El edadismo, concepto introducido por el gerontólogo estadounidense Robert Butler en 1969, abarca estereotipos, prejuicios y segregación por motivos de edad. Aunque se originó en el contexto de los adultos mayores, afecta a personas de todas las edades, desde la infancia hasta la vejez, entrelazándose además con otras formas de discriminación como género, raza y discapacidad.

El término "edadismo" refleja nuestras percepciones (estereotipos), actitudes (prejuicios) y acciones (discriminación) hacia los demás y hacia nosotros mismos, guiadas por la edad. Este fenómeno es ampliamente reconocido por su impacto negativo en la calidad de vida y el bienestar psicosocial de las personas, especialmente en contextos donde se valora la juventud y se menosprecia la experiencia acumulada con los años.

La discriminación por edad puede intensificar el aislamiento social y reducir la calidad de vida general. 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el edadismo contribuye significativamente a problemas de salud mental y física. En la vejez, la discriminación por edad puede intensificar el aislamiento social, aumentar la vulnerabilidad a enfermedades crónicas y reducir la calidad de vida general. Estudios indican que las personas mayores que experimentan esta problemática tienen mayores índices de depresión, ansiedad y estrés.

La discriminación por razón de edad se manifiesta de manera tangible en el ámbito laboral y social. Los jóvenes afrontan obstáculos en el inicio de sus carreras, con acceso limitado a oportunidades de empleo estables y bien remuneradas. Por otro lado, los adultos mayores que desean permanecer o reincorporarse al mercado laboral se enfrentan a barreras como la percepción de falta de capacidad para adaptarse a nuevas tecnologías o dinámicas laborales.

Ingreso al mundo laboral 

Gabriela Llamosas, doctora en antropología por la UBA, explicó las dificultades que enfrentan las juventudes al ingresar al mercado laboral. "Al momento de entrar al trabajo se combina la discriminación con la segregación", comentó en una entrevista con El Auditor.info.

La especialista destacó que los jóvenes, a menudo, acceden a empleos informales o, en el caso de empleos formales, ocupan posiciones en la base de la escala laboral. Esto les dificulta establecer una carrera sólida y estable, enfrentándose a ingresos precarios y falta de proyección a largo plazo. 

"Muchos jóvenes inician sus trayectorias laborales en espacios fragmentados y heterogéneos, donde los ingresos pueden ser eventuales y autogestionados", señaló.

Desafíos educativos 

La planificación de una carrera universitaria se ve afectada por estas condiciones laborales precarias, haciendo difícil la proyección a largo plazo. "Pensar en una actividad estable a cinco o seis años es complicado en estas circunstancias", agregó Llamosas.

En cuanto a las políticas públicas, la doctora subrayó la necesidad de abordar específicamente la salud mental de los jóvenes y garantizar un acceso adecuado a la atención médica. Además, enfatizó la importancia de fomentar la formación profesional continua y el acceso equitativo a la educación superior mediante políticas gubernamentales que promuevan pasantías y prácticas profesionales durante los años finales de la escuela secundaria.

X de El Auditor

Personas ¿mayores?

En Argentina, aproximadamente el 15% de la población tiene más de 60 años, y un porcentaje significativo continúa trabajando por diversas razones. Sin embargo, la discriminación por edad persiste, relegando a muchos mayores a roles que subutilizan su experiencia y conocimientos. En diálogo con El Auditor.info, Alicia Moszkowski -responsable de la comunidad Ahora Nosotras- destacó que esto no solo afecta la autoestima y el bienestar emocional de los mayores, sino que también limita su potencial de contribución económica y social.

"En Argentina, no vemos personas mayores en puestos medios o bajos; generalmente, ocupan cargos donde su experiencia es valorada", aseguró la abogada. Ahora Nosotras es una comunidad virtual que combate el edadismo en el ámbito social y laboral, destacando el potencial de las mujeres que a menudo son invisibilizadas y promoviendo la idea de que la belleza existe a cualquier edad.

“Las principales barreras que encuentran las personas mayores para reingresar en el mundo laboral son los prejuicios, la discriminación por edad y el culto a la juventud eterna”, explicó la especialista. Además, destacó que las personas mayores pueden ser muy valiosas en puestos medios debido a su “menor rotación, mayor fidelidad al trabajo y menos distracciones ya que han criado a sus hijos y no ejercen completamente las responsabilidades paternales”.

Revolución silenciosa

La estructura poblacional solía tener una forma clásica con una base ancha, que simbolizaba una gran cantidad de jóvenes, y una cúspide estrecha, que representaba a pocos ancianos. Sin embargo, en la actualidad, debido a la disminución en las tasas de natalidad y al aumento en la esperanza de vida, esta pirámide cambió su forma en muchas sociedades.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se espera que la población mundial de personas de 60 años o más se duplique para el año 2050, pasando de 900 millones en 2015 a 2.000 millones. Este cambio demográfico destaca la necesidad urgente de políticas que aborden las necesidades y desafíos de una población envejecida.

La sociedad percibe el envejecimiento como un problema y difunde constantemente mensajes negativos sobre la edad.

Moszkowski subrayó que el compromiso representa el aporte diferencial de las personas mayores. Resaltó que la perspectiva del adulto enriquece cualquier equipo intergeneracional gracias a su vasta experiencia laboral y vital. Además, la especialista sugirió estrategias para enfrentar la discriminación laboral: es crucial presentar peticiones ante las autoridades y crear grupos de influencia que puedan sensibilizar a los diversos partidos políticos, para que el Legislativo adopte estas propuestas.

La integrante de Ahora Nosotras destacó la importancia de la coordinación entre el sector público, privado y las ONG para desarrollar planes educativos dirigidos a las compañías, resaltando las ventajas de contratar a personas de mediana edad y mayores. "Es fundamental generar incentivos económicos para las empresas que adopten estas prácticas y reconocer sus esfuerzos, más allá de su Responsabilidad Social Empresarial (RSE)", añadió.

Por otro lado, la sociedad percibe el envejecimiento como un problema y difunde constantemente mensajes negativos sobre la edad, los cuales se normalizan de manera inadvertida. Moszkowski explicó que estos discursos perpetúan estereotipos que las personas mayores terminan asumiendo como parte natural de la vejez. Esto convierte al edadismo en una autolimitación con pensamientos como "ya no sirvo para nada" o "a mi edad, ¿para qué?".

Qué es la economía plateada

La economía plateada comprende las actividades económicas dirigidas a satisfacer las necesidades y preferencias específicas de las personas mayores. Este fenómeno es excepcional en la historia, con una cantidad sin precedentes de adultos mayores viviendo simultáneamente y proyecciones de crecimiento significativas. 

Según Alicia Moszkowski, este grupo suele disponer de un mayor poder adquisitivo que los más jóvenes, debido a tener menos responsabilidades económicas y a que sus hijos son adultos e independientes.

El consumo por parte de los adultos mayores no solo fomenta la creación de empleos, sino que también impulsa la innovación tecnológica y abre nuevas oportunidades en sectores como movilidad, vivienda, ocio, salud, cuidado personal, bienestar, turismo, estética, deporte, moda, nutrición y finanzas, entre otros.

Del Instagram de fundacioneforo

Desayuno de trabajo

Fundación Éforo impulsó una mesa de conversación y de trabajo junto a especialistas, organizaciones de la sociedad civil y, principalmente, jóvenes de diferentes edades para debatir y reflexionar sobre el edadismo y sus consecuencias.

A partir de estas reuniones se busca conocer las distintas problemáticas que atraviesan y que afectan las vidas de las personas, alterando el bienestar general de la población. “La idea es que estos encuentros sean interactivos, que la conversación sea horizontal. El objetivo es escuchar inquietudes así como también generar acciones para conocernos”, afirmó Federico Recagno, presidente de Éforo.  

Estuvieron presentes en el evento: 

  • Tomás Balmaceda, doctor en Filosofía, periodista y docente;
  • Alicia Moszkowski, abogada y responsable comunidad Ahora Nosotras;
  • Gabriela Llamosas, doctora en Antropología;
  • Aldana Crucitta, legisladora porteña;
  • Belén Repetto, coordinadora de Desarrollo e Intermediación Laboral en Fundación Empujar; 
  • Florencia Valle, abogada de familia;
  • Felipe Romero, estudiante de abogacía;
  • Lucas Blanco, integrante de Estudiantes Organizados;
  • Federico Recagno, presidente Fundación Éforo;
  • Carla Pitiot, vicepresidenta Fundación Éforo;
  • Fabián Méndez, coordinador general Fundación Éforo;
  • Hernán Caram, encargado de informes socioeconómicos.