Transparencia Internacional lanzó su informe anual sobre el Índice de Percepción de la Corrupción. Son 180 los países analizados y puestos en un ranking con un puntaje que va del 0 (alto porcentaje de corrupción) al 100 (corrupción nula). Dinamarca y Nueva Zelanda se mantienen primeros y aún creciendo, mientras que Argentina obtuvo 3 puntos menos y pasó al puesto 78. 

¿Por qué cayó Argentina? En diálogo con El Auditor.info el Director Ejecutivo de Poder Ciudadano, Pablo Sechi, explicó que el índice releva varios trabajos, como encuestas y estudios de opinión, que en el caso de Argentina fueron ocho. Por lo tanto, “no hay una razón específica por la cual se da la caída”, pero por los trabajos que realizó la ONG durante el 2020 se lo atribuye a "compras y contrataciones poco transparentes durante la pandemia y a los intentos de avances sobre el poder judicial”. 

De toda la región, Argentina se ubica en el puesto 14 de 32. Los países mejores puntuados fueron Canadá, Uruguay y Chile. Colombia. Ecuador y Brasil están por debajo de nuestro país. Mientras que Venezuela es el peor puntuado del continente con 15 de los 100 puntos posibles.

Ranking de Argentina desde 2012
Ranking de Argentina desde 2012

Uruguay fue puesto como ejemplo dentro del Índice. En el apartado de la región se resalta que no sólo es uno de los países menos corruptos de América Latina, sino que además “el gasto del Estado en sanidad es uno de los más altos” del continente. “El país cuenta con un sistema robusto de observación y control epidemiológicos que ha resultado muy útil a la hora de afrontar la covid-19 y otras enfermedades infecciosas como la fiebre amarilla y el zika”.

La mayoría de los países evaluados no registró ningún avance en la lucha contra la corrupción

América Latina sigue siendo vista como una región "caracterizada por unas instituciones de gobierno débiles”, en donde el covid-19 “ha puesto de relieve unas profundas desigualdades sociales y económicas, que afectan de forma desproporcionada a los sectores más vulnerables de la población, como las mujeres, las niñas, las personas mayores, las poblaciones indígenas, los inmigrantes y la población afroamericana”. 

El documento también destaca que hubo una “concentración alarmante” de poder en el brazo ejecutivo de países como Colombia y El Salvador. Esto “ha contribuido a una explosión de irregularidades y casos de corrupción vinculados a la contratación relacionada con la covid-19”. 

Sobre el futuro, Transparencia Internacional consideró que un reto importante es "lograr que los fondos y programas de ayuda para la covid-19 no acaben en manos de la corrupción y lleguen a sus destinatarios legítimos”. Si esto no sucede, “existe el riesgo de que aumente el malestar social, se aviven las llamas de un populismo dañino y crezcan aún más la pobreza y la desigualdad”.

Más allá de los problemas regionales, en el informe se destaca que, a nivel global, “el Índice de Percepción de la Corrupción dibuja un paisaje sombrío”. Para la organización “la mayoría de los países evaluados no ha registrado ningún avance en la lucha contra la corrupción y más de dos tercios puntúan por debajo de 50”. Además remarcaron que la corrupción socava la respuesta sanitaria global al covid-19 y “contribuye a mantener la democracia en un estado de crisis permanente”.

Finalmente Transparencia Internacional dejó una serie de recomendaciones, entre las cuales se destacan: reforzar las instituciones supervisoras de modo que los recursos lleguen a las personas que más los necesitan, procesos de contratación abiertos y transparentes, defender la democracia y que los ciudadanos puedan pedir cuentas a sus gobiernos, y publicar datos relevantes y garantizar el acceso a la información de manera accesible, puntual y fácil de entender.