Cada 2 de febrero se conmemora el Día Internacional de los Humedales. En nuestro país aún se espera una normativa nacional que cuide estos lugares, indispensables para luchar contra el cambio climático y prevenir inundaciones.

Además de frenar los gases del efecto invernadero, estas áreas tienen diversas particularidades productivas. En Argentina hay 23 declarados de relevancia internacional, pero a pesar de la importancia de los mismos y la Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas (RAMSAR) firmada en 1971, el Congreso Nacional no logró sancionar una ley aunque tuvo dos oportunidades de hacerlo.

Estas dos iniciativas no prosperaron en la Cámara de Diputados por falta de interés y además, por los efectos del lobby del sector agropecuario, que ve a esta normativa como una traba al desarrollo, expresó Ana Di Pangracio, directora ejecutiva adjunta de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), en dialogo con este medio.

La primera vez que ingresó a la Cámara de Senadores, en 2013, fue votado de manera unánime. La segunda vez, no se respetaron los concesos alcanzados en las comisiones parlamentarias que habían trabajado el proyecto y se introdujeron cambios que no respetaban los acuerdos alcanzados. De esta forma se bajó el nivel de protección y dejaron afuera las salinas, de altura, para extraer Litio, aseveró Di Pangracio, quién agregó que en caso de haber prosperado dicha ley era fácilmente judicializable.

El proyecto con cambios se cayó en la Cámara Baja en 2015 y no se volvió a tratar. Desde entonces no hay noticias. Desde FARN siguen trabajando para ver si la tercera es la vencida. Es importante que estén regulados, ya que a escala mundial, desde fines del siglo XIX hasta ahora, desaparecieron más del 65 por ciento y Argentina no escapa a eso, explicó la integrante de Fundación.

Los sectores inmobiliarios y agropecuarios son los que más se oponen a que se regulen estos espacios. Según Di Pangracio, el problema son sobre todo los tomadores de decisiones, que no advierten los beneficio de los humedales y se los ve como tierra de descarte que hay que convertir y hacerles un cambio de uso del suelo. Lo devastador que puede ser alterar estos ecosistemas naturales quedó claro con las inundaciones que causaron muertes. Sobre todo el desarrollo urbano del conurbano bonaerense, movido por cuestiones económicas, tiene sus consecuencias de gran impacto.

Inventario

Aunque no haya una Ley, la Secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, junto a expertos, ONGs y universidades, llevan adelante el inventario de desde 2011. La primera etapa ya está concluida y trabajan en la segunda parte. Que haya un ordenamiento territorial de estos ecosistemas sería lo ideal. Esto está previsto en la Ley General del Ambiente, de 2002. Tuvimos avances sectoriales como la Ley de Bosques, la Ley de Glaciares y ojalá pueda darse pronto esta normativa ya que están en retroceso Argentina.

Los humedales ocupan un gran porcentaje del territorio. Hay urbanos, rurales, de altura, turberas en la Patagonia, costeros, marinos, deltas, lacustres, ribereños, palustres y artificiales, entre otros. No solo no están lejos, sino muchas veces están en la propia ciudad en la que vivimos y muchas veces sobreviven gracias a la acción de los vecinos que trabajan por defenderlos y crear reservas urbanas, detalló Di Pangracio.

Ese es el caso de la reserva Santa Catalina de Lomas de Zamora, donde los vecinos junto a ONGs se organizaron, recolectaron firmas y lograron proteger ese espacio natural que corresponde a la cuenca Matanza-Riachuelo y sirve para que la zona no se inunde.

Auditoría General de la Nación

En 2015, la AGN presentó un crítico informe sobre la política ambiental en los 12 años del gobierno kirchnerista. El entonces presidente de la AGN, Leandro Despouy, expresó que hay escasa voluntad política de aplicar leyes ambientales en la Argentina, situación que se traduce en falta de reglamentación, bajo presupuesto e inexistencia de planes y programas orientados a su cumplimiento". En el mismo remarcaron los resultados deficitarios de los programas aplicados tanto en términos presupuestarios, como en el control de las actividades extractivas. Luego de algunos años, la situación para los humedales sigue igual.