Aprender a leer y escribir es fundamental para el desarrollo personal, la participación en la sociedad y la adquisición de conocimientos. Estas habilidades no solo son esenciales en la vida cotidiana, sino que también son pilares fundamentales para el progreso individual y colectivo. 

A pesar de habitar en un mundo digitalizado, precisamos de la lectura y la escritura como herramientas fundamentales que nos permiten expresarnos e interpretar la realidad que nos rodea. Por ello es que el aprendizaje de lengua forma parte de los contenidos establecidos en los Núcleos de Aprendizaje Prioritarios, una base común para la enseñanza en todo el país, establecida a partir de los acuerdos alcanzados en el Consejo Federal de Educación entre el Ministerio Nacional y las distintas provincias.

Sin embargo, los resultados educativos en Argentina no terminan de garantizar que todos los niños y niñas terminen la escuela con conocimientos suficientes en esta materia: según la Prueba APRENDER 2021 –última evaluación de carácter censal realizada a alumnos de escuela primaria de todo el país– un 22,3% obtuvo un desempeño por debajo del nivel básico y un 21,7% un desempeño básico. Esto significa que un 44% de los estudiantes de primaria no alcanzaron el nivel satisfactorio, con el mínimo de conocimientos requeridos por los Núcleos de Aprendizaje Prioritarios para dicho segmento educativo.

Esta situación se puso en evidencia de manera incontrastable a través de los resultados de la Prueba APRENDER, pero era verificada y denunciada por millones de padres y madres que comprobaban personalmente que sus hijos e hijas leían con dificultad a pesar de encontrarse en instancias avanzadas de escolarización. Estos mismos familiares fueron los que alertaron sobre el impacto negativo del cierre de escuelas sobre la educación de sus hijos durante la pandemia, o quienes reclamaron contra los paros docentes que quitan días de clase fundamentales para el aprendizaje.

A principios de mayo de este año, Argentinos por la Educación junto a otras organizaciones de la sociedad civil como Asociación Conciencia, Educar y Crecer, ACDE, el Grupo de Fundaciones y Empresas (GDFE), Help, Enseñá por Argentina, Junior Achievement, Fundación Leer, FONBEC, Minkai, Fundación Más Voces, Reciduca, Fundación Varkey, entre otras, lanzaron la campaña “No entienden lo que leen” para visibilizar la situación crítica de la comprensión lectora en Argentina y promover la prioridad de la alfabetización en la agenda educativa. De este modo buscaron que la sociedad en general se involucre en la temática generando una mayor concientización sobre este grave problema que afecta el presente y compromete nuestro futuro.

Recientemente, esta misma organización lanzó el “Compromiso por la Alfabetización” junto a 130 organizaciones de la sociedad civil. La campaña buscaba poner el problema de la educación en el centro de la agenda política durante este año electoral, y consiguió la adhesión de Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta, Sergio Massa, Juan Grabois y Javier Milei, precandidatos a presidente de la Nación en las elecciones PASO del 13 de agosto. 

Con su firma, cada uno de ellos se comprometió a garantizar un plan para priorizar las políticas de alfabetización, incluyendo el apoyo técnico a las provincias y la transferencia de recursos, además de la implementación periódica de Pruebas Aprender en 3er grado que evalúen la comprensión lectora en caso de ser electos. La campaña también recogió la adhesión de algunos gobernadores –recientemente electos o en funciones– que se comprometieron a lograr que todos los estudiantes terminen tercer grado comprendiendo lo que leen, invirtiendo recursos, ejecutando un plan y visibilizando sus resultados.

En un país cuya Constitución Nacional reconoce el Derecho a la Educación y ratifica los Tratados Internacionales en la materia, los cuales consagran este derecho como un Derecho Humano, no debiera hacer falta firmar ningún compromiso para garantizar algo que constituye una obligación del Estado. La realidad indica que este derecho está lejos de cumplirse y tal vez la firma de este compromiso refuerce el sentido de responsabilidad de este Gobierno y el que vendrá, en pos de garantizar el efectivo cumplimiento de este derecho fundamental, logrando que cada niño y niña de Argentina salga de la escuela sabiendo leer y escribir.