En la Aduana de Río Grande, Tierra del Fuego, los controles a las exportaciones de gas se hacen mediante una normativa que tiene más de 10 años. Se trata de la Resolución 588/99 de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), que contempla lo establecido en unas mediciones conocidas como AGA (American Gas Asociation) número 3. Según un informe de la Auditoría General de la Nación (AGN), esta reglamentación internacional quedó “desactualizada” porque ya va por su decimoprimera versión.

“Esto redunda en limitaciones a la fiscalización”, dice el organismo de control y resalta que, a pesar de que la misma Resolución 588/99 establecía en sus considerandos que el Ente Nacional Regulador del Gas debía tener en cuenta los cambios en las formas de medición derivados de los avances tecnológicos, “en los últimos años dichos avances se han producido tanto en nuevas tecnologías como en el mejoramiento de las (ya) utilizadas en el país, sin que se hayan incorporados a la normativa vigente”.

La Auditoría inspeccionó un puesto de medición de la empresa Transportadora Gas del Sur (TGS) de Río Grande donde, justamente, se fiscalizan las exportaciones que se realizan a través del gasoducto que une el Área Aduanera Especial, es decir, Tierra del Fuego, con el territorio continental nacional. En ese estudio se detectó que “los sistemas de medición de gas compulsados, y su software, no han sido validados por el órgano instituido de control (el Instituto Nacional de Tecnología Industrial –INTI-), ni se hallan a disposición del organismo aduanero en materia operativa”. Además, esas mediciones se hacen “a distancia”, porque tanto las oficinas de TGS como “los computadores de caudal, los controladores del cromatógrafo y las placas orificio, están precintadas por la Aduana y se encuentran en el Puesto de Medición de San Sebastián, distante a 80 kilómetros”. Así, la fiscalización es “tele trasmitida y recibida en forma permanente mediante un software propiedad de TGS, quien vuelca en planillas las cantidades transportadas, posteriormente validadas por los agentes aduaneros”. Por eso, el informe dice que aceptar los datos retransmitidos, en lugar de los que son tomados directamente desde el gasoducto, “implica la necesidad de que existan normas de auditoría (sobre) la seguridad e inviolabilidad de los sistemas y programas que reciben, procesan y generan esta información”.

También en Río Grande, la AGN descubrió que “no hay sistema informático” para controlar los elementos secuestrados o de rezago, “el inventario es manual” y existe mercadería que figura en stock hace ocho años.

El informe de la Auditoría también menciona las observaciones hechas en la Aduana de Ushuaia. El paso fronterizo de Puerto Almanza, por ejemplo, “fue habilitado en 1991 pero nunca se encontró en estado operativo (por) no poseer un puerto habilitado conforme las prescripciones de la Ley 24093 (que regula los aspectos vinculados a los puertos estatales y particulares del país). La Zona Primaria fue habilitada (en 1998) pero el muelle referencial no existe”, puntualizan los técnicos.

Además, “se verificó una importante dispersión en la normativa vigente para el Área Aduanera Especial, que facilita la aparición de zonas de dudosa aplicabilidad, dando lugar a posibles prácticas discrecionales. Hemos observado –continúa la investigación-, que algunos agentes desconocen el Código Aduanero, por ausencia de calificación adecuada y manifiesta falta de motivación para la capacitación”.

Por otra parte, un relevamiento en la Sección Sumarios de la Aduana arrojó que, de las 22 causas penales archivadas, “existía sobreseimiento por prescripción en 12 de ellas”. Con este dato, la AGN infiere que “es dable pensar en la posibilidad del inicio de reclamos de operadores sobreseídos en estas condiciones”. La AGN también analizó dos causas sobre contrabando, de las cuales “surge que, dado el tiempo considerable transcurrido en los trámites judiciales y en el impulso tardío de la gestión legal aduanera, se ha generado un dispendio jurisdiccional que distorsiona todos los fines de la pena y que, para ser realmente eficaz y efectiva, requiere la menor distancia temporal entre el hecho y la condena”.

Sistema Informático María

Tanto en Río Grande como en Ushuaia, la Auditoría comprobó que “la información disponible en el SIM (Sistema Informático María) para el control aduanero se halla subutilizada, ya que en materia de Servicios Extraordinarios (horas extras) se verifican retrasos en la puesta en marcha de un Sistema Informático Integral para controlar el funcionamiento operativo”, y añade: “Luego de más de 15 años de su implementación, el Sistema no permite aún la liquidación de Servicios Extraordinarios en las Aduanas, lo que impide no solamente el control definitivo de la operatoria realizada en horario inhábil, sino también el cargo directo a los usuarios de los gastos incurridos por su operatoria”. Asimismo, “se ha observado la superposición de tareas del personal en horas hábiles con horas viáticos, lo que implica el cobro de Servicios Extraordinarios en horas laborales”.

Animales

En cuanto a los perros que prestan servicios en las Aduanas de Tierra del Fuego, los técnicos remarcaron que “la compra de los canes se realizó en varios casos por caja chica, hecho que imposibilita al análisis de antecedentes de los criadores proveedores; hay una importante dispersión de sumas pagadas (por los animales), que oscilan entre los $ 400 y los $ 7000; en las respectivas facturas de compra remitidas a esta auditoría, no consta detallada ninguna característica técnica, a saber: edad, sexo, determinación del pedigrí, si tienen ‘aptitudes’ para la detección de estupefacientes ni cuál es el criterio de selección”. No obstante, se advierte un “posible incumplimiento” de la Ley 14.346, sobre actos de crueldad contra los animales, específicamente en el inciso 5 de su artículo 2, que considera un maltrato el estímulo con drogas sin perseguir fines terapéuticos. Los auditores descubrieron que “los manguitos (objetos de búsqueda usados como señuelo educativo) se preparan con anticipación y se guardan juntamente con el estupefaciente que se va a emplear en el adiestramiento”.