Las falencias del SENASA a la hora de controlar y erradicar la Fiebre Aftosa
Pese a que la vacunación es una herramienta esencial para terminar con el virus, las actas que validan la inmunización se hacen con información no controlada. Hubo casos que su confección tardó más de 10 años. Sobre la campaña de difusión el organismo resaltó que “no hay evidencias de que se haya hecho ni por medio de afiches ni por radio o tv”.
Las campañas de vacunación son “una herramienta esencial para el control y la erradicación de la Fiebre Aftosa”. Pero un informe de la Auditoría General de la Nación (AGN) detectó numerosas irregularidades tanto en la inmunización como en las campañas de prevención y en las bases de datos con las que se proyectan las tareas.
En 2001 se detectaron casos de Fiebre Aftosa en varias localidades y en consecuencia se implementó el Plan de Erradicación de la Fiebre Aftosa como parte del Programa Nacional que persigue el mismo fin. Es el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) el organismo encargado de gestionar el programa y su labor, entre 2011 y el primer semestre de 2012, fue el objeto de la auditoría.
La aftosa es una enfermedad viral muy contagiosa que afecta a animales de pezuña hendida como las vacas, ovejas, cerdos, ciervos, llamas y vicuñas. El virus se trasmite por el contacto entre seres infectados u objetos contaminados y no afecta al hombre.
Pese a la necesidad de la vacunación para erradicar la Fiebre, “no hay evidencias sobre una difusión realizada con los afiches del SENASA, ni por radio ni por televisión”.
Hay dos tipos de inmunización. Por un lado, la sistemática que es programada y ejecutada regularmente en cada jurisdicción y por otro, la estratégica que se realiza ocasionalmente ante determinadas situaciones de riesgo.
El Acta de Vacunación respalda el acto de inmunizar y es una fuente muy importante para “actualizar el stock y los datos del productor”, información que se vuelca en el Sistema Integrado de Gestión Animal (SIGSA).
Sobre este punto el equipo de auditores detectó numerosas irregularidades, a partir de su visita en diferentes oficinas locales. Entre las más reiterativas y preocupantes están “los errores en la confección y el registro de las Actas” ya que “demuestra la ausencia de controles de validación afectando la confiablidad del sistema”. También se encontraron algunas “incompletas, con enmiendas y tachaduras". Otras manifiestan que “un vacunador inyectó a 3000 animales en un mismo día”.
A estas falencias se suman otras como “la falta de uniformidad en el archivo y la carencia de correlatividad en su numeración, diferencias entre lo consignado en el acta y en el Sistema, y demoras de hasta más de diez años en su confección”.
Saber el stock de animales es fundamental para planificar y ejecutar las campañas de vacunación. Por ello, todas las altas, bajas y movimientos de ganado deben asentarse en el sistema. Sin embargo, se verificó que hay registros duplicados que arrojan casi dos millones de animales más de los que en realidad hay”. Formosa es la provincia en la que más ocurre.
También se observó que había locales que no tenían información que justifique las diferencias de stock detectadas.
Por todo esto, los auditores concluyeron que “el SENASA no cuenta en todo momento con el verdadero stock de animales por productor debido a que ellos no declaran en tiempo real las novedades producidas”.
Vigilancia
Para comprobar la eficacia de la vacunación, se hacen estudios en algunos animales. La AGN observó que “el 25% de los establecimientos seleccionados por el SENASA no fueron muestreados”. No obstante, “fueron reemplazados por algunos que figuraban en la lista de suplentes” pero “sin ninguna constancia escrita de los motivos que originaron el cambio ni de quién lo autorizó”.
Además se pudo constatar que “en el 67% de los casos la obtención de resultados superó los 100 días”. El organismo se justificó informando “problemas con los kits de diagnóstico”.
El informe, aprobado en noviembre de este año, expone graves falencias en los controles fronterizos que el SENASA debía realizar. Además de una “nula o escasa supervisión”, se encontraron “deficiencias en los recursos humanos asignados, en su control y capacitación y falta de la infraestructura y los elementos necesarios para realizar registros”.
Sin correa
El SENASA, para realizar sus tareas, cuenta con fondos provenientes del Estado nacional, de lo percibido por las multas y sanciones que aplique y del cobro de tasas, derechos y aranceles. Esta última es la mayor fuente de ingresos. Pese a ello, el informe destaca que "no hay manuales de procedimiento sobre el circuito administrativo y contable".
De hecho, "hay algunas fundaciones que realizan actividades delegadas por el organismo cuyo pago es declarado a favor de las mismas" cuando en realidad "debieran ser informados como ingreso del SENASA".
Sobre el Registro Nacional Sanitario de Productores Agropecuarios (RENSPA), que tiene como objetivo "fortalecer el control sanitario centralizando toda la información", la AGN señaló que "hay divergencias e inconsistencias en la asignación de códigos a productores", ya que como los números dejaron de ser suficientes agregaron una asignación alfa numérica pero "sin ninguna resolución formal que lo reglamente".
En relación a los Entes Sanitarios, el informe manifiesta que "el 35% de ellas (fundaciones, sociedades rurales, etc.) no está inscripta en el Registro de Personas Jurídicas de la Dirección Provincial pertinente".