Durante los últimos años, la pirámide de los haberes jubilatorios se viene aplanando. Las distintas medidas compensatorias, principalmente el pago de bonos por parte del Ejecutivo, produce un efecto regresivo en la relación entre aquellos que cobran las jubilaciones máximas y mínimas. La implementación de los bonos, que si bien tiene como objetivo proteger a la población que cobra el haber mínimo, que son también las más vulneradas ante la caída del poder adquisitivo de los ingresos jubilatorios, afecta la equidad y sustentabilidad del sistema previsional en su conjunto.

Este fenómeno que atraviesa al sistema previsional argentino es conocido como el achatamiento de la pirámide de los haberes jubilatorios. Focalizados en los sectores vulnerables, específicamente en aquellos que reciben la jubilación mínima, los bonos funcionan como protecciones para los estratos más bajos de la pirámide, mientras que los sectores medios y altos del sistema jubilatorio no han sido beneficiados por las medidas del gobierno nacional.

Si tomamos como punto de partida enero 2021, vemos que la relación era que 6,7 jubilaciones mínimas representaban una jubilación máxima. A partir de ese momento hasta agosto 2022, se observa una disminución temporal en la relación entre la jubilación máxima y mínima.

Pero es precisamente a partir de agosto de 2022 hasta diciembre de 2023 donde comienza a registrarse una disminución continua en esta relación. Es en el último mes de 2023 cuando se alcanza el punto máximo de achatamiento de la pirámide del sistema jubilatorio. La jubilación máxima representó alrededor de 4,4 jubilaciones mínimas, lo que representa una caída del 34% de la relación entre las jubilaciones máximas y mínimas registradas en los últimos tres años.

Relación entre jubilación máxima y mínima

Existen, por lo menos, dos factores que explican este aplanamiento de la pirámide previsional. En primer lugar, la escalada inflacionaria que erosiona el poder adquisitivo real de todos los jubilados dado que la fórmula de movilidad previsional corre siempre por detrás de la inflación (y en general nunca la alcanza). Y en segundo lugar, la implementación por parte del Ejecutivo del pago de bonos para mantener el nivel de ingresos de los estratos jubilatorios más bajos. Combinadas, ambas situaciones han confluido a una reducción constante de la diferencia entre las jubilaciones máximas y mínimas.

Fuente: elaboración propia en base a ANSES.
Fuente: elaboración propia en base a ANSES.

Este proceso ha perjudicado a las personas que cobran las jubilaciones medias y que no recibieron en estos años los bonos para afrontar la caída de los ingresos previsionales. La falta de ajustes que compensen la inflación ha llevado a una disminución significativa del poder adquisitivo de estos jubilados, que se traduce en mayores dificultades para cubrir gastos básicos y mantener un nivel de vida digno. En otras palabras, entre enero 2021 y diciembre 2023, los jubilados con ingresos medios han experimentado una pérdida del 39% en su poder adquisitivo en términos reales.

La movilidad jubilatoria y la Ley Ómnibus

En el proyecto conocido como “Ley Ómnibus”, presentado por el Ejecutivo, se propone la suspensión de la fórmula de ajuste de haberes previsionales. Esto significaría el paso de un régimen de ajuste automático establecido por ley a un sistema de ajuste a discreción por parte del gobierno nacional.

Si bien el proyecto de ley enviado al Congreso establece que estos ajustes discrecionales tendrán una orientación prioritaria hacia los beneficiarios de menores ingresos, este cambio de modalidad implicaría la reducción del déficit del sistema previsional programada en torno al 0,4% del PBI y recaería principalmente sobre los sectores de ingresos medios y altos.

En un contexto de acelerada inflacionaria, la suspensión de la fórmula de ajuste de haberes plantea un escenario en el que se verían seriamente afectado el criterio de equidad del sistema previsional. Si bien se buscará proteger a los jubilados de menores recursos, esta situación podría profundizar aún más la desigualdad entre los distintos estratos de jubilados. Los sectores de ingresos medios y altos podrían enfrentar una reducción más significativa en la proporción de sus haberes, lo que afectaría considerablemente su capacidad adquisitiva y calidad de vida.

Sin duda, este aplanamiento de la pirámide potenciado por la continua erosión de los ingresos previsionales, sumado a la suspensión de la fórmula de ajuste de haberes, tendría un efecto negativo sobre la percepción que se tiene sobre el sistema jubilatorio argentino. La desigualdad creciente, inequidad e incertidumbre entre aquellos que ven disminuidos sus haberes en relación con otros estratos de la pirámide previsional deteriora la capacidad integral del sistema jubilatorio para garantizar un nivel de vida adecuado para todos los jubilados.

En este contexto de inestabilidad económica y pérdida de poder adquisitivo de los ingresos previsionales, el desafío político debe orientarse en el diseño e implementación de políticas públicas equitativas que garanticen una distribución justa de los recursos del sistema jubilatorio. De ahí que, las actualizaciones de los haberes deben estar alineadas a la realidad económica y asegurar un equilibrio entre la protección social, el sostenimiento de los niveles de vida de los adultos mayores y la sustentabilidad del sistema previsional.