Bombero de vocación
En esta sección AGP se acerca al funcionario público para que dé su opinión acerca de su labor en el Estado. Nos preguntamos, ¿un trabajo más o vocación? ¿mero ejecutor de procedimientos o hay un margen de acción propio? ¿Existen trabajas que impidan desempeñar su trabajo correctamente? ¿Cuáles?
Hoy: Eduardo González. Bombero voluntario de Junín de los Andes, provincia de Neuquén.
¿Por qué eligió ser bombero?
En el año 1986 se prendió fuego una estación de servicio en la ciudad de Olavarría que era de mi familia. Recuerdo que las llamas alcanzaron a un edificio y una biblioteca. Fue uno de los incendios más importantes de la provincia de Buenos Aires. Mi padre se lastimó mucho y mi madre salvó su vida gracias a los bomberos.
¿Fue ahí que nació su vocación?
Si. En realidad fue una especie de contraprestación. Después de mucho tiempo, vi la posibilidad de hacerme bombero y así lo hice. Desde 2004 formo parte del cuartel de Junín de los Andes.
¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?
Simplemente ayudar a otros. Siempre decimos que nosotros, los bomberos voluntarios, somos un poco locos porque no tenemos más que el aporte anual del Ministerio del Interior de la Nación. En el caso de la provincia de Neuquén, no contamos con jubilación ni con obra social. Esto demuestra que no lo hacemos para conseguir algo.
¿Cuáles son las actividades cotidianas del cuartel?
Hoy los bomberos no prestamos servicios solo en incendios, sino que realizamos un montón de otras tareas como el auxilio de personas o animales. En nuestra provincia también prestamos capacitaciones sobre servicios de seguridad y RCP (reanimación cardiopulmonar) a empresas e instituciones públicas. Lo que más disfrutamos es ayudar a otro ocupando el tiempo disponible que cada uno tiene.
Aparte de ser bombero, ¿a qué se dedica?
Yo tengo un comercio. El 30% o 40% de mis compañeros son empleados públicos. El resto son privados. Gracias a dios hoy sólo tenemos uno o dos desocupados. Cuando llegué al cuartel el 80% no tenía trabajo. Fue una época bastante dura.
¿Cuánta gente trabaja en el cuartel?
Activos somos 33 pero en total somos 47.
¿Detecta alguna traba que le impida llevar adelante su tarea correctamente?
La traba principal que tenemos desde siempre es la económica. Porque si bien nosotros cumplimos una función pública reconocida por leyes nacionales y provinciales, nuestra actividad es privada. Estamos supliendo una actividad que el Estado ha dejado de cumplir. El Concejo Nacional de Bomberos, a través de las Federaciones de Bomberos, ha logrado un montón de crecimiento en cuanto a lo que es económico, pero es un aporte anual por parte del Ministerio del Interior nacional de $160 mil anuales para cada uno de los 800 cuarteles del país. Cuando yo empecé el aporte de la Nación era sólo de de 18 mil pesos por año. Igual continúa siendo insuficiente, porque en mi destacamento tenemos un gasto mensual de 29 mil pesos.
¿Cuentan con algún aporte provincial?
Algunas provincias, como Córdoba o Río Negro, han sumado un aporte provincial. Acá todavía estamos discutiéndolo. Desde el año 2000 hay un aporte que debería entregarse y aún no se entrega todos los años.
¿Qué modificaría usted de su trabajo?
Cambiaria la comunicación. Esta faltando marketing, vendernos en el buen sentido. Y que el Estado tome mayor conciencia de lo que un bombero significa.