El economista Nelson Shack Yalta es el contralor general de la República de Perú desde 2017, por un período de siete años, hasta 2024. Las auditorías sobre el fenómeno climático El Niño, los desafíos de incorporar nuevas tecnologías, la importancia de tener auditores profesionales y el control ciudadano fueron algunos temas que desarrolló en un diálogo con El Auditor.info

-¿Qué balance hacen desde la Contraloría General de la República de Perú de este año que está terminando? 

En el caso de la Contraloría de Perú ha sido un año de muchos retos y desafíos. Estamos prácticamente terminando un proceso de reforma estructural en el control gubernamental en Perú, que ha motivado una gran cantidad de recursos para poder ampliar las capacidades técnicas y operacionales de la Contraloría. Ahora la Contraloría tiene oficinas incluso a nivel provincial, no solamente regional.

También, hemos tenido la oportunidad, a lo largo de estos años, de desarrollar una reforma que ha cambiado por completo el modelo de control. Ahora tenemos un modelo de control, ya no solamente punitivo sino con un enfoque preventivo gracias al control concurrente. Todo esto con un enorme aliado que es la participación ciudadana. El control social se ha convertido en el mejor aliado del control gubernamental en Perú, pero eso ha sido gracias al apoyo de la clase política que ha permitido cambiar más de media docena de leyes, incluso se ha modificado la Constitución Política del Perú

Para nosotros este es un año muy especial, no solamente porque llevamos a cabo ya esta XXXII Asamblea General Ordinaria de OLACEFS, sino porque después de cuatro años, producto del Covid, recogimos de manera renovada la implementación de la Conferencia Anual Internacional por la Integridad (CAII) que acaba de concluir marcando un hito importante como foro de discusión a nivel internacional-iberoamericano, con participación de delegaciones de más de 30 países y con más de 50 expositores nacionales e internacionales. 

-¿Qué expectativas tienen para el próximo año?

Estamos muy preocupados por los efectos que pueda tener en Perú el fenómeno El Niño, si es que sucede, y ojalá no sea un Niño fuerte, sino solamente moderado, porque si es fuerte prácticamente todos los planes y la organización de la Contraloría, los planes de auditoría que se habían trazado para el próximo año van a tener que cambiar. El próximo año va a ser un año de muchos desafíos producto de qué es lo que va a suceder con el fenómeno El Niño con todo lo que eso puede significar ya que Perú es un país que sufre muchos desastres naturales, por eso es una de las preocupaciones principales del control. 

Ya estamos auditando las obras de prevención del fenómeno El Niño que se estuvieron haciendo durante este año. El gobierno ha dispuesto de más de 1.200 millones de dólares para el financiamiento de esas obras y tenemos desplegados más de 800 auditores, sobre todo en la costa norte del Perú, para mirar esas intervenciones.

-¿Qué desafíos quedan en materia de control gubernamental en Perú?

Una de las cosas más importantes que tenemos que hacer, y que estaba programada en la reforma del control gubernamental que empezamos hace seis años con la Ley 30.742, es implementar una carrera pública especial para el auditor gubernamental que se garantice que todos los auditores no solamente entren por concurso público, sino que sean los mejores y que permanezcan los mejores, que tengan mecanismos de ascensos programados, meritocráticos, con procesos de evaluación, para garantizar una absoluta autonomía, independencia y la profesionalización del auditor.

Además de eso, creo que el próximo año la Contraloría, si bien hemos avanzado bastante en los temas de Inteligencia Artificial y analítica de datos, en 2024 vamos a empezar a trabajar con data no estructurada, es decir, no solamente entrar a mirar a través de la Plataforma Nacional de Interoperabilidad, qué pasa con la información de las bases de datos públicas, sino qué es lo que está pasando con los vídeos, qué está pasando con Facebook, qué está pasando con Instagram. Cada vez la corrupción se sofistica más y el control tiene que sofisticarse, ahora gracias a la ciencia y la tecnología podemos dar ese salto a costos razonables.