Agenda 2030: sin acciones para remediar los daños ambientales mineros
En el marco de los Objetivos de Desarrollo Sustentable, la Auditoría General de la Nación examinó el grado de implementación y seguimiento de acciones por parte del Estado Nacional con respecto al manejo de los pasivos ambientales mineros. Los hallazgos no fueron favorables.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son un conjunto de objetivos globales dispuestos por distintos gobiernos con el fin de erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible. Cada objetivo tiene metas específicas que deben alcanzarse hasta el año 2030.
La Agenda 2030 fue aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en septiembre de 2015, y establece que cada país firmante debe priorizar y adaptar las metas definidas en el plano global para su implementación local.
Como parte de un informe, que fue aprobado en el 2020, la Auditoría General de la Nación revisó las medidas que fueron aplicadas, desde enero de 2018 a mayo de 2020, por la Secretaría de Minería para alcanzar las metas 12 y 15 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. El documento expuso que no existieron acciones de articulación y coordinación concretas en línea con los objetivos.
A la hora de la adaptación de las metas globales al ámbito local, no se tuvieron en cuenta las falencias que actualmente existen en materia de gestión de estos pasivos.
Estos objetivos, catalogados como Producción y Consumo Responsables y Vida y Ecosistemas Terrestres, respectivamente, incluyen dentro de sí distintos puntos de acción que abarcan las esferas económica, social y ambiental. A su vez, están incluidos en un listado de 17 ODS, con sus 169 metas asociadas.
Lo más grave de lo observado por el reporte es que “el manejo integral de los pasivos ambientales mineros no se consideró como prioridad para la adopción/adaptación de las metas e indicadores referidos a los ODS 12 y 15.”
Esto quiere decir que, a la hora de la adaptación de las metas globales al ámbito local, no se tuvieron en cuenta las falencias que actualmente existen en materia de gestión de estos pasivos.
Para alcanzar estas metas aprobadas por la ONU, todos los actores tienen que hacer su parte: los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil pero, ¿por qué no se involucra el sector minero?
Pasivos mineros relegados
Los pasivos ambientales mineros son instalaciones o tareas mineras, incluyendo sus depósitos y residuos, paralizadas, inactivas o abandonadas. Este tipo de pasivo constituye un riesgo potencial permanente por los daños que puede generar en la salud humana y en el medio ambiente. Es por esto que es fundamental que su manejo sea el adecuado.
Según el informe, se constató que durante el período auditado no existieron acciones de articulación y coordinación concretas tendientes a la incorporación de esta temática para el seguimiento de los ODS.
Este tipo de pasivo constituye un riesgo potencial permanente por los daños que puede generar en la salud humana y en el medio ambiente.
Además, la AGN catalogó como limitado el proceso de adopción y adaptación del ODS 12- Producción y consumo responsables en Argentina-, ya que “el país adoptó 3 de las 8 metas establecidas en la Agenda 2030 y no tomó aquellas metas que guardan relación con la gestión sostenible, el uso eficiente de los recursos naturales y la minimización de las fuentes de contaminación que puedan ocasionar efectos adversos en la salud humana y el ambiente”.
Por último, con respecto al ODS 15- Vida y ecosistemas terrestres, la situación “es similar, ya que de las 9 metas internacionales, el país tomó 3, y estableció indicadores relacionados principalmente con la conservación de los bosques nativos”.
Implementación nacional
En materia de manejo de los pasivos ambientales mineros corresponden los ODS antes mencionados, en particular las metas 4 y 3, respectivamente.
La meta 4 del ODS 12 establece: “de aquí a 2020, lograr la gestión ecológicamente racional de los productos químicos y de todos los desechos a lo largo de su ciclo de vida, de conformidad con los marcos internacionales convenidos, y reducir significativamente su liberación a la atmósfera, el agua y el suelo a fin de minimizar sus efectos adversos en la salud humana y el medio ambiente”.
Por su parte, la meta 3 del ODS 15 postula: “para 2030, luchar contra la desertificación, rehabilitar las tierras y los suelos degradados, incluidas las tierras afectadas por la desertificación, la sequía y las inundaciones, y procurar lograr un mundo con una degradación neutra del suelo”.
Argentina para los 17 ODS incorporó 80 metas (65 adoptadas y 15 adaptadas) y desarrolló un total de 244 indicadores de seguimiento. Aquí, el ODS 12 se definió como “Garantizar modalidades de producción y consumo sostenibles” y el ODS 15 se definió como “Gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y detener la pérdida de biodiversidad”.
Es por esto que la AGN también afirmó que las metas priorizadas “no guardan relación alguna con el desarrollo de la minería ni con la gestión de los PAM”.