La tecnología moderna y los avances de la ciencia están pudiendo recrear la vida sobre la Tierra hace más de 20.000 años pero muchos gobiernos no disponen de fondos para conservar los valiosos restos que se encuentran.

Por ejemplo, los investigadores mexicanos detectaron, excavando en el relleno sanitario de Tultepec, los restos de 14 mamuts y las correspondientes trampas con las cuales lograron cazarlos. Se cataloga el hallazgo como el más grande y significativo de este tipo.

Gracias a distintos aparatos se demostró que los animales habían vivido hace 15.000 años en América, desde Alaska hasta Honduras. Se calcula que entre siete y nueve manadas de mamuts, hace miles de años, en esas partes del continente americano, convivían con caballos, camellos y bisontes. 

El mamut, mamífero peludo e imponente, tenía tres metros y medio de altura, pesaba seis toneladas, sus orejas tenían 30 cm de longitud (más pequeñas de lo que se cree), un abombamiento como cúpula en el cráneo y unos colmillos gigantescos, que utilizaba como defensa en un mundo hostil. Era herbario, con la misma dieta que los conocidos elefantes de estos días.

Existieron desde hace cinco millones de años hasta el 3.700, cuando comenzaron a exinguirse. Solo se encontraron huesos dispersos que los expertos estudian cuidadosamente. Son los mismos especialistas que ahora se quejan del desinterés del Estado mexicano para financiar más excavaciones o proseguir con mas trabajos en otras zonas del país.

Es sorprendente la existencia de los mamuts en América del Norte y Central, desde donde un océano los separaba de los europeos. Salvo que los continentes, efectivamente, hubieran estado de algún modo unidos a través del extremo de Siberia y Alaska y pasaran por ese estrecho.

Todavía hoy, con los deshielos por los cambios climáticos, se espera conseguir más animales de esta especie en Siberia, tal como eran cuando Europa entera se congeló y destruyó su vida animal. Los museos europeos, a diferencia de otros, aprecian esos restos que asombran a los visitantes.

El sur de la Argentina es una zona privilegiada para los estudiosos porque es el cementerio mejor conservado de dinosaurios. En el país se les da mucha importancia a cada descubrimiento que tienen repercusión internacional.

Hay una constante búsqueda en todo el mundo en torno de la aparición y las marchas de los primeros hombres hasta llegar al Homo sapiens. Se trabaja, por ejemplo, en las islas de vegetación espesa como Nueva Guinea y en el sur del África, desde donde se creen que comenzaron la peregrinación hacia el norte.

Las más recientes y revolucionarias conclusiones son que el hombre de Neandertal y el sapiens convivieron y se mezclaron. Hasta pudieron reproducir, a partir de los hallazgos, los rostros y la escasa altura de los primeros.

Otro avance son los cada vez más importantes descubrimientos en cavidades en zonas montañosas de Europa con dibujos y figuras trazadas con precisión por los seres primitivos.

Los gráficos sobre cacerías de animales y el tipo de animales existentes son fantásticos y asombrosos tanto desde el punto de vista artístico como del creativo. Aparecen cuevas tras cueva, donde se refugiaban, con mayor antigüedad que las conocidas hasta ahora. Los instrumentos y las técnicas de hallazgo permiten acceder y determinar con exactitud el tiempo en que se realizaron.

Muy recientemente se encontró en un campo habitado en Málaga, España, una mezquita erigida por los invasores árabes en el siglo ocho después de Cristo. La obra había quedado construida a medias, pero los enfrentamientos armados entre los conquistadores obligaron al Emir a levantar otro lugar de rezo y meditación más cerca de la ciudad de Córdoba. Fue así como nació Medina Azahara, que comenzó a construirse en el 936 D.C.