El 3 de julio se celebró el Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico con la intención de reducir el consumo de bolsas de plástico de un solo uso y fomentar su utilización responsable por el daño que causan al ambiente debido al tiempo que tardan en degradarse.

De acuerdo a cifras oficiales, alrededor de 5.000 billones de bolsas plásticas son consumidas anualmente en el mundo. De este total, un 70% termina en océanos y basureros y un 12% incineradas, con la consecuente generación de gases de efecto invernadero. La vida útil de cada bolsa varía entre los 15 y 30 minutos, sin embargo el tiempo de degradación asciende desde los 100 a 1.000 años. 

Qué son los plásticos 

El plástico, por definición, es un derivado del petróleo. A su vez, es uno de los residuos que más tarda en degradarse y, por su liviandad, suele flotar en cursos de agua para luego transformarse en microplásticos que la fauna confunde con su alimento. También se han detectado microplásticos en la sangre, en la leche materna o en placentas.

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), anualmente se producen en el mundo más de 400 millones de toneladas de plástico, sin embargo se recicla apenas el 9% de sus desperdicios. Ese 91% que no se reutiliza suele tener como destino el mar, en donde por efecto del agua se pueden fragmentar y generar microplásticos que afectan la vida marina.

Cabe destacar que las bolsas plásticas, en su mayoría, están fabricadas con polietileno de alta densidad (PEAD), polietileno de baja densidad (PEAB) o polipropileno (PP). Todos son polímeros plásticos ligeros y de alta resistencia.

Contaminación

Al mismo tiempo, datos oficiales reportan que una persona promedio podría estar ingiriendo cinco gramos de estos plásticos por semana, el equivalente al peso de una tarjeta de crédito. Esto convierte a Argentina en uno de los principales generadores de desechos plásticos del continente.

Una vez desechados, su proceso de fragmentación y degradación puede demorar cientos de años. Los océanos reciben más de ocho millones de toneladas de residuos plásticos, un grave impacto ambiental que se agrava año tras año y que afecta a la fauna marina que ingiere basura como alimento, antesala del fallecimiento de millones de animales. 

En Argentina se reciclan, en promedio, 307 mil toneladas de plásticos al año. Ese camino comienza en los hogares, separando en origen los residuos, poniendo los reciclables en bolsas de color verde y el resto en bolsas negras. De esta manera, las bolsas son el primer eslabón de la cadena de reciclaje, permitiendo su reutilización para hacerlo, y favoreciendo así nuestra huella sustentable. Este impulso es clave para una industria recicladora que crece, necesita más insumos y que está contribuyendo a generar menos residuos, cuidar el ambiente y generar trabajo para miles de familias.

La contaminación por plásticos es un problema mundial que requiere de acciones inmediatas. Actualmente, en el marco de Naciones Unidas y con la participación de Argentina, se está negociando un tratado internacional vinculante sobre contaminación plástica, el cual pretende incluir aspectos sobre el diseño de productos, la gestión de los residuos y la cooperación para la reducción de la contaminación, entre otros ejes. Se espera finalizar las negociaciones en corto tiempo (fines de 2024), lo que refleja la existencia de un acuerdo global acerca de la urgencia del tema.

Tratado

Frente a esta problemática, en marzo de 2022, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) aprobó la creación de un comité intergubernamental con el fin de negociar un Tratado Global de Plásticos

Desde el 29 de mayo al 2 de junio se realizó la Segunda Sesión del Comité Intergubernamental de Negociación (INC-2), cuyo objetivo fue enfrentar la grave contaminación por plásticos a lo largo de todo su ciclo de vida, desde la explotación de bienes comunes, pasando por la producción hasta el descarte. Esta resolución fue respaldada por representantes de 175 países, incluida la Argentina. 

En el marco de las negociaciones por el tratado sobre basura plástica, Argentina reiteró su compromiso “para llegar a un acuerdo concreto, con medidas vinculantes y no vinculantes que promuevan el uso responsable del plástico, con la finalidad de contribuir a un ambiente sano y al desarrollo sostenible”. 

El tratado, en definitiva, es un instrumento internacional jurídicamente vinculante sobre la contaminación por plásticos, en particular en el medio marino, y que se espera que concluya para finales de 2024.

Los objetivos del convenio son acabar con la contaminación por plásticos; proteger la salud humana y el medio ambiente de sus efectos adversos a lo largo de todo el ciclo de vida del plástico; y reducir su producción, uso y vertido mediante la promoción de una economía circular de los plásticos.

A su vez, propone algunas medidas de control que van desde establecer compromisos u objetivos determinados a nivel nacional, hasta imponer una moratoria a la producción de plásticos o prohibir, limitar y reducir su fabricación, exportación e importación.