La historia de Buenos Aires puede explicarse de distintas formas. Una de las más eficaces es mediante su arquitectura, los edificios históricos que aún siguen en pie y hablan de distintas épocas. También a través de la investigación histórica contrastando hipótesis y relatos.

Según Daniel Schávelzon, arquitecto, doctor en arqueología y profesor de la UBA, la arqueología es una ciencia que habla de lo que ve y trata de explicar distintas épocas de nuestro país desde un lugar científico. Y sobre este saber compartió, en una charla con El Auditor.info, los rastros del pasado que esconde la Ciudad de Buenos Aires y que ayudan a entender el presente.

El caserón de Rosas y los bosques de Palermo

Las tierras del barrio de Palermo no eran muy codiciadas en la época post colonial. Era una zona inundable y un bañado, una “tierra de nadie” que estaba lejos de las 15 cuadras que componían el casco histórico, señaló Schávelzon. Todo estaba por hacerse y Buenos Aires era una ciudad casi pueblerina hasta que un joven Juan Manuel de Rosas, el estanciero más importante de Buenos Aires, asumió como gobernador en 1835 y se consolidó en el poder hasta 1853, cuando fue derrocado.

Rosas adquierió esos terrenos alejados y deshabitados en 1836. El gobernador de Buenos Aires en ese momento construyó una residencia personal, un “caserón”, que fue el primer asentamiento en la zona, utilizando técnicas bastante modernas de relleno de los suelos para que no se inunde.

El antiguo caserón de Rosas en 1876, durante la presidencia de Sarmiento, cuando funcionó como colegio militar.

Durante varias décadas se especuló que la residencia de Rosas tenía túneles subterráneos que fueron usados para su defensa. Según las investigaciones del Centro de Arqueología Urbana, sólo se halló un albañal que descendía a un pozo ciego. “Cuando se excavó encontramos los cimientos del caserón, parte de los pisos y una cantidad de objetos que fueron descartados. Se excavó un par de veces y los restos están bajo tierra en lo que es la esquina de Libertador y Sarmiento, ese es el origen de Palermo”, explicó Schávelzon.

Luego de que Rosas sea derrocado en la Batalla de Caseros, la residencia fue ocupada por su vencedor, Justo José de Urquiza. Cuando Domingo Faustino Sarmiento asume la presidencia, lo transforma en un colegio militar creando alrededor lo que hoy es el Parque Tres de Febrero, también conocido como Bosques de Palermo, hasta que finalmente el Intendente Adolfo Bullrich decide demoler el caserón para que definitivamente quede enterrada esa parte de la historia.

Con Sarmiento en la presidencia, la zona se colma de árboles. Se crea el jardín zoológico y el jardín botánico diseñados por Carlos Thays, dando lugar a una mayor apertura comercial y buscando una identidad europea, contraria al proteccionismo y la identidad criolla que imponía Rosas. Se instalan dos modelos de país distintos que se contraponen, manteniendo viva la lucha entre unitarios y federales.

Los Bosques de Palermo fueron creados por Sarmiento y están inspirados en el Central Park de Nueva York. Allí estaba la casona de Rosas que fue demolida en la gestión del Intendente Adolfo Bullrich.

Mitos de la Ciudad

La investigación científica desmiente algunos mitos de la Buenos Aires subterránea que surge del imaginario popular. Shávelzon afirman que la arqueología irrumpe como la ciencia de lo que se ve, lo que está ahí y muchas veces choca con distintas creencias populares.

Hace algunos meses comenzó a circular una nueva versión en Youtube de que los túneles de Rosas sí existen, que están debajo de un estacionamiento frente al jardín zoológico y que hay una conspiración para silenciar su existencia. Esto fue desmentido por Shávelzon, basándose en sus investigaciones y excavaciones sobre el caserón propiedad del líder federal. Según sus palabras, “fue un delirio de una persona en las redes sociales, que no tiene ningún sustento científico, ya que previamente se excavó exhaustivamente la zona terminando con el mito”.

Otra teoría que se hizo muy popular fue la de que en el Pasaje 5 de Julio, lindante con el Convento de Santo Domingo, en el barrio de San Telmo, podía haber cuerpos de los soldados ingleses fallecidos durante las Invasiones Inglesas, algo que en excavaciones nunca se comprobó, desterrando otro mito. Si es que estuvieron allí los cuerpos en algún momento fueron extraídos hacía la Iglesia del Socorro y luego al cementerio británico de Chacharita, algo que aún no está comprobado.

El Pasaje 5 de julio divide en dos al Convento de Santo Domingo. Fue escenario de las Invasiones inglesas. Según las excavaciones que encabezó Daniel Schávelzon nunca se encontraron cuerpos de soldados ingleses.

El Paseo de la Cisterna, ubicado en Moreno al 500, es un recorrido turístico sobre lo que fue la residencia de los padres de Encarnación Ezcurra, esposa de Rosas. Allí vivió el gobernador de Buenos Aires hasta la construcción de su caserón en Palermo, y que luego se transformó en Casa de Gobierno previa construcción de la Casa Rosada. La cisterna que se encontró y los objetos no pertenecían a Juan Manuel de Rosas, “es otro error histórico”, indicó el investigador.

Túneles en la actualidad

Actualmente entre los túneles más destacados de la Ciudada están los que se encuentran bajo Manzana de las Luces”, uno de los edificios más antiguos y mejor conservados, construido por los jesuitas en el siglo XVIII. Según distintas hipótesis, estos túneles tenían el objetivo de la defensa de la ciudad y permitían conexión con edificios aledaños. Sobre la zona no se pudieron hacer excavaciones arqueológicas, pero hoy en día están abiertos al público para visitas guiadas.

El túnel de la Aduana Taylor, que hoy pertenece al Museo del Bicentenario de la Casa Rosada, sigue en pie y puede visitarse. El edificio fue el primero en tierras ganadas al Río de la Plata y fue inaugurado en 1857. Los túneles subterráneos se utilizaban para la carga y descarga de mercaderías, por debajo de lo que hoy es la avenida Paseo Colón y se accedía por una escalera interior. Durante excavaciones se encontraron antiguas cerámicas de 1850, porcelanas, terracota, el primer pavimento de Buenos Aires y las escaleras del antiguo fuerte, sobre el que se construyó la aduana.

El Cabildo de Buenos Aires se suma a otros túneles que quedaron enterrados y cubiertos por las nuevas construcciones. En 1936 Mario Buschiazzo encaró una restauración, cubriendo en 1939 de hormigón lo que quedaba de los túneles, haciendo que desaparezcan definitivamente. Según excavaciones arqueológicas se cree que son anteriores a la construcción del Cabildo en 1725.

El Zanjón de Granados y los arroyos entubados

El Zanjón de Granados fue como popularmente se conoció a un riacho que descendía desde Constitución hasta desembocar en el Río de la Plata. Como sucedió alrededor de distintos arroyos, se construyeron casas alrededor, caracterizándose por la insalubridad del lugar y la acumulación de basura, por lo cual en 1850 se procede a su entubamiento. “Los trabajos continuaron hasta 1871 y fue utilizado hasta el proyecto Bateman que se caracterizó por el desagüe cloacal, quedando las amplias bóvedas de los túneles en desuso por lo cual los vecinos empezaron a destruir la obra. Con esto se pierde la memoria urbana”, destacó Schávelzon en su investigación.

La investigación del Centro de Arqueología Urbana consistió en la limpieza del relleno y se encontraron objetos antiguos, tanto de la época como anteriores, como cerámica indígena y colonial, así como también juguetes, ropa, zapatos y utensilios de la vida cotidiana del siglo XVIII. Lo más llamativo de este trabajo es que encontraron restos de dos casas que fueron destruidas al realizar la construcción, una de ellas fue construida por la familia Cajaraville.

Casa ubicada en San telmo donde en 1985 se realizaron excavaciones y se encontraron los restos del antiguo túnel del Zanjón de Granados.

El  Arroyo Maldonado, en el barrio de Palermo, también se encuentra en el imaginario popular. Se dice que en el año 1903 un hombre pescó una ballena en la desembocadura con el Río de la Plata. El arroyo corría por la actual avenida Juan B Justo y era un terreno inundable, donde habían casas aledañas que siempre terminaban bajo agua. En 1924 se procedió a la primera obra de entubamiento, ya que la densidad del barrio de Palermo crecía con las olas inmigratorias. Las obras se siguieron realizando hasta el tercer entubamiento, en el año 2012, que terminó con las recurrentes inundaciones.

El Arroyo Vega atravesaba los actuales barrios de Belgrano, Saavedra y Núñez, incluyendo la actual cancha de River. En la década del 30 se hicieron las primeras obras de entubamiento y en la del 80, debido a la subida del río y a una sudestada, se produjeron varias inundaciones en los barrios de Belgrano y Núñez, por lo cual se hicieron obras, llegando a ser hoy cuatro las entubaciones.

“Estas son obras muy necesarias y costosas que se tienen que hacer periódicamente, ya que el nivel del río va subiendo y el asfaltó que lo cubre se va desgastando”, explica el arqueólogo.

El arroyo Maldonado fue testigo de las fuertes olas inmigratorias a principios del siglo XX, ya que el barrio de Palermo creció exponencialmente su demografía, siendo los vecinos de la zona afectados por las inundaciones. La imagen es de uno de sus puentes en 1925.

Historia versus el progreso

“Tenemos una forma muy distinta de actuar sobre el patrimonio de nuestro país con respecto al patrimonio de los países vecinos”, reflexionó Schávelzon. También afirmó que “no quedó ninguna casa colonial, ya que la última fue demolida en 1941”, como tampoco hay alguna iglesia original. El especialista destacó que "el Cabildo fue reconstruido tres veces y eso mismo sucede en cualquier lugar del país. Esta destrucción sistemática es muy grave e irremediable”.

Schávelzon precisó que el proceso de mayor destrucción se produjo hacia 1900, cuando prácticamente se demolió casi toda la arquitectura colonial y en lo más actual reflexiona sobre la ampliación de la 9 de julio en los años 80, durante la presidencia de Raúl Alfonsín, donde se terminaron demoliendo casas de una arquitectura muy interesante quedando únicamente la mansión de los Salsa Mounsier.

Es el debate eterno entre progreso e historia. “En lo personal me quedo más con la historia que con el progreso”, concluyó.