Los avances en el cuidado de la flora, la fauna y del ambiente en el que ellos y los argentinos viven son “escasos” y “aislados”, aún “no hay ni estrategias ni metas que contribuyan a la conservarlo”. Así lo manifestó la Auditoría General de la Nación (AGN) y además remarcó que esto sucede pese a que desde 2003 se puso en práctica una Estrategia Nacional de Biodiversidad, actualizada hace apenas dos años.


El Convenio de Diversidad Biológica (CDB) tiene sus orígenes en 1992 y busca principalmente “conservar la biodiversidad en todos sus aspectos” ¿Qué es la Biodiversidad? Según este Convenio es “la amplia variedad de seres vivos sobre la tierra. Esa pluralidad es el sustento del funcionamiento para los ecosistemas y de la provisión de los servicios ecológicos esenciales para la vida humana”. 

Para lograr esa finalidad, la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable (SAyDS) tiene bajo su órbita a distintas direcciones que deben elaborar una Estrategia Nacional Sobre Diversidad Biológica (ENB). A ello se suma un Grupo de Trabajo de Conservación de la Biodiversidad (GTCB) que debe “formular y ejecutar esa Estrategia”.

Es interesante detenerse sobre el cuidado que se hace desde la Secretaría de Ambiente de la fauna silvestre, es decir, de los animales. Hay un Dirección a su cargo que se encarga especialmente de “proteger y recuperar a las especies más amenazadas”. Ésta dependencia tiene a su cargo varios proyectos, como el de cuidado de especies en  peligro, el de protección de Habitats de Fauna Silvestre o el del Manejo del Guanaco. En todos los casos, el organismo de control manifestó que “no hay evidencia de su seguimiento” por lo que “se desconoce su efectividad”.

Sobre este punto los auditores hacen una observación muy particular: “hay un notable desequilibrio entre las acciones destinadas a la conservación y el manejo de la fauna silvestre y la flora. Para el primero hay una ley de Conservación (22.421), mientras que para la segunda ninguna”. La gestión de estas legislaciones está a cargo del GTCB.

En el informe se destaca que “existen bases de datos científicas sobre el estado de conservación de muchas especies autóctonas”, pero que “no fueron integradas en un  diagnóstico” único.

De hecho, la AGN señaló en el informe aprobado en mayo de este año, que “no pudo detectar evidencias de que se mida el desempeño del Convenio de Diversidad Biológica ni documentación que respalde un seguimiento de su labor”. Tampoco encontró ningún tipo de información estadística confiable”. 

Este último punto seguramente esté relacionado con la “falta de un sistema de información que organice la documentación”. Se constató que todas las acciones desarrolladas con anterioridad al 2003 no fueron adecuadamente registradas.

Ante tantas carencias, la AGN afirmó que “perdió funciones ejecutivas en la puesta en funcionamiento de la Estrategia, que no tiene un organigrama ni planea hacerlo, además de los escasos recursos humanos para llevar adelante su labor”. 

Financiamiento

Del presupuesto de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Social fueron destinados para el 2012 más de $35.5 millones para lo que es conservación, ordenamiento, planificación y conducción del ambiente y la biodiversidad.

Sin embargo, “ni la Estrategia Nacional de Biodiversidad ni el Grupo de Trabajo encargado de llevarla adelante tuvieron un presupuesto específico destinado para llevar adelante sus tareas”.