Un informe de la Auditoría General de la Nación (AGN) señala que la actividad ganadera sin control y la “inacción” por parte del Estado ponen en riesgo la conservación de tres áreas protegidas de la Patagonia que contienen bosques nativos, lagos, estepas, variada fauna y hasta patrimonio arqueológico e histórico, como restos fósiles y pinturas rupestres de aproximadamente mil años de antigüedad.

Las zonas en cuestión son los Parques Nacionales Perito Moreno, Los Glaciares y Tierra del Fuego, que fueron analizados por el organismo de control en una investigación que apuntó a verificar cómo funciona el Plan de Manejo de Áreas Protegidas de la Eco-Región Bosque Patagónico-Patagonia Sur, llevado adelante justamente por la Administración de Parques Nacionales.    

El relevamiento, aprobado este año a partir de datos tomados entre 2011 y el primer semestre de 2013, también destacó, por un lado, la falta personal calificado y, por el otro, que no se hacen mediciones para determinar cuántos visitantes pueden recibir los complejos sin alterar el medioambiente.

Perito Moreno y actividad privada

En su informe, la AGN narra que el Perito Moreno (declarado Parque Nacional en 1971) tiene una superficie total de 115 mil hectáreas -divididas en dos grandes áreas de manejo-, y está ubicado en el Centro-Oeste de Santa Cruz.

Frente a semejante marco, el organismo de control señaló que el Parque “carece de recursos humanos especializados”. De hecho, hasta 2013 había solamente 10 trabajadores, entre ellos un guardaparque (el intendente) acompañado de personal de apoyo y brigadistas, quienes en su totalidad corresponden a planta transitoria. Según el relevamiento, esta dotación resulta insuficiente para poner en práctica un Plan de Educación Ambiental.

¿Y cómo trabajan? La Auditoría observó en su visita que “no hay registros de proyectos formulados ni de acciones de conservación, excepto tres actividades aisladas de manejo de especies exóticas”.

Otro aspecto remarcado en la investigación es que “existen sitios arqueológicos afectados por la presencia de ganado”. Y aquí surge la cuestión de la explotación privada de zonas protegidas. Puntualmente dice la AGN: “Se evidencia inacción de las autoridades del Parque en materia de negociación para el manejo del ganado que se encuentra en la Estancia Lago Belgrano. Este es un problema que viene destacándose año tras año. Hay una falta de control del ganado en ese predio que afecta la conservación de los bosques nativos. Ya desde el año 1998 las autoridades (del Perito Moreno) le sugirieron a Parques Nacionales central que adquieran las instalaciones de la estancia, lo que permitiría la erradicación del ganado y resolución de los problemas de infraestructura. Actualmente, es una estancia privada con un Permiso Precario de Ocupación y Pastaje”.

Los Glaciares: vacas de nadie, grafitis y cuestiones de vecindad

Conformado por unas 600.000 hectáreas ubicadas en el sudoeste de Santa Cruz, en el Parque Nacional Los Glaciares “se encuentra la casi totalidad del hielo continental patagónico sur presente en Argentina, incluyendo el casquete principal y numerosos glaciares del valle”, dice la AGN sobre un terreno que en 1981 pasó a formar parte del Patrimonio Mundial de la Unesco, “lo que implica un reconocimiento de su valor a nivel internacional”.

A diferencia del Perito Moreno, el “principal problema” de Los Glaciares no es generado por la actividad privada, sino por el llamado ganado bagual, es decir, los animales domésticos que han quedado libres o bien los que fueron engendrados en estado salvaje, sin intervención humana.

Tanto es así, que el informe recuerda que en 2007 las autoridades del predio presentaron ante la Administración de Parques Nacionales un plan de erradicación para lograr, en un lapso de cinco años y con un presupuesto de casi un millón de pesos, revertir el deterioro producido por estos animales. Sin embargo, el ente en cuestión “no ha aprobado el proyecto”, y así la población de ganado bagual -que hace ocho años estaba calculada en 5.000 cabezas-, creció a razón de mil por año “ocupando el 20% de la totalidad del área protegida”, alerta la investigación.

Y por si esto fuera poco, la AGN también describe lo observado en el Alero Roca. Dice el trabajo: “Este sitio contiene pinturas rupestres de aproximadamente 1.000 años de antigüedad. Quedó habilitado para el turismo en 1998, pero fue dañado por grafitis. En un relevamiento realizado en 2005 se concluyó que el 30% de los motivos había sufrido daños directos. En 2011 se realizó una visita al sitio para mitigar los daños y enmascarar los grafitis, pero no pudo evaluarse la efectividad de estas medidas. Finalmente, se propuso una nueva visita en 2012 para tomar muestras durante 10 semanas, pero no hay evidencia documental de que se haya realizado esta actividad”.

Por otra parte, los técnicos cuentan que entre Parques Nacionales y Santa Cruz se firmó en 2004 un convenio de comodato por 99 años para que la provincia construyera servicios de atención turística en una zona “de uso público intensivo” ubicada frente al Ventisquero Glaciar Perito Moreno. Sobre esto, la AGN descubrió que si bien el acuerdo “no establecía ningún plazo” para que se realizaran los trabajos, “a 10 años de la firma, las obras se encuentran sin terminar y no hay evidencia de algún seguimiento (del ente nacional) a fin de evaluar el estado de avance” de los emprendimientos.

Encima, hay problemas limítrofes. Según la Auditoría, esto está relacionado con las fronteras entre la reserva Los Glaciares y el pueblo de El Chaltén: resulta que este comunidad se conformó en 1989 mediante una “transferencia de tierras a título gratuito” de la Nación a la provincia de Santa Cruz, en un convenio que incluso había sido aprobado mediante la ley 23.766. Sin embargo esa operación “no ha sido formalizada”, afirma la investigación. Por eso, en 2012 ambas partes negociaron un intercambio de hectáreas que, no obstante, aún tiene “pendientes la realización de mensuras en las tierras a permutar, la desafectación de El Chaltén del Sistema Nacional de Área Protegida, la ratificación de límites y el saneamiento de defectos legales de la venta de una parcela”, etcétera.

Con respecto a los recursos humanos, la AGN concluyó que “la gestión es ineficiente”, porque “el personal más capacitado es escaso y próximo a jubilarse”. Además, cuando los auditores visitaron el predio descubrieron que, de una dotación que hasta 2013 ascendía a 134 miembros, varios trabajadores “gozaban de distintos tipos de licencias y sus puestos quedaron sin reemplazantes”.

Problemas en Tierra del Fuego con los conejos y los concheros

El Parque Nacional Tierra del Fuego tiene una superficie de casi 69 mil hectáreas y está ubicado en el extremo Sudoeste de la provincia homónima, abarcando desde la Sierra de Beauvoir hasta la costa del Canal de Beagle.

Allí, la Auditoría observó “problemas de conservación” en los yacimientos arqueológicos yámanas, también llamados concheros. Además, “algunas de las zonas cercanas a los sitios de uso público se encuentran más deterioradas por el pisoteo, en especial las que son cruzadas por senderos turísticos intensamente transitados y próximos a los campings”, detalla el informe.

El organismo de control añade que, si bien “las acciones que desarrolló el Parque alcanzaron sus objetivos, controlando el impacto de las visitas masivas”, aparece sin embargo un “mayor factor de pérdida, que aún no fue subsanado y está relacionado con la presencia de conejos”. En ese sentido, el texto sostiene que “no hay proyecto previsto para el control de esta especie, pese a que el problema viene reiterándose” en los últimos años.

De la visita al Parque, la AGN remarcó: “El Campamento Lago Roca es un sector del bosque mayormente sobremaduro, lo que implica un riesgo para las personas por la caída natural de árboles”. Por la zona también se detectó “un espacio con aguas residuales a cielo abierto, oculto tras una estructura en el área de servicios concesionada. Ante esto -sentencian los técnicos- no se obtuvo evidencia sobre informes del cuerpo de guardaparques, ni acciones de intimación al concesionario para su remediación”.

Y, sobre la dotación de trabajadores, se detectó que el Parque “solo cuenta con personal contratado para el área de conservación (2 personas), y una de ellas –de planta- destinada para todo el sector de uso público. Concluyendo que los recursos humanos no son suficientes para todas las tareas”.   

Uso público, incendios y coincidencias

En el informe de la Auditoría se detalla una situación en la que coinciden los tres Parques Nacionales.

Es que ninguno dispone de un Plan de Uso Público ni de estudios de capacidad de carga, que son los análisis que permiten establecer topes máximos de visitas que puede recibir los complejos sin alterar el medioambiente.

En el Perito Moreno, por ejemplo, llevan un registro de visitantes, pero “no se realizaron los correspondientes procesamientos de datos”. Por su parte, para Los Glaciares la AGN destacó la necesidad de efectuar estas mediciones, porque “las áreas de uso público son -justamente- las que presentan mayor riqueza en número de especies”.

Y en el Parque Tierra del Fuego ocurre una especie de embotellamiento: es que la oferta de excursiones que proponen los operadores turísticos y la poca disponibilidad horaria de los pasajeros que llegan en cruceros “genera concentraciones de visitantes en los principales sitios de interés del área protegida y en determinados momentos del día”.

Asimismo, hay otra coincidencia entre los parques Perito Moreno y Los Glaciares: “si bien ambos cuentan con una guía de protección contra incendios forestales, no poseen un Plan Integral de Incendio, Comunicación y Emergencias”.

En cambio, en el Parque Tierra del Fuego sí hay Plan de Protección contra Incendios Forestales desde 2006. Pero no sólo eso: “Hay además un protocolo de comunicaciones y un protocolo de trabajo de rescate en conjunto con Defensa Civil Provincial, con la Policía y la Prefectura”. Sin embargo, los auditores detectaron que “si bien esto se encuentra funcionando, nunca se firmó el Acta Acuerdo correspondiente”.