El país atraviesa una transición demográfica que se caracteriza por un descenso de nacimientos y un aumento de la esperanza de vida. Este cambio ha sido muy marcado en la última década lo que demanda analizar distintos tipos de estrategias para reformular políticas públicas que abarquen desde la educación hasta un sistema previsional equilibrado.

De acuerdo a un informe elaborado por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), entre 2014 y 2019 la tasa de fecundidad bajó un 22%, el descenso más pronunciado desde que existen registros anuales de ese índice.

Rafael Rofman y Carola della Paolera, ambos autores del documento, analizaron que la baja de nacimientos se dio en todos los estratos socioeconómicos y fue especialmente fuerte entre las mujeres más jóvenes (con una caída de casi el 40% en las menores de 20 años). El estudio fue realizado en base a las Estadísticas Vitales del Ministerio de Salud de la Nación.

“El descenso de la fecundidad es un buen reflejo de lo que resultaron las medidas de prevención de embarazo no intencional”, señaló della Paolera.

“El descenso de la fecundidad es un buen reflejo de lo que resultaron las medidas de prevención de embarazo no intencional en la adolescencia”, señaló della Paolera a ElAuditor.info. Además enumeró otras razones como la ley de educación sexual integral, el mayor acceso a métodos anticonceptivos y destacó cambios sociales y culturales que incluyen a la cuarta ola del feminismo. "Hay mayor poder de decisión de las mujeres sobre la maternidad y también más inserción en el mercado laboral", subrayó la coordinadora de Protección Social de CIPPEC.

Un diagnóstico para apostar al futuro

Saber cómo está compuesta una población permite delinear políticas y asumir nuevos retos. La baja en la natalidad de los últimos años se traduce en que el país contará con menos adultos activos en el futuro en relación a las personas mayores ya jubiladas. Además, Argentina es uno de los países de América con mayor esperanza de vida, alrededor de los 77 años.

“El país está envejeciendo y es un momento estratégico porque estamos atravesando un bono demográfico”, explicó della Paolera. Esto significa que en las últimas décadas la proporción total de la población de adultos en edad de trabajar aumentó, pero con la baja natalidad este efecto comenzará a revertirse en unos 15 años. “Los niños y adolescentes deberán aumentar en el futuro su productividad o debemos pensar cómo hacer para alcanzar un sistema más sostenible y de equilibrio porque habrá más adultos mayores que los que estén en condiciones de trabajar”, indicó la analista.

La problemática es compleja y abarca distintas aristas como una reforma previsional pero también un fortalecimiento de las bases educativas y productivas para que las nuevas generaciones puedan compensar y sostener ciertas estructuras estatales. 

"Es muy alto el índice de pobreza infantil en el país: seis de cada 10 niños o niñas es pobre", afirman los analistas.

“Las bases se tienen que sentar hoy. Es muy alto el índice de pobreza infantil en el país: 6 de cada 10 niños o niñas es pobre. Mejorar las políticas de cuidado y de educación es clave. Estos cambios demográficos también traen oportunidades. Si se mejoran las condiciones macroeconómicas, de cuidado y educación en los niños vamos a estar más cerca de encontrar soluciones”, indicó.

En cuanto cómo impactó la pandemia en la transición demográfica, aun es una incógnita. “Recién se está analizando el registro de tasa de natalidad, son índices que recién a fines del año que viene podremos analizar”, señaló della Paolera.