El PAMI llegó a tardar hasta más de tres años en entregar audífonos a sus afiliados. Según un informe de la Auditoría General de la Nación (AGN), que analizó el período 2005-2006, las “considerables demoras” se registraron tanto en los procesos de licitación como en el reparto de los equipos.

La provisión de audífonos analógicos retroauriculares y digitales es un servicio que el Instituto suspendió en plena crisis de 2001 y retomó en octubre de 2003, con un pedido de 23 mil unidades. Así comenzaron los trámites de la Licitación Pública 17/04 que culminó con la orden de compra emitida el 29 de noviembre de 2004 y la entrega de los primeros 67 aparatos “recién en febrero de 2005”, dice la AGN.

Para pedir audífonos, los afiliados deben presentarse a la Unidad de Gestión Local (UGL) del PAMI que le corresponde, con la orden del otorrinolaringólogo y estudios, como audiometría tonal y logoaudiometría. Pero, a partir de la tardanza que registra el Instituto, la Auditoría explicó que esos estudios muchas veces quedan desactualizados y los pacientes deben repetir todos los trámites.

El organismo de control tomó una muestra de 120 expedientes de pedido de audífonos tramitados por los afiliados del PAMI, y encontró 12 casos en que los equipos fueron entregados con más de tres años de demora, 26 solicitudes con tardanzas de más de dos años, y 33 que debieron esperar más de un año en recibir su aparato. Además, el informe puntualiza que hay otros 13 casos de audífonos que no fueron otorgados “por muerte del afiliado o renuncia al pedido”. Por el lado de los pendientes de entrega, en tanto, se observaron cinco expedientes con más de dos años de demora y también cinco que aguardan hace más de tres años.

Otra falencia que detectó la AGN es que los pedidos de audífonos “no se consolidaban en ningún área” del PAMI, es decir que, al momento del estudio, el Instituto carecía de un padrón general de expedientes y, puntualmente, esto impidió determinar con exactitud cuántos audífonos había que entregar para reanudar la prestación suspendida en 2001.

La “inconsistencia en la información” –a palabras de la Auditoría- alcanzaba a varios aspectos. En primer lugar, el PAMI no midió la evolución histórica del padrón de afiliados hipoacúsicos. De hecho, la Gerencia de Coordinación de UGL reconoció que no contaba con datos de 15 de los 34 meses comprendidos entre enero de 2005 y octubre de 2007. En segundo lugar, el Instituto no sabe cuántos audífonos entregó efectivamente. Es que no tienen un sistema informático para controlar la ejecución del programa de reparto de equipos y “la información esencial está dispersa en dos gerencias distintas”, la de Coordinación de UGL y el área fonoaudiología del Departamento de Prestaciones Especiales. Así, mientras que la primera afirma haber entregado hasta octubre de 2007 unos 41.880 audífonos, la segunda sostiene que dos meses antes, en agosto, los aparatos otorgados eran 46.398.

Igualmente, “la entrega de audífonos fue insuficiente para cubrir las necesidades de los afiliados”, concluye la Auditoría a partir de los datos que le entregó el propio PAMI: se repartieron 46.398 equipos sobre un padrón de hipoacúsicos que, a octubre de 2007, era de 86.925 pacientes, es decir, la demanda fue satisfecha en un 53,3%.

En cuanto al presupuesto destinado al programa de audífonos, el organismo de control añade que el Instituto contó con una partida de $ 10.500.000 para el ejercicio 2005, y $ 13.500.000 para 2006.