Publicado: 22-05-2011 
 
  
Córdoba.- La gestión del intendente Daniel Giacomino llega a sus últimos meses con la mayor parte de los problemas que encontró irresueltos al asumir. Pero no puede decirse que haya bajado los brazos.

Todo lo contrario: hay hiperactividad en algunos despachos clave del Palacio 6 de Julio y esto genera alarma en la oposición, que observa un sugestivo apuro por renegociar contratos, concretar adjudicaciones directas y tomar préstamos en plena retirada del poder.

Lo que pasó el jueves en el Concejo Deliberante fue elocuente. Sin despacho y con escándalo, Giacomino logró quebrar el bloque radical y así obtuvo los votos que le permiten avanzar con Nación Fideicomisos en un programa de financiamiento por más de 100 millones de dólares. Es improbable que la actual gestión logre iniciar alguna de las estratégicas obras de saneamiento que promete ese endeudamiento, pero la desesperación con la que los aliados del intendente impusieron la norma generó sospechas a granel.

Hay decenas de expedientes objetados por el Tribunal de Cuentas –organismo que controla la legalidad del gasto municipal– que sin embargo siguen su curso como si nada.

En esa lista se incluyen decisiones recientes y muy polémicas del intendente, como la adjudicación directa del malogrado edificio del Concejo Deliberante a una empresa que, además, se quedó con todas las tierras sobrantes del ex Mercado de Abasto y que, sin embargo, no continuó la obra por las severas fallas técnicas de la construcción. O la adjudicación, también directa, del emblemático desagüe pluvial de la calle Bunge al doble del precio previsto dos años antes.

Desde diferentes dependencias técnicas del municipio trascienden inminentes acuerdos de renegociación, prórroga o contratación con empresas vinculadas a los servicios de informática interna del municipio, mantenimiento de semáforos y conservación del mobiliario urbano.

En paralelo, el Ejecutivo insiste en la contratación de un nuevo servicio de prepago del boleto urbano, pese a que todo el sistema de transporte debe ser licitado en la futura gestión. Días atrás hizo una inversión millonaria –la UCR sostiene que los precios fueron siderales– para comprar colectivos articulados que oficiarán de trolebuses. Además, en materia de transporte, Giacomino prevé prorrogar los contratos de las concesionarias privadas, una discusión que pondrá en juego el principal negocio regulado por el municipio.

Tal vez ese acuerdo del intendente con Coniferal y Ciudad de Córdoba sea el que pueda condicionar de manera más significativa la capacidad de acción de la futura gestión municipal.

Giacomino gobierna hasta el 10 de diciembre. Es obvio que el intendente deberá tomar innumerables decisiones hasta entonces y, además, es su responsabilidad ineludible. Lo llamativo es que el apurón apunte principalmente a no dejar irresuelta ninguna contratación.

Singular preocupación en una ciudad que pide a gritos decisiones en serio.