La salud es un derecho humano fundamental garantizado por la Constitución Nacional. El Estado tiene la obligación de ejecutar, diseñar, planificar y llevar a cabo las acciones necesarias para asegurar no solo el funcionamiento, sino también el acceso universal a prestaciones básicas, el mantenimiento del nivel de cobertura y la regularidad en la calidad del servicio de salud.

Para tener una noción mínima del esfuerzo público que implica sostener activo el sistema de salud, un estudio de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) identificó 34 organismos de la Administración Pública Nacional (APN) que implementaron, durante 2021, 421 actividades y obras destinadas a la promoción de la salud, lo que representó el 3,3% del PBI y un 14,8% del presupuesto nacional.

Desde Fundación Éforo nos propusimos ofrecer una visión general del sistema de salud en Argentina y, en particular, focalizar el análisis sobre la medicina prepaga, la cantidad de afiliados declarados en la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS), el impacto jurisdiccional de los aumentos en las cuotas y el nivel de cobertura, entre otros puntos. 

El informe fue desarrollado en base a información pública con el fin de comprender la estructura del sistema de salud y su importancia al momento de debatir y consensuar sobre los diagnósticos, problemáticas y posibles acuerdos que garanticen el acceso universal e igualitario a la salud de la ciudadanía.

La concentración de afiliados en pocas empresas, las limitaciones para el ingreso de nuevos competidores y las disparidades en el acceso a la atención médica que dificultan sostener la equidad en el propio sistema de salud son algunas de las observaciones destacadas del documento. También la desarticulación que hoy se registra entre los tres actores clave que conforman el sector. 

El sistema de salud actual, producto de políticas públicas erráticas, altos costos, amparos judiciales a demanda y la ausencia y/o la saturación de los hospitales públicos, trata de esquivar la atención de los mayores, de las poblaciones en riesgo y burocratiza el tratamiento mediante trabas y aumentos”, indicó el presidente de Éforo, Federico Recagno.

Radiografía del sistema de salud actual

En Argentina, el sistema de salud está conformado por tres actores clave, cada uno dirigido a diferentes segmentos poblacionales. En primer lugar está el sector público, que es utilizado principalmente por aquellos que no tienen otro tipo de cobertura. Está disponible para todos los residentes del país. Aproximadamente, 17 millones de personas acuden a la salud pública.

Luego le sigue el sector de la seguridad social obligatoria que cubre sobre todo a los trabajadores formales del país. Este segmento de la población representa un 61% del total de habitantes: 28,5 millones de personas. Y por último, el sector privado, al que se accede mediante el pago directo por parte de los afiliados. Esta parte de los servicios de salud alcanza al 13,6% de la población.

En el marco de la Ley 26.682, todas las entidades que operan en el sistema están obligadas a ofrecer como mínimo los servicios de salud estipulados en el Programa Médico Obligatorio (PMO) y en el Sistema de Prestaciones Básicas para Personas con Discapacidad. A su vez, las entidades de medicina prepaga tienen la opción de brindar servicios a través de sus propios centros de atención o mediante la contratación de terceros (por ejemplo, clínicas o sanatorios).

Desde el Sistema de la Seguridad Social Obligatoria, diversas obras sociales ofrecen a sus afiliados lo que se llama "planes superadores", que van más allá del PMO al incluir prestaciones adicionales. Para ello, algunas obras sociales establecen acuerdos con entidades de medicina privada con el objetivo de ampliar la cobertura de servicios a sus afiliados. Los afiliados que optan por esta cobertura derivan sus aportes a la seguridad social para financiarla, cubriendo la diferencia entre el monto aportado y el precio del plan elegido. 

A mayo de 2021, existían 159 entidades de medicina privada registradas en el país, para dar cobertura a 6.218.032 personas, entre afiliados titulares y familiares adherentes. El 75,5% de los afiliados del total del sector privado se distribuyen entre las sociedades comerciales (39,3% de los afiliados) y obras sociales con planes superadores (36,2% de los afiliados). Solo estos dos formatos de medicina prepaga representan el 54,5% de las entidades de este sector. Por su parte, las mutuales representan el 32% de las entidades de la medicina prepaga, pero ofrecen servicios de cobertura al 11% de los afiliados del total del sector privado.

Las principales sociedades comerciales de la medicina prepaga, que dan cobertura  aproximadamente a 2,4 millones de personas de manera directa, son Swiss Medical, que cubre a más del 30% de estos afiliados, Galeno, con más de 500.000 afiliaciones, y un tercer bloque compuesto por Omint, Medicus y Paramedic, cada una con más de 100.000 afiliaciones. Las cinco empresas mencionadas concentran el 80% del total de afiliados en las sociedades comerciales. El 20% restante de las sociedades comerciales tiene menos de 1.000 afiliados por entidad. Del lado de las obras sociales con planes superadores, que abarca un universo de aproximadamente 2,2 millones de afiliados, el 86% están afiliados a OSDE. Mientras que en 28 obras sociales con planes superadores se concentra el 3,5% de los afiliados.

Concentración e inequidad

El informe de Éforo señala que existe una gran cantidad de afiliados en pocas empresas o entidades prestadoras de servicios de salud, lo que aumenta la probabilidad de que se produzcan comportamientos típicos de mercados concentrados. En estos escenarios, las empresas pueden actuar de manera coordinada para aumentar los precios y limitar la competencia interna, así como restringir la entrada de nuevos competidores.

Se identificaron disparidades en el acceso a la atención médica entre diferentes regiones del país, lo cual dificulta la equidad del sistema.

Otro de los aspectos a tener en cuenta al momento de analizar el sistema de salud es la fijación de las primas o cuotas de las prepagas y su impacto sobre la población. Además de haber identificado disparidades en el acceso a la atención médica entre diferentes regiones del país, lo cual dificulta sostener la equidad en el propio sistema de salud, se confirma que las necesidades de atención médica varían según la composición demográfica de la población en cada jurisdicción.

En términos generales, se aprecia una mayor concentración de afiliados a la medicina prepaga en jurisdicciones densamente pobladas y con los niveles de ingresos más altos que en otros lugares. Mientras que el promedio nacional de afiliación a la medicina prepaga es 13,6%, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) presenta un porcentaje mayor de su población afiliada a la medicina prepaga, con un impresionante 45,4%. Dado este alto porcentaje, cualquier modificación en el precio del servicio tendría un impacto significativo en un gran número de personas en la CABA. 

Sistema de salud argentino: un derecho entre la fragmentación, la baja competencia y el acceso limitado

Cómo optimizar el sistema

En el informe se destaca que para optimizar el funcionamiento y mejorar los servicios brindados debe haber una coordinación dinámica entre los tres actores que hacen al sistema de salud argentino. La persistente desarticulación entre los subsistemas afecta directamente a la cobertura y extensión de las prestaciones, como también pone en riesgo el financiamiento y el uso racional de los recursos, acentuando aún más el carácter segmentado y fragmentado de los servicios de salud. 

Desde la teoría económica y la experiencia de otros países, un gobierno puede desplegar un conjunto de medidas que van desde regular precios máximos, fomentar la competencia, incentivar la transparencia de costos generales de los servicios de salud, implementar mecanismos de evaluación de los servicios prestados, detectar y prevenir acciones anticompetitivas, entre otras.

“Se busca dar salud a los sanos”, sostuvo el presidente de Éforo, Federico Recagno.

“En la Edad Media, los leprosos de un lugar eran obligados a llevar cencerros en el cuello para que el resto de los pobladores los escucharan venir y pudieran evitar el contacto con ellos. Era el resultado de la ignorancia. Se sigue escuchando el sonido de los cencerros de gran parte de la ciudadanía y se busca dar salud a los sanos”, señaló Recagno. 

La actual situación plantea un escenario complejo que requiere alinear los principios de la libre competencia con la necesidad de proteger y garantizar el derecho humano fundamental a la salud. El establecimiento de vasos comunicantes entre la salud pública, la seguridad social y la medicina prepaga es fundamental al momento de abrir un debate que aspire a la construcción de acuerdos para garantizar la equidad, integración y calidad en el acceso a la salud de la ciudadanía.

Para profundizar aún más en el tema y porque analizar la realidad es también participar, desde Fundación Éforo te invitamos a conocer los informes técnicos y ciudadanos disponibles en nuestro sitio web.