La semana pasada Argentina goleó a Chile 3 a 0 por las eliminatorias camino al Mundial de 2026. Fue el partido número 93 entre ambos en los cuales 61 triunfos fueron de Argentina, 6 para Chile y 26 partidos terminaron en empate. Además del historial futbolístico entre nuestro país y nuestros vecinos existe una relación comercial de larga data. Entre enero y julio del 2024, Argentina exportó bienes a Chile por 3.487 millones de dólares. Esto consolida a Chile en el cuarto destino de nuestras exportaciones por orden de importancia solo superado por Brasil, China y Estados Unidos.

Los principales productos que le compra Chile a la Argentina son petróleo y gas natural. También el complejo agrícola-ganadero exporta diversos productos a Chile como maíz, harina y aceite de soja, aceite de girasol y carne bovina. Chile también es uno de los principales destinos de exportación de vehículos para transporte de mercancías después de Brasil y Colombia. Todo esto convierte lo convierte en el país con el mayor saldo comercial positivo para nuestra nación.

Es decir, Chile es para la Argentina el país con el cual mayor diferencia hay entre lo que le vendemos que con lo que le compramos. Pero, ¿Por qué esto es importante? La balanza comercial de un país se compone por la resta entre lo que le vendemos al mundo (exportaciones) y lo que le compramos al mundo (importaciones). Un superávit comercial implica que exportemos más de lo que importamos. De lo contrario, el país tendría un déficit comercial. 

Tener superávit comercial sostenido es deseable para la economía ya que implica que entren más dólares de los que se van por el comercio de bienes. Resulta una condición necesaria (pero no suficiente) para poder acumular reservas y tener mayor poder de fuego a la hora de sostener el tipo de cambio (por poner un ejemplo). Profundizar relaciones comerciales con quienes ya tenemos superávit es prioritario. Como también repensar las relaciones comerciales con aquellos con los que tenemos grandes déficits. 

El mayor déficit comercial que tiene nuestro país hace años es con China. Si miramos a nuestro país vecino sucede todo lo contrario. El mayor superávit que tiene en términos comerciales es con China. Entonces ¿Cómo puede haber esta enorme diferencia comercial con China entre los dos países?

La principal explicación viene por el lado de los productos que le vende cada país a China. Mientras Argentina le vende principalmente productos agropecuarios del complejo de la soja, Chile le vende a China principalmente productos mineros del complejo del cobre. Esto hace que a pesar de tener más importaciones de China que nuestro país, China le representa su mayor superávit comercial. La mitad de las exportaciones chilenas son de cobre, un mineral clave con la propiedad de ser uno de los mejores conductores de la electricidad. Esto lo convierte en un insumo clave para la transición energética ya sea para la producción de autos eléctricos, paneles solares, aerogeneradores de energía eólica, pero también para productos eléctricos y electrónicos, de computación, para la construcción de edificios, etc.

Chile no solo exporta cobre a China sino también exporta en grandes cantidades a Corea del Sur, Japón, Estados Unidos, Brasil, Taiwan, Alemania y Francia, entre otros. En el año 2023 exportó de cobre 43 mil millones de dólares. Para poner un orden de magnitud entre los productos estrellas de cada país, Argentina de todo el complejo soja exportó casi 14 mil millones de dólares en 2023 (cabe aclarar que el efecto que produjo la sequía hizo que las exportaciones de este complejo cayeran drásticamente). 

Si tomamos el 2022 fueron casi 44 mil millones de dólares de cobre en Chile versus casi 25 mil millones de dólares del complejo soja en Argentina. Una diferencia notable. A pesar de tener la tercera frontera terrestre más extensa del mundo compartiendo la Cordillera, Argentina no produce ni exporta cobre desde el 2018, desde que el yacimiento Bajo la Alumbrera en la Provincia de Catamarca que venía operando desde la década de los 90 dejó de operar.

Desde el sector minero hay expectativas de que en los próximos años se pongan en producción algunos proyectos de explotación de cobre en Argentina. Esto genera una oportunidad no solo para mejorar nuestra balanza comercial generando mayores exportaciones sino también como una oportunidad de desarrollo productivo federal en las provincias donde se ubiquen los yacimientos, en donde se garanticen las condiciones y los protocolos de seguridad y cuidado ambiental para generar el menor impacto posible sumando la participación de las comunidades locales. 

A su vez, la vinculación entre el sistema científico, tecnológico y productivo de nuestro país con estos grandes proyectos mineros resulta fundamental para el desarrollo de nuevas tecnologías, el impulso a proveedores locales que brinden insumos tanto de bienes como de servicios a la minería y así generar un círculo virtuoso de creación de nuevas empresas y generación de puestos de trabajo.  De esta forma, la explotación de nuestros recursos mineros puede convertirse en una de las palancas para el desarrollo de nuestro país.