Marisa Graham: "Hemos conseguido poner en agenda no sólo los derechos de los niños, niñas y adolescentes, sino también visibilizarlos"
Es la primera Defensora de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes de la Nación. Asumió en 2019, luego de 14 años de que el cargo esté vacante. ¿Cuál es la importancia de este organismo?
La Ley de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, sancionada en 2005 y reglamentada en 2006, instituyó la figura del Defensor/a para monitorear las políticas públicas en materia de protección y garantía de derechos de las infancias. Tras años de que el puesto esté vacante, en abril de 2019, una comisión bicameral del Congreso eligió a Marisa Graham como la primera Defensora de Niños, Niñas y Adolescentes de la Nación.
En el marco del cumplimiento de los 15 años sin Defensor del Pueblo de la Nación, El Auditor.info y Fundación Éforo realizaron la serie de entrevistas Defensores de la Argentina, y dialogó con Graham sobre su rol y el funcionamiento de la institución.
- ¿Qué implica ser defensora de niños, niñas y adolescentes?
La defensoría de derechos de niñas, niños y adolescentes es un organismo autónomo autárquico, independiente y de derechos humanos que tiene como misión general velar por la garantía de los derechos de esos niños y de esas niñas. Todas las Defensorías en el mundo tienen esa misión. Nosotros tenemos, por la Ley 26.061, incumbencias que no todas las defensorías en el mundo tienen. Una de ellas es poder actuar frente a los tribunales y tener legitimación activa frente a la Justicia, pero vamos desde la promoción de derechos, campañas por los derechos de los chicos, hasta intervenciones por denuncias puntuales que recibimos.
-¿Cómo fue el proceso de designación luego de 14 años sin titular?
Fue complejo porque pasó mucho tiempo y no se decidía armar una Comisión Bicameral. Había que instituir por ley una bicameral encargada de poner las reglas del concurso que fue muy estricto. Primero fue una audiencia abierta donde éramos más de 200 personas en la cual teníamos que decir cómo debía ser para nosotros una Defensoría de niños en la República Argentina. Luego tuvimos un examen escrito de 70 preguntas y dos casos a desarrollar, así que fue bastante abultado. Sólo 15 personas pasamos el escrito y tuvimos que presentar un plan de trabajo y hacer una defensa en una audiencia pública. La Comisión Bicameral hizo un rango de mérito, porque fue por oposición y antecedente el concurso.
-¿Cuáles son las principales problemáticas de niños, niñas y adolescentes en el país y quién lleva adelante sus reclamos?
La agenda de los derechos de niños, niñas y adolescentes es muy amplia. En este momento hay dos problemáticas importantes, si bien todas son importantes porque los derechos humanos no hay uno más importante que otros, pero si yo tuviese que decir hoy en qué se ocupa la Defensoría y en qué tenemos tensada la “Defe”, es en el tema de la pobreza y la indigencia, en infancias y adolescencias. Ese es un tema que tiene que ver con políticas públicas y políticas económicas, que viene ya sucediéndose y va aumentando la cantidad de niños, niñas y adolescentes en esas condiciones. Por otro lado, el abuso sexual infantil intrafamiliar.
-¿Quiénes representan a los niños, niñas y adolescentes en sus reclamos?
Tenemos seis direcciones y tres áreas, las tres áreas son transversales a esas direcciones, las direcciones son más temáticas. Recibimos las denuncias fundamentalmente de una de las áreas de participación y protagonismo, donde hablan chicas y chicos de escuela, de secundarios, de los barrios. Tenemos una red de promotoras y promotores de derechos que son pibas y pibes, y de ahí llegan muchas denuncias.
Las chicas y los chicos denuncian cosas que les pasan a otros y les pasan a ellos y, también, tenemos muchas denuncias por parte de docentes, que son los protectores. La escuela es un factor de protección de los niños y a menudo por ahí dicen cosas que no dicen en la casa, y muchas madres o familiares que denuncian situaciones de violencia intrafamiliar. Tenemos varios canales para denunciar, nuestras redes, la página y un mail.
-Salimos un poco de tu defensoría, se cumplen 15 años sin Defensor del Pueblo de la Nación. Para vos, ¿Cuál es la importancia de que este puesto deje de estar vacante?
Para un país como el nuestro que, sobre todo después de la última dictadura militar, ha sido sumamente respetuoso de los derechos humanos y, que también es uno de los países de la región, y del mundo, que más se somete al sistema regional y al Sistema Internacional de Derechos Humanos. De hecho tenemos varias condenas de la Corte Interamericana de Derechos Humanos por vulneración de derechos de personas menores de edad y de adultos. Creo que ganamos un solo caso frente a la Corte, la República Argentina, y también frente a distintos comités. El Comité de los Derechos del Niño, el Comité de los Derechos de las Mujeres.
Es decir, cada tratado de derechos humanos que la Argentina ratificó, y que muchos de ellos tienen rango constitucional, tienen en general un comité al cual los países tienen que presentar un informe de cómo se están cumpliendo con los derechos humanos de cada una de sus poblaciones. Que no exista un defensor de los derechos de los adultos en general implica un déficit también en esta intervención, en quién controla que los Estados, en sus distintos gobiernos y en sus distintos niveles, cumplan con los derechos de sus ciudadanos.
Esos derechos van desde los derechos a la vida y a la libertad, hasta los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales. Entonces, que haya un organismo que, siendo un organismo público, por fuera de los gobiernos, controlando que esos gobiernos velen y cumplan con los derechos de los ciudadanos, a nosotros nos parece fundamental, es una pata que nos falta claramente.
-Tal vez más en lo personal para vos, ¿Cuál es el desafío de un defensor y en tu caso del defensor de los niños, niñas y adolescentes?
El desafío de un defensor del pueblo es volver a organizar una defensoría que en su momento fue muy potente en la República Argentina y que lamentablemente no hay. Actualmente hay gente trabajando en la Defensoría del Pueblo, pero al faltar quien conduzca. Evidentemente ahí hay un desafío enorme que es volver a armar y a conducir una Defensoría muy grande como es la Defensoría del Pueblo de la Nación, necesitamos tener una cabeza allí.
En relación al desafío de la Defensoría de los Derechos de los Niños, me parece que lo primero, y creo que lo hemos conseguido, es poner en la agenda no sólo los derechos de los niños, niñas y adolescentes, sino también la visibilización de los niños, niñas y adolescentes, algo que se vio muy claro en la pandemia.
Cuando apareció el tema de la cuarentena, me llamaban de los medios de comunicación para hacerme esta pregunta: 'doctora, el Gobierno acaba de ordenar que los argentinos, las argentinas, la población tiene que quedarse dentro de las casas, ¿y con nuestros hijos chiquitos, qué vamos a hacer?'. Como si fueran algo diverso a las argentinas, los argentinos, la población. Como si estuvieran por fuera, como si fueran marcianos. Si los argentinos tienen que quedarse dentro de la casa, los niños que tienen la suerte y las niñas que tienen suerte de tener casa, se tendrán que quedar con sus familias dentro de las casas, es una pregunta casi obvia, pero implicaba la invisibilización que tienen las niñas, niños y los adolescentes para el mundo adulto. ¿Qué lugar ocupan las infancias y adolescencias en el mundo adulto y cómo garantizamos sus derechos humanos?