En junio de 2003 se inauguraron las obras de remodelación y ampliación en el Hospital Santojanni. En aquel momento, una agencia de noticias anunció el emprendimiento como “la obra pública más importante del año en materia de salud”. Sin embargo, el aumento de los servicios no fue acompañado con una incorporación de personal para la atención de los pacientes. Un informe de la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA), indica que el hospital tiene en la actualidad un déficit de más de 300 enfermeros y otros tantos técnicos y anestesiólogos en áreas como terapia intensiva, gastroenterología, nefrología y diálisis, ortopedia y traumatología, y cirugía.

Pero la falta de personal no es la única falencia que presenta el Santojanni. Los estudios de colonoscopía están suspendidos porque el equipo necesario para esa prestación está en reparación desde hace más de cuatro meses.

En ginecología, las cirugías más urgentes, como las oncológicas, tienen una demora de un mes. Pero en otras patologías, por ejemplo el prolapso, las esperas pueden ser de un año. Este servicio tenía una sala de internación con 10 camas, y otra de aislamiento, que fueron destinadas a cirugía reparatoria pero que, al momento del trabajo de la AGCBA, estaban inutilizadas hacía un año y medio.

Por su parte, el área de cirugía “no tiene una lista de espera real”. Las operaciones se realizan en función de las urgencias y se estiman entre tres y cuatro meses de demoras. Cada servicio que ofrece prestaciones quirúrgicas tiene un quirófano dos días por semana, aunque esto se cumple “en la medida que existan anestesistas disponibles”, aclara el informe.

El Hospital tiene 11 quirófanos, ocho para cirugía general, dos para ambulatoria y uno de urgencia. De ese total, tres se usan como depósitos por falta de equipos, como torre de laparoscopía, monitores multiparamétricos y mesas de anestesiología. Además, el instrumental quirúrgico es “antiguo”, no se reponen las bajas, y tanto el material descartable, como la ropa disponible, son “insuficientes”.

La falta de profesionales y equipamiento también afecta al área de traumatología y ortopedia, donde no se dan turnos para cirugías en las que se usa anestesia general. Esta falta de previsibilidad, obliga a los pacientes a internarse entre 20 y 30 días antes de las operaciones.

Por otro lado, la especialidad de medicina nuclear no funciona desde hace cinco años porque el equipamiento está dañado, y su espacio físico se usa como depósito de insumos.

La Auditoría dice que el Santojanni “no tiene un plan anual de mantenimiento de equipos”. Los dispositivos médicos son reparados por empresas tercerizadas que demoran entre cuatro y seis meses por el atraso de trámites y pagos. Para poner en funcionamiento el área de medicina nuclear se abrió una licitación que finalmente cayó porque las ofertas fueron desestimadas.

Las camas de atención clínica están deterioradas por falta de mantenimiento, tienen manchas de óxido, articulaciones dañadas y faltan ruedas o tacos de goma en las patas. Tampoco hay biombos o mamparas para mantener la privacidad de los pacientes internados. Un panorama similar presenta la pediatría, mientras que en terapia intensiva, la falta de enfermeras provoca que de las 12 camas disponibles, cuatro estén inutilizables.

Además, de las ocho camas de la unidad coronaria, sólo seis tienen monitor y ninguno está completo, sino que se van armando según la necesidad de cada paciente. Y el Hospital sólo tiene un cardiorespirador y un equipo para electrocardiograma, los estudios de Eco Doppler se practican con un equipo que tiene 21 años de antigüedad y que se comparte con el servicio de obstetricia. El área coronaria tiene una sala de recuperación cardiovascular en óptimas condiciones para su funcionamiento (equipamiento completo, oxígeno central, office de enfermería, baño privado y espacio para seis camas), pero que no es utilizada, y la AGCBA dijo que no encontró una causa concreta que justifique que esté en desuso.

“El área de otorrinolaringología no tiene cajas completas con el instrumental necesario para realizar las prácticas quirúrgicas”, agrega el informe del organismo de control y completa: “Los profesionales deben concurrir con su propio instrumental y, pese a que hace dos años solicitaron la compra de una lámpara de la fuente de luz, que cuesta $ 900, aún no recibieron respuesta alguna”.