La Pampa.- Desde hace años, en La Pampa, los sucesivos gobiernos han echado mano a un recurso discutible para enmascarar los ingresos de los funcionarios, evitar la presión del resto de los empleados y eludir la censura de la sociedad. El ardid consiste en hacer que los salarios en blanco de los funcionarios sean relativamente bajos, pero los beneficios en negro y en fondos oscuros, le completen una remuneración que les de un nivel de vida más alto, mucho más alto, que el que puede desprenderse de la simple lectura de sus recibos de sueldos.

Esta argucia es posible porque la sociedad tolera, aunque no aprueba, la existencia de fondos reservados, de cortesía, para gastos sin rendir, que figuran en el presupuesto contra toda norma constitucional y, como nadie los controla, se utilizan para engrosar los ingresos de los funcionarios y legisladores provinciales aunque, de comprobarse, esa situación encuadraría a todos ellos en la figura de malversación de fondos públicos.

Esta forma de enriquecimiento ilícito no es patrimonio provincial, ni siquiera nacional. En estos días se conoció la noticia de que una comisión que investigaba los beneficios en sobresueldos en el parlamento inglés, ha ordenado devolver más de un millón de libras esterlinas a los legisladores que se beneficiaron de esa forma. El caso es similar al que se ve por estos pagos pero con una sustancial diferencia. Allí sí se controlan esos gastos. Son reservados pero no están exentos de control. La difusión pública de la nómina de gastos que se realizaban de esa forma provocó el año pasado un escándalo de magnitud que enfureció a la sociedad y obligó a realizar una profunda investigación que ahora determinó que, pese a no ser ilegales, los gastos violaban la ética que se espera en la actuación de un legislador.

El periódico británico The Daily Telegraph sacó a la luz que miembros de la Cámara de los Comunes empleaban el dinero de las dietas para pagar el alquiler a familiares, arreglar jardines particulares, amueblar sus domicilios, pagar hipotecas de sus primeras viviendas, mantener pistas de tenis y piscinas, o comprar pañales. En el informe que elaboró la comisión investigadora luego de la denuncia, se hizo constar que las reglas relativas a las dietas eran "vagas" y no había "transparencia" y que, aunque muchos de esos gastos podían llegar a no ser ilegales, los legisladores no podían fundamentar los gastos.

El descubrimiento de estos gastos de sus legisladores puso a todo el sistema parlamentario inglés en una grave crisis y obligó a adelantar las elecciones que, se estima, barrerá con las expectativas de los partidos involucrados en el fraude.

Aquí es difícil que suceda algo parecido. No solo porque, como decimos, la sociedad no aprueba, pero tolera esos gastos, sino porque aquí, estos gastos reservados, de cortesía, etc., -contra toda norma de contabilidad y contra toda razonabilidad y respeto por los contribuyentes- no se controlan. No hay manera que aquí pueda descubrirse en qué se gastan los fondos reservados, ni los gastos de cortesía ni los gastos de bloque de la Cámara de Diputados, porque no se rinden y la Contaduría, Tesorería y el Tribunal de Cuentas han venido tolerando semejante omisión.