Según las autoridades educativas de la Nación, el 85% del país podría volver a clases en agosto, de manera escalonada y en función de la situación epidemiológica de cada región. No obstante, aunque falte más de un mes y medio para ese momento, surgen los interrogantes sobre cómo propiciar el retorno sin exponer a gran parte de la sociedad a un aumento de los contagios de coronavirus.

En ese sentido, un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) analizó el tema desde los aspectos pedagógico, sanitario y hasta habitacional, para recomendar a los Gobiernos qué puntos se deben tener en cuenta al momento de habilitar el regreso a las escuelas. 

Tensión

La investigación de la entidad, que también incluye consejos para el reinicio de las actividades laborales, describe los dilemas que enfrentan los países en materia educativa. 

Es que, si bien existe “evidencia sobre que los niños podrían ser superpropagadores asintomáticos” de la enfermedad, también se destaca que “mantener las escuelas cerradas reduce las posibilidades de los padres de regresar al trabajo”. Todo, en un contexto en el que ya “se advierte la fatiga de comportamiento” por una cuarentena de casi tres meses, lo que genera que las personas estén “perdiendo la paciencia”, dijo el BID.

Además, “los más pequeños”, que van al ciclo inicial y a la primaria, “representan el 56% de la matrícula total”, de alumnos en el continente y, a la vez, “son los que tienen mayores dificultades para mantener el distanciamiento social”, indicó el relevamiento.

Y a esto hay que sumar que “en promedio, una de cada 10 familias de la región con niños menores de 14 años vive con un adulto mayor de 60”, el grupo de más alto riesgo frente al coronavirus.

El regreso a las escuelas y el dilema de los “superpropagadores asintomáticos”

En este marco, el Banco “aconseja apoyar a estas familias para que continúen la educación en forma remota, u organicen un lugar de residencia seguro para los adultos mayores”.

Por otra parte, el informe también alerta sobre “los estudiantes de secundaria y terciaria” quienes son, al mismo tiempo, “los que disponen de mayor capacidad y autonomía para continuar con la educación a distancia y los que tienen más riesgo de abandono escolar”. 

Gradualidades

Más allá de estos dilemas, el trabajo propone una serie de objetivos a cumplir para lograr “la reapertura, que debe realizarse en forma progresiva y con baja densidad de estudiantes en el período inicial”. 

Entre esas metas se destaca la “gradualidad geográfica”. Dice el Banco: “Un mapeo debe identificar zonas seguras por las que se puede iniciar la reapertura, por ejemplo en el ámbito rural, libre de casos de Covid-19, de baja densidad, con disponibilidad constante de agua potable y que requiera poca movilidad en el transporte público”. 

También “pueden priorizarse las áreas con mayores dificultades para proveer educación a distancia (sin internet o sin electricidad), y que cumplan con las condiciones antes descritas”, agrega la entidad.

El regreso a las escuelas y el dilema de los “superpropagadores asintomáticos”

Asimismo se recomienda la “gradualidad en la densidad estudiantil”, lo que implica “combinar estrategias de educación a distancia con jornadas presenciales más cortas, para garantizar cierto distanciamiento social y evitar aglomeraciones”, explica el BID y detalla: “Al principio pueden considerarse días y horarios específicos por años o ciclos, reservando una parte del tiempo para la limpieza profundade los establecimientos

Por el lado de las condiciones edilicias, el informe aconsejó “mapear rápidamente las necesidades de infraestructura básica”, para verificar cómo están las escuelas tras pasar tanto tiempo cerradas

En ese sentido, y más allá de la “limpieza profunda”, el texto dice que se deben ejecutar “reparaciones rápidas para garantizar las condiciones sanitarias, mejorando el abastecimiento de agua potable, la disponibilidad de baños e implementando espacios para el lavado de manos en la entrada de las escuelas”.  

El BID completa el aspecto sanitario recomendando “establecer nuevos protocolos de higiene y seguridad” en comedores y transportes escolares, y “monitorear la salud del personal y de los estudiantes, revisando las temperaturas antes de ingresar a las escuelas y contando con un mecanismo de derivación rápida al sistema de salud”. 

El regreso a las escuelas y el dilema de los “superpropagadores asintomáticos”

El aprendizaje

Por el lado de los contenidos, el informe advierte que “los logros de los estudiantes no alcanzarán lo esperado, serán muy heterogéneos según la solución aplicada” por cada país y, posiblemente, se “acentuarán las desigualdades en el aprendizaje y la conclusión de ciclos por quintil de ingresos”. 

En este marco, resaltó la necesidad de “reducir las brechas” mediante herramientas como “el diagnóstico académico, las adaptaciones diferenciadas del currículo, el desarrollo de recursos análogos y en línea y la aplicación de modalidades flexibles en las tres áreas base (lengua, matemáticas y ciencia)”. 

Además, pidió “revisar los regímenes de promoción para este año”, e hizo hincapié en “gestionar un previsible aumento de la demanda de educación pública por el golpe de la crisis sobre las finanzas familiares”.

Con respecto a los docentes, el BID indicó que los países tendrán que “reorganizar la planta de educadores”, a partir de acciones como “la creación de programas de voluntarios, con maestros en formación o jubilados, para apoyar a grupos de estudiantes que lo requieran”.