Publicado: 17-05-09 

Dr. Hugo B. Quintana Presidente Fundación Eforo

Luz y oscuridad se ha utilizado para las mejores metáforas de la literatura. Están a la luz, dar a luz, ver la luz y, como contrapartida, andar a tientas, moverse en la oscuridad, esconderse en las sombras.

Transparente es aquello a través de lo cual puede verse, que permite ver lo que hay detrás, que faculta mostrar y, como contracara, que impide ocultar.

Para la actuación de gobernantes y funcionarios la transparencia esta en relación inversa con la corrupción, a mayor transparencia, menor corrupción (ecuación de Klitgaard).

No puede haber transparencia en el accionar público si no se da a conocer la gestión. Si no sale a la luz lo que se hace con el dinero que aporta cada ciudadano con sus impuestos y demás.

Una gestión transparente carece de zonas de sombra y pone al alcance del ciudadano y de la comunidad, información comprensible, completa y veraz.

El funcionario debe actuar siempre en la luz para poder ser transparente, facilitando el conocimiento público de sus actos de gestión de la forma más completa y entendible que se pueda.

Al ciudadano le queda por su parte, iluminar, aun más, esa información. Se debe exigir a los funcionarios que saquen a la luz su accionar.

Esto es el control social, que se ejerce cada día, tratando de ver con claridad que se hace con lo público.

El derecho ciudadano a conocer, de primera mano y con certeza, la marcha de los asuntos públicos, presenta su contrapartida en la obligación del gobierno de informar, oportuna y honestamente a la sociedad, al estado de la administración y de la economía del país en sus distintas variables.

Hágase la luz.