La Asociación Civil de Estudios Populares (ACEP) organizó la charla “discursos y debates parlamentarios en tiempos de virtualidad” durante la cual legisladores compartieron sus experiencias, las dificultades y los beneficios del uso de videoconferencias para sesionar y realizar el trabajo en comisiones.  

La directora de ACEP CABA, Carla Pitiot, manifestó que la tecnología permitió mantener la conexión y sostener el trabajo conjunto aunque más de un año después “ya estamos un poco cansados de la virtualidad y lo que extrañamos en realidad es encontrarnos, esas charlas de antes y después de finalizar un encuentro”. 

Pitiot, quien fue diputada nacional entre 2015 y 2019 y actualmente es directora del BICE, aseguró que “es impensado hacer política de forma remota. Nosotros mismos nos enojamos y decimos que no podemos por WhatsApp, se pueden discutir ciertas cuestiones por medios telemáticos pero hacer política es muy corporal y presencial”. 

Con el aislamiento impuesto por la pandemia, las instituciones se vieron obligadas a recurrir a la tecnología y adaptar sus estructuras para conectarse y seguir cumpliendo con el servicio público. “El Congreso no fue la excepción, de hecho fue uno de los primeros en adaptarse a la virtualidad", explicó Pitiot quien además es secretaria de Igualdad de Oportunidades y Trato de la seccional Nación de APOC.

Parlamento: beneficios y desventajas de los debates virtuales

Refuerzos en ciberseguridad 

Por su parte, Vanesa Massetani, diputada nacional por Santa Fe, señaló que con el uso más frecuente de medios virtuales para trabajar también se modificó la validación de identidad por huella digital por una identificación facial cotejada con los datos del RENAPER. “Respecto a la seguridad se trabajó sobre el ingreso de los representantes al debate, mediante una red privada que evitaba los hackeos”, resaltó, y destacó la importancia de conseguir consenso para ejercer el teletrabajo. 

“Si bien cuando hablamos de debate parlamentario nos enfocamos en las sesiones también tenemos que tener en cuenta que el teletrabajo se implementó en las comisiones”, argumentó la legisladora.

Lo que en un primer momento parecía difícil de desarrollar, pudo llevarse adelante sin denuncias, ni cuestionamientos serios al modo de funcionar. “La tecnología es de gran ayuda y debemos estar más receptivos a las innovaciones que nos permitan reducir tiempos y costos con la misma legitimidad y transparencia que tenía el trabajo presencial”, sostuvo Massetani. 

Las ventajas del trabajo a distancia

En su turno el senador nacional y director de ACEP Chubut, Alfredo Luenzo, explicó las ventajas cuantitativas del trabajo a distancia: “si uno compara, en 2019 sesionamos entre siete y nueve veces, mientras que en 2020, en plena pandemia, lo hicimos en 27 oportunidades”. En ese período se sancionaron casi 70 leyes, de las cuales un 20% están vinculadas con la virtualidad. “No podemos negar que ha sido un año virtuoso”, sostuvo. 

El legislador indicó que “la virtualidad nos permitió que estemos todos, o casi todos, presentes y es un punto positivo”. También manifestó que, de acuerdo a este balance, el teletrabajo es una herramienta complementaria que llegó para quedarse porque “hace eficaz y trasparente al gobierno”.

Si bien para Luenzo el año fue productivo, la calidad del discurso se empobreció. "Hablarle a una pantalla no es lo mismo que a un compañero de bancada o a un opositor”, sostuvo. 

El encuentro estuvo moderado por el investigador universitario y miembro de ACEP CABA, Diego Monasterio, quien realizó una introducción a la temática de la oratoria parlamentaria.