre, desde 1988, se celebra el Día Mundial del Sida, con la finalidad de visibilizar las problemáticas que enfrentan las personas que viven con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y recordar a las y los fallecidos a causa de la enfermedad.
Se eligió esta fecha debido al primer caso de SIDA diagnosticado en 1981. Desde entonces, la enfermedad mató a más de 25 millones de personas en todo el mundo, haciéndola una de las epidemias más destructivas de la historia.
A pesar de los progresos realizados, el VIH sigue siendo un importante problema de salud pública mundial. Por otro lado, la pandemia de COVID-19 plantea nuevos desafíos para asegurar la continuidad en los servicios de prevención, pruebas, tratamiento y atención del VIH y las infecciones de transmisión sexual.
En Argentina son 140 mil las personas que viven con VIH, aunque un 13% de ellas lo desconoce, según datos oficiales del Ministerio de Salud.
Diferencia entre SIDA y VIH
La palabra “SIDA” es, en realidad, la sigla de “Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida”, un conjunto de síntomas que se producen a causa de un debilitamiento muy fuerte del sistema inmunitario. El sida no es la enfermedad, sino su consecuencia.
Según el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA), la enfermedad que lo causa es el VIH, también llamado HIV (por sus siglas en inglés, Human Immunodeficiency Virus).
El nivel de debilitamiento del sistema inmunitario y la aparición de determinadas infecciones y/o enfermedades que genera se utilizan como indicadores para saber si la infección por el VIH ha evolucionado y causado SIDA. Es necesario aclarar que una persona puede tener VIH sin haber desarrollado el SIDA, contagiando a otras personas sin saberlo.
Cifras en Argentina
Se estima que en Argentina son 140 mil las personas que viven con VIH, aunque un 13% de ellas lo desconoce, según datos del último Boletín sobre el VIH, SIDA e ITS del Ministerio.
Por año se notifican -en promedio- 5.300 nuevos casos, el 69,4% en varones cis, el 29,3% en mujeres cis y 1,2% en personas trans. Más del 98% de las infecciones se producen por relaciones sexuales sin protección. En cuanto a la oportunidad del diagnóstico, el 29,9% se realiza en una etapa avanzada de la infección.
El informe indicó, además, que la tasa de mortalidad por patologías asociadas al VIH continúa en descenso, ubicándose en 2,5 cada 100 mil habitantes en 2020 (3,4 en varones y 1,6 en mujeres).
En la actualidad, el 65% de las personas que conoce su diagnóstico se atiende en el subsistema público de salud y más de 65 mil se encuentran en tratamiento antirretroviral en el mismo.
Nueva Ley de HIV
El pasado 30 de junio se aprobó la Ley de Respuesta Integral al VIH, Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), Hepatitis Virales y Tuberculosis, que actualiza la Ley Nacional de SIDA, vigente desde 1990.
En la fecha en que se conmemora el Día Mundial en respuesta al VIH/Sida, el Gobierno nacional reglamentó la ley por medio del Decreto 805/2022 publicado en el Boletín Oficial.
La nueva norma propone un abordaje integral desde la salud colectiva, con un enfoque de género y de derechos humanos, y busca brindar contención e información para derribar prejuicios y situaciones de discriminación.
La nueva ley favorece el acceso al empleo, ya que prohíbe la oferta y la realización de la prueba diagnóstica de VIH, hepatitis virales y otras ITS en los exámenes médicos pre-ocupacionales.
En detalle, establece el acceso universal y gratuito al tratamiento, garantizado por el sistema de salud público, las obras sociales y la salud privada. Se destaca que toda prueba para detectar esas patologías deberá ser voluntaria, gratuita, confidencial y universal.
La nueva ley favorece el acceso al empleo, ya que prohíbe la oferta y la realización de la prueba diagnóstica de VIH, hepatitis virales y otras ITS en los exámenes médicos pre-ocupacionales, como así también durante el transcurso y como parte de la relación laboral, exceptuando a las profesiones de riesgo que requieran la constatación por accidentes de trabajo y enfermedades profesionales.
A su vez, promueve la creación de un régimen de jubilación especial, de carácter excepcional para quienes transiten las enfermedades de VIH y hepatitis B o C, así como una pensión no contributiva de carácter vitalicio para quiénes se encuentren en situación de vulnerabilidad social. En la iniciativa aprobada se establece que quienes acrediten al menos diez años desde el diagnóstico de la enfermedad y 20 años de aportes jubilatorios, pueden solicitar la jubilación a partir de los 50 años.
Por otro lado, impulsa la capacitación, investigación, difusión de campañas masivas y la conformación de una Comisión Nacional de VIH, Hepatitis Virales, otras ITS y Tuberculosis, integrada de forma interministerial e intersectorial por representantes de los organismos estatales, sociedades científicas y organizaciones de la sociedad civil con trabajo en estas patologías.
La nueva norma propone, además, un Observatorio Nacional sobre Estigma y Discriminación, con el objetivo de visibilizar, documentar, disuadir y erradicar las vulneraciones a los derechos humanos de las personas afectadas.
¿Cómo funciona el programa de prevención y protección en salud sexual en CABA?
En junio de 2021, la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA) evaluó la gestión del Ministerio de Salud porteño en materia de prevención y protección de la salud sexual.
El programa, en cuestión, tiene el objetivo de facilitar el acceso libre y gratuito de la población al cuidado de su salud sexual y reproductiva, a información y asesoramiento profesional para la elección y provisión de métodos anticonceptivos, incluyendo políticas de prevención y atención de enfermedades de transmisión sexual HIV- SIDA.
Si bien se destinó más presupuesto para la tarea, se registraron faltantes de insumos, no se halló una coordinación entre efectores ni indicadores que marquen mejoras.
Asimismo, el documento indicó que el debilitado sistema de registro no establece de manera certera, entre otros indicadores, las prestaciones específicas del programa ni el nivel de cobertura en los pacientes.