El después de Cromañón: Los chicos de Escuela de Vecinos charlaron con sobrevivientes
El encuentro tuvo lugar en la Legislatura porteña, en marco de una actividad de la comisión de Riesgo. El derecho de admisión de los boliches, las mentiras a los padres y la superación personal fueron algunos de los temas que tocaron.
Los jóvenes participantes del programa educativo Escuela de Vecinos se entrevistaron con especialistas en las temáticas que investigan. La comisión de Riesgo se reunió con sobrevivientes de Cromañón, la tragedia que 30 de diciembre de 2004 dejó 194 víctimas fatales, en su gran mayoría adolescentes.
Las principales dudas de los chicos tuvieron que ver con cómo fue el regreso al colegio luego de la tragedia y la recuperación física. En ese sentido, Guadalupe Gutiérrez Ortiz, sobreviviente e integrante de la ONG Familias por la Vida, recordó que cuando volvió a clases en 2005 insistió para que en su escuela haya talleres de primeros auxilios.
“Pedí que sea obligatorio para chicos de cuarto y quinto año un curso de RCP. En ese momento no se me ocurrió que haya talleres de prevención en cuanto a la nocturnidad, pero no tengo duda de que hoy lo pediría. Es lo que hacemos desde la ONG”, explicó Guadalupe.
En la charla estuvo muy presente la noche y al respecto los chicos mencionaron que muchas veces sufren discriminación en los boliches, ya sea por su vestimenta o aspecto.
Durante la jornada, los chicos se comprometieron a estar alertas y controlar ellos mismos el estado de los boliches.
En ese sentido, Guadalupe les indicó que la ONG recibe denuncias anónimas sobre el funcionamiento de los boliches. Así, los chicos prometieron estar alertas y controlar ellos mismos el trabajo de los empleados de seguridad privada, los ingresos, la señalética, el estado de los baños y la capacidad.
Por último, y también vinculado a las salidas nocturnas, Guadalupe compartió con los adolescentes una guía para reducir los riesgos a la hora de salir. Entre las recomendaciones, se destacan la posibilidad de coordinar un punto de encuentro, elegir un conductor designado, verificar la capacidad del lugar, identificar los elementos de seguridad, no engañar a los padres para poder salir y no utilizar identificaciones falsas, siendo estas dos últimas cuestiones algo recurrente en los adolescentes.