La nueva auditoría gubernamental
Durante el II Congreso Nacional de Estudios de la Administración Pública representantes de la AGN, la SIGEN y el Tribunal de Cuentas de la provincia de Buenos Aires aportaron su visión sobre cómo los organismos de control se adaptaron a los cambios generados a partir de la pandemia.
La Asociación Argentina de Estudios de Administración Pública (AAEAP) organizó el II Congreso Nacional de Estudios de la Administración Pública. Representantes de diferentes organismos de control participaron del panel “El desafío de un cambio inesperado: la nueva auditoría gubernamental”.
Aníbal Kohlhuber, miembro de la Auditoría General de la Nación (AGN), sostuvo que “se ve claramente la necesidad de resiliencia, se nota a nivel económico, en salud, pero también en el control”.
Cuando comenzó el aislamiento, el presidente de la AGN le encomendó a Kohlhuber que buscara ideas de experiencias en el exterior. “En marzo aparecieron algunas gotitas de ideas desde Asia y Europa, las cuales se convirtieron rápidamente en una tormenta con la implementación de charlas, reuniones, webinarios, iniciativas y cambios tecnológicos, porque en definitiva el mundo se transformó en un laboratorio a cielo abierto”, explicó.
Según Kohlhuber “muchas de esas experiencias se pueden ver en la página web de la OLACEFS, donde hay un repositorio de iniciativas a nivel regional”.
Representando a la AGN también estuvo presente Martín Rubione, quien además fue autor de la ponencia De los escombros del papel a los cimientos digitales: aprendizajes en tiempos de pandemia. En su turno, aseguró que “el cambio inesperado para algunos organismos fue la necesidad de entrar en una era un poco más moderna”.
Para Rubione, hubo una suerte de “apagón analógico” que generó una realidad para la que "no estábamos nada preparados”. Según él, ese fue el caso de la AGN: "nos quedamos sin 'sistema nervioso', si no podíamos ir a la oficina a firmar papeles, no teníamos la posibilidad de realizar nuestro trabajo. Estábamos a oscuras y paralizados en el mismo momento en que estaba asumiendo una nueva presidencia en el organismo”.
¿Cómo se sobrepuso? Rubione explicó que a nivel tecnológico hubo que hacer poco: entregar token para hacer firmas digitales, robustecer la política de seguridad informática para darle más confiabilidad a los sistemas y a los usuarios, desalentar el pase de archivos para no saturar los sistemas críticos de la institución. “La inversión fue prácticamente nula, solamente se necesitó tiempo”, reflexionó.
La Auditoría no fue el único organismo que tuvo que cambiar. Germán Murdolo, del Tribunal de Cuentas de la Provincia de Buenos Aires, comentó que "el proceso que se fue dando intempestivamente forzó situaciones. Por ejemplo, a nosotros nos costaba salir del papel o de la firma ológrafa y el cambio ayudó a dar respuestas tanto de la administración central como de los propios municipios”.
“El proceso tiene que permitir mayor transparencia, tiene que aportar a la rendición de cuentas. Por último, tienen que ser los organismos de control quienes desarrollen este proceso de poner ante el ciudadano la información. Estamos ante la posibilidad de acercar a la ciudadanía a la información pública”, concluyó Murdolo.
Marita Olivarez, auditora interna del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, aportó sobre la experiencia: “nos estamos acercando todos a la visión de un control más efectivo. La emergencia sanitaria de alguna manera visibilizó la necesidad de que las contrataciones públicas sean más eficaces”, comenzó.
¿Cómo afectó el cambio a las auditorías internas? “Por un lado hubo una decisión administrativa de imponer una actividad para las UAI para participar de la firma conjunta de las actas de apertura de las contrataciones, un elemento que no nos pone como concomitantes pero permitió que tengamos ciertas visualizaciones previas”, explicó Olivarez.
Además indicó que quedó a la vista la necesidad de que el gestionador cuente con más ayuda previa. "Las UAI nos convertimos internamente en consultoras, recibimos de manera informal pedidos de ayuda en los procesos, en verificar reglamentos y normativas aplicables", contó Olivarez, quien aseguró que esto "pone de manifiesto la necesidad de que el control interno de gobierno empiece a virar a uno más efectivo, que sirva para construir una confianza para con el ciudadano en su función social".
Los cambios también afectaron a los “controlados”. Laura Pellegrini, de la Subsecretaría de Relaciones Financieras Internacionales para el Desarrollo -encargada de gestionar y negociar los préstamos internacionales- comentó: "Lo que nos pasó es que la AGN, en un principio, requería que los estados financieros vinieran firmados en papel y nosotros ya teníamos todas las mesas de entrada en papel cerradas”. Finalmente, comentó que se logró resolver de manera integral poder seguir con el control pero con esta arista de la digitalización.
En el cierre, María Estela Moreno, quien está al frente de la UAI del Ministerio de Desarrollo Territorial y Habitat, contó que “en la misma semana que comenzó el aislamiento se empezó a pensar cuál era el aporte que desde el control se podía brindar, sin perder de vista que es para la mejora de la política pública y para la vida de nuestros conciudadanos”.
“Era importante generar acuerdos de cómo sistematizar estas formas. Necesitamos transformarnos de una manera impresionante y creo que estamos a la altura de las circunstancias y podemos hacer mucho más”, concluyó.