El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación publicó en el Boletín Oficial la resolución 446/2020, a partir de la cual se aprueba un “código armonizado de colores para la identificación, clasificación y segregación de residuos domiciliarios”. La cartera propuso este sistema para que sea adoptado por las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 

Además, la normativa invita a los 24 distritos a “consensuar, en el marco del Consejo Federal de Medio Ambiente (COFEMA), condiciones y criterios técnicos y ambientales para la clasificación, separación, acopio, acondicionamiento y/o almacenamiento transitorio de residuos domiciliarios, a fin de unificar y armonizar aspectos principales en los eslabones de disposición inicial, recolección y transferencia en el procedimiento de gestión integral de los mismos en todo el territorio nacional”.

¿Cómo sería el nuevo código? El Ministerio en cuestión propuso que “como mínimo” las provincias incorporen un sistema de segregación binario: color verde para los residuos reciclables secos (papel, cartón, vidrio, plásticos, metales, textiles y madera) y negro para la basura. 

Una vez terminada esta etapa, cuando las provincias lo consideren oportuno en función a sus posibilidades, la idea es que se avance paulatinamente en un sistema que optimice aún más la gestión de residuos. Esto implicaría segregar con señaléticas: marrones (residuos orgánicos compostables), amarillas (plásticos), azules (papel y cartón), blancas (vidrio) y grises (metales).

El Ministerio propuso que los distritos instrumenten “un Plan Integral de comunicación, sensibilización y educación ambiental que sea eficaz y permanente a fin de lograr la adhesión continua de las partes interesadas”. Más allá de que la normativa interpela a las provincias para que generen contenedores mediante este código, la realidad es que se necesita educar para que la ciudadanía acompañe el plan. 

Argentina y la basura

Esta resolución se suma a una serie de normas nacionales y provinciales. A nivel macro hay cuatro grandes leyes: Residuos Industriales (N°25.612), Gestión de Residuos Domiciliarios (N°25.916), Gestión de Residuos Radiactivos (N°25.018) y Residuos Peligrosos (N°24.051). Puntualmente, en la Ciudad de Buenos Aires, también está la Ley de Basura Cero desde el 2005. 

Se propone un Plan Integral de comunicación, sensibilización y educación ambiental que sea eficaz y permanente

La ley 25.916, sancionada en 2004, establece los presupuestos mínimos de protección ambiental para la gestión integral de residuos domiciliarios. Se entiende como domiciliario a "aquellos elementos, objetos o sustancias que como consecuencia de los procesos de consumo y desarrollo de actividades humanas, son desechados y/o abandonados". Los mismos se producen en casas, industrias, comercios, etc. 

En el artículo 8 de esa norma se dispuso que “las autoridades competentes promoverán la valorización de residuos mediante la implementación de programas de cumplimiento e implementación gradual”. A pesar de este punto y de otros dos similares, la ley no le puso plazos a las provincias ni tampoco un plan estratégico específico

En el año 2017 ingresó al Congreso un proyecto del diputado (MC) Ramón Ernesto Bernabey para modificar los artículos 8, 10 y 13 de esa ley. El texto proponía metas más claras como que en el caso de poblaciones superiores a treinta mil (30.000) habitantes las autoridades competentes "establecerán la clasificación de los residuos en dos o más tipos para su disposición inicial selectiva y formularán programas a tal efecto que incluyan metas progresivas”. El documento quedó sin estado parlamentario.

El caso porteño

En la Ciudad de Buenos Aires, la ley 1854 de Gestión de los Residuos Urbanos (Basura Cero), sancionada en 2005, propone la progresiva reducción de la cantidad de basura que se entierra mediante el crecimiento de las industrias asociadas al reciclado y la reducción en la generación de residuos ¿Se cumple?

Según un informe de Greenpeacelos residuos sólidos urbanos aún constituyen una de las problemáticas más graves de la Ciudad”. El documento afirma que la mayor parte de la basura es enviada a rellenos sanitarios, “cuando la meta fijada por la ley era una reducción escalonada del 30% para 2010, del 50% para 2012, y un 75% para 2017”. No obstante, en 2017 "se llegó a un 26% de reducción de residuos, es decir, no se cumplió ni siquiera el primer objetivo del plan”, explicaron.

Sumado a esto, "la Legislatura de la Ciudad aprobó el 3 de mayo de 2018 la modificación de la Ley de Basura Cero para permitir la incineración de residuos, una tecnología obsoleta y contaminante, explícitamente prohibida en el texto original”, argumentaron desde la ONG.

Los datos publicados por el Gobierno porteño marcan que entre 2007 y 2019 se recolectaron 1.500.000 toneladas de residuos en promedio. Además entre 1995 y 2019, cada habitante por día desecha unos 1,35 kilogramos de basura.