Publicado: 17-04-2011

No dejar afuera a la CGT de la toma de decisiones es parte del plan que analiza el Gobierno para instrumentar sin tensiones una serie de cambios en la estratégica Administración de Programas Especiales (APE), el organismo que administra el dinero de las obras sociales sindicales.

Tras la renuncia de Daniel Colombo Russell al frente de la APE, se designó al abogado tucumano Manuel Martín Alves como gerente general. Esta decisión de Cristina Kirchner requirió del consentimiento del secretario general de la CGT, Hugo Moyano (valedor de Colombo Russell), según confirmó a La Nacion un allegado al ministro de Salud, Juan Manzur.

Una de las primeras medidas que Alves puso en marcha en su llegada a la APE fue activar un comité bipartito con funcionarios del Ministerio de Salud de la Nación y los representantes de las obras sociales sindicales. De inmediato, el gerente convocó a una reunión con todas las partes.

Un grupo de dirigentes de la CGT asistió con desconfianza a la sala de reuniones del séptimo piso de la avenida Sáenz Peña 1149.

Por entonces, Moyano no había terminado de digerir del todo la salida de Colombo Russell, que previo a dirigir el organismo se había desempeñado como asesor legal de la Federación Nacional de Camioneros. "Muchachos, la Presidenta nos pidió que sacáramos de la APE cualquier manto de sospecha. Quiere que participen todos los organismos de control para encontrar la mejor vía de funcionamiento", rompió el hielo Alves, en una de sus primeras intervenciones ante sus interlocutores.

Cara a cara

Escucharon atentos Moyano y Omar Viviani. También estaban al tanto de lo que sucedía los dirigentes Antonio Caló y José Luis Lingieri. Del lado de los gremialistas no hubo objeciones al pedido de la jefa del Estado y prometieron colaborar con información y en la búsqueda de un funcionamiento más ágil y transparente.

El avance judicial en la causa denominada "mafia de los medicamentos" impulsó la renuncia de Colombo Russell y alertó al Gobierno. El caso llevó a la cárcel al jefe del gremio de los bancarios, Juan José Zanola, y tiene en vilo a varios de los principales sindicalistas del país (entre ellos, al propio Moyano).

"No quiero otro escándalo como ése", le pidió Cristina Kirchner a Manzur, que hizo de intermediario y llevó el mismo mensaje a la mesa de reunión en la APE.

Alves, Manzur y Donato Spaccavento, que es gerente de prestaciones médicas de la APE, son los tres hombres del Gobierno que encabezan la reestructuración.

Spaccavento fue director del Hospital Argerich y médico del ex presidente Néstor Kirchner. Mantiene una cordial y fluida relación con la jefa del Estado.

Del lado de la CGT, Moyano y Viviani son los que llevan la voz cantante, aunque siguen de cerca los avances Caló, Lingieri y algunos técnicos de las obras sociales.

Además, Moyano todavía conserva a dos hombres de máxima confianza en la APE. Se trata del abogado Abel Beroiz, el hijo del ex tesorero del gremio de camioneros que fue asesinado en noviembre de 2007, y de Christian Asorey, que se desempeña en el área de seguridad informática.

Puertas adentro del organismo estatal, funcionarios y sindicalistas se unieron para instrumentar en la APE un plan de cambios sin generar tensiones.

Un dato llamativo de esas reuniones fue una sugerencia que bajó desde el Gobierno.

Con el fin de evitar un nuevo escándalo como el de la mafia de los medicamentos, pidieron que se hicieran consultas a todos los organismos de control del Estado.

"El objetivo es quitarle al organismo todo manto de sospecha", explicó un funcionario.