Un informe de la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA) alertó que la desatención en cuestiones de conservación “está atentando” contra el hábitat de la Reserva Ecológica Costanera Sur. Además, agregó que desde hace 5 años el gobierno porteño “decidió considerarla como un gran parque sin comprender su entidad, función y relevancia”.

Entre los “aspectos críticos” verificados por la Auditoría porteña se destaca el de la Laguna de los Coipos, que es un “ambiente artificialmente generado”, y que al momento del relevamiento, “se encontraba con niveles muy bajos de agua en el 90% de la superficie”, por lo que se consideraba “seca”. Para el organismo de control, “la decisión de no aplicar medidas preventivas de conservación de los humedales permite evaluar como deficiente la gestión en el manejo de los mismos”.

En su informe, aprobado este año, la AGCBA explicó que una reserva es “aquella área protegida por su inconmensurable importancia”, ya sea por “el mantenimiento y desarrollo de la flora y la fauna” o por las “características geológicas”. Puntualmente, la Reserva Ecológica Costanera Sur (RECS) es uno de los 19 humedales de la Argentina con valor internacional y “tenía como objetivo la conservación de la flora y la fauna existente, la educación, la recreación y la investigación científica de la totalidad del área del ecosistema”. Desde 2007, el espacio depende de la Dirección General de Espacios Verdes (DGEV) del Gobierno de la Ciudad.

No consta que se hayan efectuado monitoreos de aire y de ruido dentro de los límites de la RECS y en los terrenos adyacentes; conforme a las normas ambientales vigentes para la preservación”, señaló el informe de la AGCBA.

De hecho, dentro de la Reserva hay un depósito de automóviles que pertenece a la Policía Federal y que, “por el estado de abandono de los vehículos, pone en riesgo de contaminación el aire, el suelo y el agua subterránea”. Además, los auditores observaron que “la acumulación de lluvias en las cavidades de los automóviles favorece la reproducción de mosquitos”, entre los que se destaca el Aedes Aegypti, “transmisor del dengue y la fiebre amarilla”.

Es importante aclarar que, si bien el depósito mencionado “es preexistente a la Reserva”, la Coordinación del humedal indicó que “no existe ningún convenio con la Policía Federal para reubicarlo”.

Además, la Coordinación de la RECS dijo que el helipuerto que estáa 300 metros” del humedal, y que también está con anterioridad, “va en contra de todas las normas medioambientales”. Asimismo, aseguraron que “el territorio que ocupa la Reserva Ecológica Costanera Sur es sobrevolada por helicópteros a baja altura” y que ya se hicierondiversas denuncias y presentaciones sin resultados”.

A pesar de ello, el organismo de control señaló que “la Agencia de Protección Ambiental extendió el certificado de aptitud ambiental del helipuerto sin tomar en cuenta los daños denunciados por los sectores ambientalistas, vecinos de Puerto Madero y los usuarios del predio, como tampoco lo recomendado por la Defensoría del Pueblo”, que en 2007 señaló que la Reserva era una zona “restringida para el vuelo de aeronaves”.

Otras falencias

Los auditores porteños observaron que en la Reserva Ecológica “falta un plan de mantenimiento de equipos, maquinarias y vehículos” y  que “no existe cartelería del tipo informativa, normativa, interpretativa y de seguridad; pauta básica para el cumplimiento de los objetivos educativos y de difusión de la RECS”. Además detectaron que “las instalaciones para la prevención contra incendios no se adecuaron a las exigencias y recomendaciones efectuadas por la Superintendencia General de Bomberos de la Policía Federal Argentina”.

Visitas educativas

El informe de la AGCBA, que analizó el período 2009, indicó que “la educación supone uno de los principales objetivos de cualquier reserva natural”, sin embargo, los auditores manifestaron que en la RECS “la oferta de actividades educativas es ineficiente”, ya que los alumnos que concurren sólo “representan el 1,2% de las matrículas de estudiantes del distrito”. Además, remarcó “la insuficiencia de las acciones de promoción, publicidad y relaciones institucionales destinadas a captar este público” y descartó “la falta de respuesta por parte de las escuelas”. A ello se suma que “no se organizan actividades para el sector de educación especial, ni se promueven charlas o conferencias”.

Los auditores reflejaron que “en materia de investigación, la cosa no anda mucho mejor”, ya que la Reserva no tiene un cuerpo de investigadores en la planta personal” y “se carece de un plan de investigaciones científicas, así también, de convenios firmados con instituciones académicas que complementen y ayuden a los proyectos propios de la reserva”.

Consejo de Gestión y Plan de Manejo

La AGCBA descubrió que “al momento de la auditoría, el Consejo de Gestión no estaba constituido”. En 2001, a través de la Ley 560, se modificó la composición del Consejo que, a partir de allí, debía estar “integrado por tres organizaciones no gubernamentales y por un representante del Consejo Departamental de Ciencias Biológicas de la Universidad de Buenos Aires”. Al respecto, la Coordinadora de la Reserva afirmó que “las organizaciones no gubernamentales no se ponían de acuerdo en su participación” y que, por su parte, “el Gobierno de la Ciudad no había reglamentado la ley 560”.

Sus funciones, después de la Ley 560, son las de “asistir al coordinador de la reserva en el manejo y gestión de la misma y participar en la revisión y modificación del plan de manejo”, entre otras. En cuanto al Plan de Manejo, el equipo de auditores señaló que “es obsoleto y desactualizado respecto a la evolución del espacio en el marco temporal”. De hecho, fue aprobado en 1986 y, “según las recomendaciones internacionales, debía renovarse cada ocho años”. Su objetivo consiste en “pautar actividades, gestión y uso del área de la RECS, y determinar los programas a implementarse tendientes al cumplimiento de la finalidad para la cual ha sido creada la Reserva”.

Conclusión de la AGCBA

Por todo lo antedicho, y teniendo en cuenta que entre los objetivos de la creación de la reserva se encontraban la “conservación de la flora y la fauna existente, la educación, la recreación y la investigación científica de la totalidad del área del ecosistema”, la Auditoría porteña expresóla necesidad de clarificar los objetivos de creación de la Reserva Ecológica Costanera Sur”, agregando que “desde 2006 el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires decidió considerarla como un gran parque sin comprender su entidad, función y relevancia”.