Soy donante. Doy brazos y pecho para abrazos de duelo, de festejo, de bienvenidas y despedidas.

Dono garganta, va con las palabras que no dije, para risas, para gritos de aliento, con afonías y ahogos.

Doy memoria, acaso una tierra para habitar historias de la infancia. Que allí lleguen las mejillas en rosa, el pequeño presente de haber sido pequeños.

Dono rodillas. Dos. Para las plegarias desesperadas y los agradecimientos. Una se apoya con fe, la otra no, y juegan a alternarse.

Aporto mis manos, para golpear las puertas de la persona que querés amar. Los sueños pretenden que les avisen para poder asomarse.

Soy donante. Es poco lo que entrego  y encima pongo condiciones. Exijo buenas voluntades para el uso de cada una de estas piezas. No es generosidad, es que no saben hacer otra cosa.