Día Mundial del Niño: derechos para el desarrollo de la infancia
La situación de la infancia no siempre fue tenida en cuenta por sociedades y gobiernos. Desde tiempos remotos en que los niños eran considerados propiedad de sus padres, sometidos a trabajo forzoso o matrimonios de conveniencia, o meros entes que transcurrían sus primeros años de vida sin que sus necesidades más básicas fueran cubiertas, la historia de la humanidad tuvo que atravesar milenios enteros para que la infancia empiece a ocupar un lugar de relevancia en la consideración de gobiernos, sociedades y familias.
Fueron las atrocidades cometidas en la Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias devastadoras a todo nivel, las que sumieron a los niños de Europa en una situación muy precaria. A partir de esa situación, las Naciones Unidas decidieron avanzar en la creación de una nueva agencia que pudiera proveer a la infancia desamparada comida, vestimenta, asistencia sanitaria y todo lo necesario para su desarrollo integral: de esta manera nace UNICEF en 1953, como una organización permanente dentro del sistema de la ONU. En la actualidad esta organización trabaja “en más de 190 países y territorios para ayudar a toda la infancia; sus esfuerzos se centran (..) en llegar a los niños más vulnerables y excluidos”.
Hace sólo algunos días se celebró otro Día Universal del Niño establecido por la ONU, en conmemoración de la adopción de la Declaración Universal de los Derechos del Niño (1959) y la aprobación de la Convención de los Derechos del Niño (1989). En esta última se establecen una serie de derechos para niños y niñas, tales como a la vida, la salud y la educación. También se consagra el derecho a la vida familiar, a la protección frente a la violencia y la discriminación, y a que sus ideas y opiniones sean escuchadas. Así es como esto se convirtió en un estándar internacional para la protección de la infancia, poniendo en cabeza de los Estados la responsabilidad de cumplirlos, pero también sobre padres y madres, comunidad educativa, líderes religiosos, figuras del mundo empresarial, medios de comunicación y sociedad civil, una importante tarea en velar para su efectivo cumplimiento.
En un mundo interconectado, donde la información fluye rápidamente y las tecnologías cambian de manera vertiginosa, la niñez debe ser apoyada con herramientas y oportunidades que les permitan desenvolverse en este entorno en constante evolución. El Día Mundial del Niño, en sintonía con el Día Internacional de la Alfabetización, pone de relieve la importancia de garantizar que cada niño tenga acceso a la educación, así como también a un entorno seguro y propicio para su crecimiento y desarrollo.
Sin embargo, nos enfrentamos a una realidad sumamente preocupante. A pesar de los esfuerzos globales, millones de niños en todo el mundo aún no tienen garantizados sus derechos y carecen de acceso a una educación adecuada. La pandemia de COVID-19, junto con otros problemas de orden global, han exacerbado estas desigualdades, dejando a muchos niños sin acceso a la educación básica y a entornos seguros para su desarrollo. En el caso específico de Argentina, como en muchos otros países, persisten desafíos en el sistema educativo que impactan directamente en la niñez. Crisis socioeconómicas, problemas estructurales en el sistema educativo y dificultades para garantizar la calidad de la educación son temas que requieren atención urgente.
En este contexto, el Día Mundial del Niño no solo conmemora la importancia de proteger a los más jóvenes, sino que también nos insta a reflexionar sobre los desafíos actuales y futuros que enfrenta la infancia en todo el mundo. Es esencial que gobiernos, organizaciones internacionales, sociedad civil y la comunidad en su conjunto unan esfuerzos para garantizar que cada niño tenga acceso a una educación de calidad y a un entorno que fomente su desarrollo integral. Este día es otra oportunidad para recordar que cada niño y niña son sujetos de derecho, independientemente de cuál sea su origen, situación socioeconómica o geográfica. Sólo a través del compromiso conjunto podemos construir un mundo donde la niñez sea protegida, respetada y tenga las herramientas necesarias para alcanzar su máximo potencial.