El Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) durante 2019 registró 58 denuncias por ataques contra la libertad de expresión. Este dato se desprende de un monitoreo publicado en el informe titulado “Cuando aumentan las necesidades, son aún más importantes las libertades”, realizado por la propia organización desde el año 2008.  

Las agresiones contra trabajadores de la prensa venían cayendo. Según explicaron, 2016, 2017 y 2018 habían sido los años con menos reportes. Sin embargo, en 2019 hubo un repunte y en diciembre fue cuando más casos aparecieron. 

De las 58 denuncias, el 72% fueron por ataques contra hombres y 13 contra mujeres, de las cuales una considerada como violencia de género. Los conflictos generalmente se registraron en las calles, es por esto que los principales damnificados son los periodistas en móviles y los camarógrafos (52%), mientras que los atacantes generalmente son los activistas (19%).

El primer caso de 2019 fue el 11 de enero: la detención del fotógrafo alemán Stefan Borghardt en los yacimientos de Vaca Muerta. Borghardt fotografiaba el basurero petrolero de la empresa Treater Neuquén S.A.

El 28 de diciembre se registró el último suceso en Lago Mascardi, Río Negro, donde el periodista Daniel Marzal, del Diario Río Negro “fue impedido de continuar con su tarea periodística por militantes mapuches”, según FOPEA. 

"Cada vez que el periodismo se cerró, una oscuridad represiva cayó sobre la sociedad argentina", manifestó el presidente de FOPEA.

Desde que empezó el monitoreo el Foro registró en total 1452 casos y concluyó que la mayoría aconteció en CABA (342) seguido por Buenos Aires (177), Santa Fe (97) y Córdoba (94). El año en el que más denuncias se visibilizaron fue 2013 con 194.

El Presidente de FOPEA, Fernando Ruiz, aseguró que "al recorrer nuestro país vemos que, a veces, el periodismo parece haber quedado encerrado en sectores políticos, cuando su labor no es partidaria”. Esa limitación “puede dejarnos encarcelados en agendas temáticas estrechas. Además, si el gran prestigio de otras épocas, que llenó las facultades con jóvenes que querían ser periodistas, nos convirtió en poderosos agentes de opinión, una cierta borrachera de opiniones podría haber colaborado en la reducción de legitimidad actual”, indicó.

Para Ruiz, “el periodismo necesita un mayor apoyo social” y señala que a pesar una evidente necesidad de mayor autocrítica que quienes ejercen el oficio, "muchos de los ataques recibidos fueron tan injustos como exitosos y nos alejaron de gran parte de la ciudadanía que ahora debemos recuperar para que nos vuelva a creer y poder servirla”, consideró.

La limitación a nuestra profesión es un apagón masivo a amplios sectores sociales que perderían la capacidad de decir algo en público e insertarse en la conversación ciudadana", sentenció Ruiz y agregó: "En nuestra historia, cada vez que el periodismo se cerró, una oscuridad represiva cayó sobre una parte o toda la sociedad argentina y, por el contrario, las aperturas políticas fueron también una expansión notable de la libertad profesional".